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Angela Merkel: de icono político a detective privada novata

David Safier tira de imaginación y grandes dosis de libertad creativa para mostrar en «Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada» el lado más íntimo de la política alemana
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  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Cuesta imaginarse a la catorce veces nombrada “mujer más poderosa del mundo”, al bastión económico de la refundación europea más determinante de la última década, sonriendo con una placentera mueca de satisfacción mientras cocina pasteles. O dirigiéndose a su marido con el apelativo irritablemente cursi –rayano en lo estomagante– de “bizcochito”, deleitándose con las mundanas y bucólicas estampas de la vida rural que ofrece la región alemana de Uckermark o incluso enfundándose unos guantes blancos al más puro estilo Miss Marple para intentar resolver un intrigante crimen. Cuesta, en definitiva, pensar en Angela Merkel siendo persona y no política, disociar el marco gubernamental que ha cercado su trayectoria profesional de su parcela más íntima plagada de comportamientos, manías y afectos terrenales, tan parecidos a lo experimentado por los de abajo y alejados al mismo tiempo de los de arriba.
Sin embargo, debido al reciente anuncio de su retirada definitiva del cargo la especulación acerca del rumbo de su futuro, de sus nuevos espacios de tiempo (¿todas las horas desperdiciadas, los días mal invertidos o las pasiones nunca realizadas se recuperan con la jubilación?), de una realidad hasta el momento poco transitada alejada de la grandilocuencia de los grandes asuntos que resuelven –cada vez peor, de forma cada vez más atropellada– los problemas del mundo, se vuelve irresistible para mentes tan ingeniosas, desprejuiciadas y creativamente libres como las de David Safier.
Discreta vida privada
El exitoso autor de “Maldito Karma” o “Jesús me quiere”, voz narrativa reconocible por el tono ligero y humorístico con el concibe la escritura, ha decidido trasladar ahora todas esas elucubraciones al papel a través de “Mis Merkel. El caso de la canciller jubilada” (Seix Barral) y configurar el perfil de una Merkel entrañablemente jubilada, imaginada –no son estrictamente reales todos los escenarios que figuran en el libro– e inspirada en los envoltorios literarios de las novelas de Agatha Christie, consiguiendo así que el lector se sumerja en las hilarantes situaciones que se le van presentando de forma sucesiva a la canciller tras su implicación involuntaria en la investigación de un asesinato después de trasladarse a un pequeño pueblo de la Alemania rural con su marido (el reservado químico Joachim Sauer), su incondicional guardaespaldas y su perro Putin, cuyo nombre tiene mucho de literal.
Merkel forma parte de la vida de los alemanes. Mis dos hijos, uno tiene 22 y el otro 26, no han conocido a otra canciller a lo largo de toda su vida. ¿Qué sabemos de ella y de su plano privado? Muy poco. Que tiene miedo a los perros, que le encanta cocinar, hacer repostería y la región de Uckermark. Eso en resumidas cuentas me ha permitido tener muchísima libertad para inventarme su vida privada, basándome por supuesto en unos cuantos datos verídicos como el hecho de que está casada con un químico cuántico. Pero es curioso, porque me he inventado una historia que coincide con la que tienen muchos alemanes de su vida privada. Algunos me han dicho: “es justo como yo me imaginaba que era la vida de la canciller””, afirmaba orgulloso el escritor de Bremen en el luminoso y apacible interior de la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro durante la presentación en Madrid.
En cuanto a la pátina de humor con la que casi siempre procura revestir sus historias, el autor añade: “aunque no lo parezca como escritor me interesan mucho los temas dramáticos y ahora por ejemplo he escrito un guion que se está convirtiendo en una película, una coproducción hispano británica y el director es Rodrigo Cortés. Es una película que se presentará por primera vez en España, en diciembre y también se desarrolla en el gueto de Varsovia como mi novela “28 días” aunque no sea exactamente lo mismo. Con esto quiero decir que este tipo de historias, más reflexivas y dramáticas siempre me preocupan, aunque ahora lo que nos ocupe sea Angela Merkel. Por otro lado, me fascina también escribir comedia y de hecho escribo más libros de humor que dramáticos. Podría decir que me gustan los dos géneros pese a que se me catalogue normalmente de autor de humor (cosa que me encanta)”.
Habituado a la venta masiva de ejemplares, Safier recalca que en Alemania (lugar donde se publicó originariamente el libro a mediados de marzo antes de aterrizar en España) el libro lleva treinta semanas en la lista de los más vendidos. Y es que Merkel, con su lánguida mirada de San Bernardo y sus simpáticos andares combados, ha logrado cohesionar ideologías opuestas y hermanarlas en torno a una forma ya no de hacer, sino de estar en política, tal y como ejemplifica el propio autor: “ay que tener en cuenta que en Alemania Merkel es la política más popular desde luego. Sobre todo entre gente que no la vota. Yo soy votante de los verdes y tengo un vecino que es comunista de toda la vida, siempre ha votado al Partido Comunista y sin embargo la admira mucho. Todo el mundo dice que ella no está en política para meterse dinero en el bolsillo ni por poder. La gente está convencida de que Angela Merkel no se deja corromper, algo que demuestra el hecho de que se ha despedido voluntariamente de la política. Ha sido capaz de imponerse a muchísimos hombres, tiene un estilo alejado de la testosterona y tampoco es una señora a la que le guste hacer márketing ni aparecer constantemente en televisión”, apunta.
No puede evitar aferrarse a la nostalgia cuando piensa en el recorrido de la canciller, “desde luego lo que está claro es que Merkel tiene un estilo político para nada comparable al de Boris Johnson, Donal Trump o Viktor Orbán. Estoy absolutamente convencido de que echaremos de menos ese estilo de hacer política. Por otro lado, es muy posible que vayamos a tener en Alemania como canciller a un hombre que ha estado en la campaña electoral proclamando que él es la versión masculina de Angela Merkel. Lo que sabemos al menos es que en Alemania no va a haber un populista liderando el gobierno” y se muestra especialmente comedido a la hora de valorar la situación política en España: “Si se me pregunta por España tengo que decir que a mí me encanta, me gustan mucho los españoles, considero que es una población bastante sosegada, con un temperamento que me agrada. Pero si se ve a España desde la distancia y se leen los artículos de prensa relacionados con ella, uno observa que el populismo aquí está subiendo. Todo el conflicto relacionado con Cataluña siempre aparece destacado en los medios alemanes pero realmente nadie logra entenderlo. Es una pena que España no sea tan relevante para la política Alemana como Francia, Polonia o Hungría. Creo que por desgracia los españoles están más interesados en los alemanes que a la inversa”.
Reconoce Safier, que la inspiración le sobrevino por la noche, que es cuando se activa casi siempre la magia de la muñeca: “En 2009 mi agente y yo nos preguntamos: qué hará la canciller cuando se jubile. Por aquel entonces intuíamos que iba a desaparecer del foco mediático, estábamos convencidos de que no iba a seguir en política ni de que iba a aceptar un puesto en ninguna empresa y por la noche justo estaba viendo en la tele una serie del inspector Colombo con Peter Ford y de repente hice clic. Pensé: esto podría ser algo para ella, resolver algún asesinato. Y también me acordé de la protagonista de las novelas de Agatha Christie. Me tenía que poner con ello”. Lo cierto es que la ficción y la realidad necesitan pocos incentivos para tocarse y Merkel ha recibido el libro. “Nos han dicho que se ha alegrado mucho aunque no creo que lo haya leído todavía, pero confío en que lo haga pronto”, señala. Ya pueden olerse desde aquí los “cupcakes” de celebración cuando lo abra.

De Berlín a Uckermark

Lejos de querer plantear una idealización de la tranquilidad del campo frente al ajetreo de las grandes ciudades, Safier comenta que uno de los motivos que le empujaron a trasladar a Merkel al ámbito rural es porque quería confrontarla con un mundo que prácticamente no conoce y alejarla del centro neurálgico donde se desarrolla la vida política. “A mí personalmente no me gustaría en absoluto vivir en el campo, pero la decisión de situar la novela allí es porque Angela Merkel tiene en su vida real una casa de vacaciones justo en esa misma región. En el libro hay mucho humor, pero también muchos tics de Agatha Cristhie. Es una especie de “cozy crime novel”, es decir, novelas que se desarrollan en pequeños pueblos en zonas rurales. Pretendía desde el principio alejarla de donde se desarrolla habitualmente la vida política, que es Berlín en este caso y crear así una gran diferencia respecto de la vida que ha tenido hasta la fecha. Lo que hago en el libro es describir la clásica situación del pez fuera del agua o del pulpo en el garaje”, comenta el autor.