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María Isabel: "No siento que me hayan robado la infancia, al revés. Me considero una afortunada"

Niña prodigio y conocida por la canción 'Antes muerta que sencilla', se retiró un par de años por problemas psicológicos y ahora presenta el tema 'Ansiedad'
María Isabel: "No siento que me hayan robado la infancia, al revés. Me considero una afortunada"
El 'Antes muerta que sencilla' que María Isabel cantaba a los nueve años es una frase que se ha incorporado al habla popularGonzalo Pérez Mata
Javier Menéndez Flores
  • Javier Menéndez Flores

    Javier Menéndez Flores

Madrid Creada:

Última actualización:

Estás sentado frente a María Isabel (Ayamonte, Huelva, 1995) y adviertes que quien te mira es una mujer entera. Una mujer que te sostiene la mirada y, en apariencia, transmite una gran seguridad. Sin embargo, la idea que tenías de ella, porque es la imagen que todos llevamos grabada en la memoria, es la de aquella niña que cantaba, 20 años atrás, «Antes muerta que sencilla», una frase que se ha incorporado al habla popular. Es lo que les ocurre a los niños prodigio, que cuando crecen su pasado sigue pesando demasiado. ¿Cree ella que ese es un problema, que quizá a la gente le cuesta cambiar el chip y verla como una artista madura, que su mayor enemigo es ella misma? «Mmmm... No. Aquella fue una etapa maravillosa –dice–, pero ahora estoy en otra. Sí que cuesta un poco más hacer cambiar a la gente... O sea, no cambiar, porque eso está ahí. Quiero decir que el “Antes muerta que sencilla” está ahí, la niña que la cantaba está ahí, gracias a Dios, y eso ha jugado a mi favor porque todo el mundo me guarda cariño. El nombre de María Isabel siempre está ahí y la gente me ubica, aunque sea de niña, y saben quién soy. Pero –prosigue–, sin renegar nunca de esa canción ni de esa época maravillosa, yo he trabajado mucho más y creo que lo que impediría que se me viese ahora es la cantidad de cantantes que hay. El que tenga curiosidad verá que he hecho muchas giras y discos, una película, que he presentado programas de televisión, que hace un año gané el programa “Bailando con las estrellas”... No he dejado de trabajar». 
"La política nos afecta a todos. Me gustaría que en España estuviera una persona con buenos valores y principios y que no se obsesione con el poder"
Se dio a conocer con nueve años. ¿Alguna vez ha sentido que su infancia le fue robada al tener que asumir responsabilidades y compromisos impropios en una niña? «No –afirma–, porque yo lo vivía como un juego. El lugar en el que más feliz soy es sobre un escenario. Y estar, de pequeña, de escenario en escenario y de tele en tele era lo más maravilloso del mundo mundial. No había otra cosa mejor y no era trabajo. Yo no trabajaba con presión ni con tanta responsabilidad como ahora. Mis padres, además, lo hicieron bien: en época de colegio no se hacía nada, y en vacaciones y en fines de semana era cuando salía a cantar. Podría haber sido de otra manera: me hubiera venido a vivir a Madrid y cambiado mi vida completamente y, sin embargo, seguí viviendo en el mismo pueblo y en el mismo barrio. Me imagino que sí maduré antes que el resto de mis amigas y compañeros. Pero no siento que me hayan robado la infancia, al revés, me han dado la mejor infancia. Me considero una afortunada. Creo que ha sido un regalo».

El papel de sus padres

¿Si su hija quisiera dedicarse a la música desde pequeña, a la edad que ella lo hizo, le gustaría? «Si a mi hija le gusta la música y quiere ser cantante ¿por qué no? Teniendo la protección del menor y todo en orden, creo que la apoyaría. A mí se me vino todo con nueve años, pero ya te digo que para mí no era trabajar y que mis padres cuidaron todos los aspectos, y yo lo haría como ellos».
Su nuevo sencillo, «Ansiedad», habla de los miedos que surgieron en su cabeza en 2021 y que le obligaron a emitir un comunicado en el que anunció su retiro temporal de la música por problemas psicológicos. Aquel parón duró dos años y medio y en ese periodo nació su hija Daliana. ¿El exceso de trabajo, a lo largo de 17 años, pudo influir en aquella crisis o no tuvo nada que ver? «No tuvo nada que ver. Con nueve años yo no tenía miedo a nada, tenía una seguridad en mí impresionante. Pero con el tiempo, después de la adolescencia, entre esa etapa y hacerme adulta, me fueron viniendo ciertos miedos. Mi madre es una persona muy protectora y con muchos miedos... ¿Me fueron transmitidos por ella? Algunos puede que sí, otros no. Si hay que coger un avión, sí: a mi madre le da pánico y yo eso lo heredé, es curioso. Y el miedo también a estar sola en un hotel porque soy muy familiar. Soy –continúa– una persona de alta sensibilidad [PAS] y las cosas me afectan más que a la media y me han ido creando ansiedad. Pero ahora tengo las herramientas necesarias para controlarlo. La terapia me ha ordenado todo eso y estoy tranquila. Antes estaba haciendo una entrevista y era como “quiero terminar ya”, y ahora me encanta hablar y poder expresarme. Y creo que la canción “Ansiedad”, que acabo de sacar, supone un antes y un después en mi carrera».
"Soy fan del reguetón antiguo: era romanticismo y no tan explícito. Hay letras que tratan a las mujeres como nunca deberían ser tratadas"
Vanesa Martín, Pasión Vega y Sandra Carrasco, entre otras, expresaron en esta sección su rechazo hacia la mayoría de las letras del reguetón y el trap por su «machismo». ¿Le ocurre lo mismo a María Isabel? «Yo soy fan del reguetón antiguo –explica–: era romanticismo y, aunque contara lo mismo, no era tan explícito. Me gusta mucho el reguetón porque he crecido escuchándolo, pero me gustan otro tipo de letras, las de antes». ¿Cree entonces que se ha pervertido el género? «Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero sí es verdad que a chavales de quince años les afecta un poco la manera de comportarse con las mujeres, aunque todo depende de la educación que te den en casa. Y es verdad también que los tiempos han cambiado. Cuando era pequeña no había móviles y ahora sí, y hay que adaptarse a los tiempos. Pero hay letras que tratan a las mujeres como nunca deberían ser tratadas. Aunque después me pongo a pensar –y canta–: “Mayonesa, / ella me bate como haciendo mayonesa..”. Era lo mismo, y esa canción sigue sonando en todas las verbenas. Creo que puedo decir lo mismo con otras palabras y que no suene así».
Pero, le digo, también hay mujeres que cantan esas letras: «Sí. Yo tengo una canción que dice –y canta–: “You love my sex contra la pared”, y nadie se ha dado cuenta. Pero ese no es un problema, no. Al fin y al cabo, es algo que el ser humano hace, ja, ja, ja. Si es consentido, es maravilloso».
Terminamos hablando de la dana y de política. ¿La sigue, le afecta, entiende la desafección que sienten los ciudadanos? «La política, al final, nos afecta a todos –responde–. Alejándome de lo que está pasando en la actualidad, me gustaría que en España estuviera una persona con buenos valores, buenos principios, que mire por la gente, que ayude... una persona que no se obsesione con el poder. Y si se obsesiona con el poder, que se obsesione con el poder de ayudar a todo el mundo. Me encantaría. Y creo que lo de la dana se gestionó fatal, pero es que llevamos así mucho. Trabajamos para ellos [los políticos] y no al revés», concluye.

DE PRONTO, UNA MUJER 

Por Javier Menéndez Flores

En el «barrio verde» los días eran azules y el sol jamás se ponía en los dominios de la infancia. Y mientras los mayores iban de un lado a otro instalados en una urgencia a la que los niños son inmunes, qué poco costaba creer que la riqueza se reducía a la posesión de una pelota, una bicicleta, un trozo de goma elástica y toda la calle sin final por delante. Eran los tiempos en los que los vecinos armaban tremenda bulla cuando se juntaban para inyectarle alegría al portal con los adornos navideños y los fines de semana se improvisaban fiestas para todos los públicos en cada rellano. Y aunque ese mes no se hubiera dado todo lo bien que uno esperaba, ya se ocupaba San Diego de Alcalá de que en ninguna casa faltasen caballa, cabello de ángel y abrazos de los que curan cualquier pena o herida.

Aquella niña que volvía del colegio y subía volando los tres pisos sin ascensor para nutrirse de las voces más diversas, desde Rocío Jurado y Camarón hasta los Eagles y Dire Straits, dio el estirón mucho antes que sus amigas por culpa de la tele. Y ese vacile suyo de ir bien pintona a todas horas no solo dejó flipados a los noruegos, que aunque no entendieron nada se apuntaron en el acto a tan disparatada «party», sino que se coló hasta en el último rincón de España como el caliente pan nuestro de cada día.

La inocencia es un metal precioso que el fuego inagotable de los días acaba fundiendo. Primero caen los tres reyes y ese ratoncito fisgón, y casi enseguida estás en la universidad o en el tajo y ya no te estremeces cuando te viene a la cabeza, sin avisar, el rostro de aquel primer amor. Pese al trajín mediático que trajeron consigo los discos, la televisión y el cine, María Isabel guardó en un lugar segurísimo un trozo de inocencia y cada vez que se sentía triste o sola o sedienta de cariño lo sacaba y se pasaba horas observándolo, y nunca se ha sabido tan a salvo como en esos momentos.

Pero un día era viernes y al siguiente lunes, y por más que te esforzaste no lograste recordar qué pasó entre medias y por qué ese sol tan entregado fue sustituido por una lluvia que no cesaba. Y todo lo que hasta entonces era inocuo y cordial se volvió una amenaza, una bala que avanzaba aviesamente hacia ti, ya fuera un avión o una habitación de hotel. Y decidiste cubrirte con un edredón, cerrar los ojos y pedirle a la Virgen de las Angustias que cuando los abrieras estuvieses de nuevo en tierra firme y el viento soplara a tu favor y no en tu contra.

Hoy, alejada ya de aquellas borrascas, tu corazón no se desboca ni te lloran las manos ni te falta el aire en los espacios cerrados. Eres una capricornio obstinada, capaz de decidir, y has decidido que no vas a dejarte vencer por el terror porque Daliana, tan indefensa y tan poderosa, precisa de todo tu coraje para crecer bien erguida y segura de sí.

Te enseñó Beret la diferencia entre estar y ser y te deseó con un «ojalá» que vale su peso en platino que no te abracen por última vez. Y puede que esa haya sido una de las lecciones más valiosas que has recibido. Antes morir, fíjate lo que te digo, que vivir sin la pasión que exige la vida.