Medio Ambiente
Tres nuevos árboles se unen al ‘Bosque de las almas’ del alto de Mostelares
Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago rinde homenaje a tres compañeros fallecidos con la plantación de tres árboles y sendas placas
Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago rindió homenaje a tres de sus compañeros fallecidos: Restituto ‘Resti’ Gutiérrez, Justiniano ‘Justi’ Infante y José Ignacio Díaz, con la plantación de tres árboles y la colocación de sendas placas a sus pies. Para ello, durante la mañana de hoy, una treintena de personas, llegados de diversas zonas de España, que conocían a los tres homenajeados, subieron hasta el alto de Mostelares, que se ubica en el Camino de Santiago a su salida de Castrojeriz (Burgos).
Se trata de una costumbre que inició Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago en 2015, por la cual, cuando uno de sus compañeros fallece, plantan un olivo, un almendro o una encina en su memoria en una zona a la que denominan ‘El bosque de las almas’. Es una forma de recordar y rendir homenaje a estas personas que pertenecieron a Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago, el programa de acogida y hospitalidad de la Federación Española de Asociaciones del Camino de Santiago.
El acto celebrado tenía una especial importancia para el grupo, dado que uno de los homenajeados era José Ignacio Díaz, creador de Hospitaleros Voluntarios, párroco de Santiago el Real de Logroño, peregrino y hospitalero, además de “figura señera y referente en el Camino de Santiago”, así lo definen sus propios compañeros. “Hemos crecido a su sombra, con sus ideas y enseñanzas”, afirma en declaraciones a Ical una de las voluntarias, Ana Barreda, que puso en valor la “especial” figura de Díaz y todo lo que supuso su labor para este programa de acogida.
“Era un histórico del Camino de Santiago en el tiempo en el que el Camino resurge”, explica Barreda. De hecho, la idea de acogida tradicional, voluntaria y fraternal que caracteriza a este grupo de voluntarios surgió de él, y se presentó en el I Foro Internacional del Camino de Santiago, que se celebró en Jaca (Huesca) en 1987, con el fin de atender a los peregrinos cuya cifra iba en aumento en la década de los ochenta. El grupo surge de forma “oficial” en 1990, y desde entonces continúan en el Camino. De hecho, tal y como recuerda Barreda, el primer albergue que atendió esta organización, y que ellos mismos pusieron en marcha, se encuentra en Hornillos del Camino (Burgos).
Por su parte, Resti Gutiérrez fue durante muchos años el responsable del albergue municipal de Castrojeriz (Burgos).“Era un hospitalero pero dedicó todo su tiempo en el Camino al albergue. Hacía una labor fenomenal con los peregrinos. Era afable y cercano”, recuerda la voluntaria. A él se une otra gran figura, Justi Infante, un “trabajador humilde y cariñoso”, que llegó al Camino de Santiago gracias a su doctora, que le recetó hacerlo. “Se enganchó y una cosa llevó a la otra”, recuerda Barreda.
Tras la plantación de los árboles, traídos expresamente desde Tarragona por un hospitalero voluntarios, se procedió a colocar las placas de cerámica, que salen del taller de un ceramista de Trina, en Sevilla, y se puso en valor la labor que en vida realizaron los tres voluntarios. Posteriormente, ya en el pueblo de Castro, Huesca, Tarragona, Sevilla, Madrid, Palencia, La Rioja, Alicante y Vizcaya, todos los asistentes, que viajaron hasta la provincia burgalesa desde Barcelona, asistieron a una misa por los peregrinos y hospitaleros fallecidos, y una posterior comida de fraternidad.
35 años de historia
Según explica Barreda, tras 35 años de historia, Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago cuenta hoy con voluntarios de más de 60 nacionalidades y más de 7.000 peregrinos se han unido a esta práctica de acogida y hospitalidad tradicional en el Camino. Además, durante este tiempo, han atendido en más de 80 localidades tanto en el Camino Francés como en la Vía de la Plana, el Camino del Norte, el Camino de Madrid o el Camino del Ebro.
Llevan a cabo una hospitalidad basada en “criterios humanistas” y en la “gratuidad” tanto del que lleva a cabo la acogida como de la persona que acogen. Barreda explica que para ello se basan en la idea del “donativo libre y sin cuantificar” que reciben de los peregrinos para el mantenimiento del albergue. Para pertenecer a esta organización deben cumplir un requisito: haber realizado el Camino de Santiago, dado que entienden que esto les aporta una mayor “empatía” para entender aquello por lo que están pasando los peregrinos, dado que ellos también lo vivieron.
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