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“Red Cunt”: la menstruación en primer plano

La directora Toti Baches analiza los tabúes y las diferentes concepciones erróneas alrededor de la regla, en una película a medio camino entre lo didáctico y lo reivindicativo
TONEDMEDIA
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Si hay algo que nos ha enseñado la sucesión de eventos históricos de los últimos años, desde el sufrimiento por estrés de las democracias occidentales hasta la irrupción de la pandemia, es que, quizá, no todo estaba tan escrito en piedra como creíamos a principios de siglo. Para cuando comenzábamos a asentar los derechos de un colectivo, bien sea de facto o a través de legislación, una ola de correctivos reaccionarios se encargaba de igualar la balanza. Es cuestión de puro análisis sosegado: si bien el cómputo global habla de progreso, las pequeñas batallas se han convertido en ejes identitarios de cada país según las necesidades de la población. Por eso, y por otra serie de factores que ya poco tienen que ver con la cuestión en sí, sorprendió la iracunda reacción a la propuesta de baja por menstruación incapacitante que presentó el Ministerio de Igualdad. Más allá de los matices y de la sana discusión democrática, la simple polvareda de la propuesta evidencia el tabú que es todavía, en una sociedad que se dice a sí misma avanzada, un fenómeno tan natural y antiguo como nosotros mismos: la menstruación.
Ese velo, a veces político, a veces religioso y casi siempre tupido, es el que se propone analizar —y quizá romper— la directora catalana, pero afincada en Alemania, Toti Baches. Tras varios años de investigación y entrevistas, la realizadora estrena “Red Cunt” (en español, coño rojo), un expresivo documental en el que intenta abordar la regla desde distintos ámbitos: el de la juventud, donde se trata de algo más normalizado; el de la convivencia con la menstruación, a través de los distintos sistemas de retención; o el de lo laboral, exponiendo las situaciones a las que se han tenido que enfrentar mujeres de todas las épocas y condiciones. Además, Baches va más allá de lo estrictamente didáctico, aportando testimonios como el de una luchadora de wrestling que se viste de vagina gigante para pelear en el ring o el de un hombre trans que ha decidido mantener sus órganos reproductivos de nacimiento y sigue menstruando.
Bajo el mantra “Provocación, no. Normalización, sí”, Baches consigue levantar un documental que se siente vivo y contemporáneo, pero no por ello demasiado coyuntural, haciendo que la animación que nos acompaña entre actos —tan divertida como ciertamente educativa— dote de ritmo al total del metraje. La directora, tan sincera y directa como su película, atiende a LA RAZÓN por videoconferencia: “Lo primero que hice fue dar con las personas que me interesaba entrevistas, buscando siempre mensajes que considerara potentes y muy visuales. Una vez tuve claro quién quería que saliera, la animación me parecía el formato ideal para ponerle imágenes al tabú”, explica la directora, antes de aclarar que la intención inicial estaba lejos de lo pedagógico: “Es algo que ha ido creciendo según hacíamos el documental. Como las animaciones son tan figurativas y tan monas sí puede dar esa sensación, pero no es lo que planteamos al principio. Lo divulgativo es algo que hemos ido creando con el tiempo, haciendo una especie de curso al final sobre la menstruación”, añade.
Sobre el testimonio de la menstruación desde lo trans, en un momento en el que se vuelven a poner en cuestionamiento desde posiciones extremas los propios derechos humanos del colectivo e incluso dentro de las propias concepciones de los feminismos existe cierto debate, Baches aclara: “La inclusión del testimonio fue completamente natural. Me interesaba mucho que las personas jóvenes, cuando vean el documental, puedan tener ahí ese referente, sentirse representados y representadas. Quería romper también con el binarismo de hombre y de mujer, desde una perspectiva estrictamente personal y no tan colectivista como en los demás casos”, confiesa Baches. Y sigue, sobre la evolución histórica del tabú alrededor de la regla: “Creo que han cambiado muchísimas cosas y hemos avanzado una barbaridad, pero queda mucho camino por recorrer. Ahora mismo, en España se está debatiendo sobre la baja por menstruación dolorosa, pero en Alemania se ha llamado a esto “vacaciones por regla”. Y es algo que no se puede entender, esa perspectiva. En cambio, en la misma ley no se contempla una bajada del IVA para los productos menstruales mientras que el viagra seguirá gozando de ella”.
Así, moviéndose inteligentemente entre texto y subtexto, Baches consigue no perder nunca el ritmo ni el hilo de su documental, trascendiendo lo meramente divulgativo pero sin abandonar la concepción clásica del documental como género periodístico. “Red Cunt” es didáctico, pero más allá de su reivindicación, también es un ejercicio de pluralidad de discursos que es autoconsciente, nunca condescendiente con el espectador: “Creo que las protestas y la reacción tan fuerte a la propuesta de bajas por menstruación es porque hay una serie de señoros que ven que sus días están contados. Que creen que esa hegemonía patriarcal está acabando”, se despide opinando Baches.