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Música

Dorian, una maquinaria musical contra la injusticia

El grupo ha lanzado “Ritual”, nuevo álbum enteramente realizado durante la pandemia y que, en sus canciones, refleja la situación social que nos rodea

Marc Gili (voz y guitarra), Belly Hernández (piano), Bart Sanz (bajo) y Lisandro Montes (de izqda. a dcha.)
Marc Gili (voz y guitarra), Belly Hernández (piano), Bart Sanz (bajo) y Lisandro Montes (de izqda. a dcha.)Sergi MargalefSergi Margalef

Dorian es una moneda con varias caras, un pulpo con una serie de magnéticos tentáculos, un árbol con raíces extendidas por el terreno, arraigadas en sentir, escuchar, observar, para más tarde expresar. Marc Gili, voz y guitarra del grupo, explica a LA RAZÓN que “nos gusta que los Dorian de hoy en día sean eclécticos, que no sean planos, que disparen flechas creativamente hacia diferentes lugares. Porque creo que el motor de la música popular en el siglo XXI será la mezcla, el riesgo, el gusto por mezclar diferentes estilos, jugar con la música y no tener miedo”. En este sentido, y bajo esa firme premisa de alzar la voz, han lanzado un nuevo álbum, “Ritual”, que el artista define con una palabra: “Cosmopolitismo. Una idea que, como mecanismo social nos salvaría del prejuicio de odiar al diferente”. Un concepto que, además, “evitaría las distinciones que están provocando guerras y desastres, como lo que está ocurriendo entre Vladimir Putin y Ucrania”, añade Gili.

De esta manera, Dorian, integrado también por Belly Hernández (piano), Bart Sanz (bajo) y Lisandro Montes (guitarra), lanza un álbum “enteramente creado a lo largo de este fenómeno de la pandemia mundial, que ha tenido un reflejo de lo que es la situación en las canciones. Estos años han ayudado a que algunos letristas empaticemos más con el cuerpo social, y hablemos menos de nuestras cosas personales”, confiesa Gili. Plasmando, por tanto, una actualidad que, “desde mi punto de vista y desde el suceso de las Torres Gemelas, inicio del siglo XXI, es apasionante”. Es el caso de “Techos de cristal”, tema que no solo habla de empoderamiento feminista, sino que es un reclamo de que “una vez las mujeres se empoderen definitivamente, nos enseñen a los hombres a ejercer el liderazgo de otra manera, sin testosterona, de manera empática, no violenta”, explica Gili de manera telefónica, pues en el momento de esta conversación el grupo se encontraba de promoción en México. Así como en “Dual” reivindican “el derecho de ejercer la libertad sexual sin ningún tipo de complejos y de caminar hacia la normalización definitiva, hacia ese día en que ya no haga falta un día del orgullo LGTBI”. Por su parte, en “Mundo perdido”, el grupo alerta “sobre los peligros de un mundo acrítico, generado a través de las pantallas y de la lectura únicamente de titulares, sin profundización”, continúa Gili, “luego está ‘Tornado’, una canción que habla de la gentrificación en ciudades como Madrid, Barcelona o DF, un proceso que nos preocupa bastante”.

Un viaje por el mundo

Con esto, matiza el artista que el objetivo de estas letras “no es adoctrinar ni escribir las recetas a la gente para explicarles cómo tienen que vivir. Simplemente ilustramos con palabras y música lo que vemos en la calle”. Eso sí, si estas herramientas sirvieran para revertir de manera instantánea y radical una sola injusticia, Gili no lo piensa y asegura que sería “el racismo. Va siendo hora de terminar con él, hay que erradicarlo, y a veces es involuntario”. En este sentido, cuenta una anécdota: “El otro día una chica negra se quejaba de que, mientras cuidaba a su suegro, al que quiere mucho, en el hospital, las enfermeras pensaban que era su cuidadora. Ni siquiera se habían planteado que fueran familia. Me gustaría romper ese techo en este siglo XXI, que a nadie se le prejuzgue por el color de su piel”, reivindica.

“Ritual” es, en definitiva, “un disco inquieto, que enciende la linterna para iluminar rincones de lo que está sucediendo en la sociedad, en forma de canciones”, define el músico, así como resalta cómo el álbum “plantea un diálogo musical entre Europa y América Latina. Tiene canciones orientadas al baile, al pop electrónico, al house de corte francés o a un beat caribeño, argentino o brasileño. Queríamos crear en el oyente la sensación de estar viajando por el mundo”, concluye.