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Música

Valeria Castro: debería ser más fácil

La artista ha decidido, por poco tiempo, echarse a un lado y descansar de tanto ruido: algo de lo que tan solo es capaz aquel que sabe lo que hace, aquel que aprende a cuidarse

MURCIA.-Valeria Castro regresa este martes a La Mar de Músicas
Valeria CastroEuropa Press

La humildad y el talento suelen ser pasto de la crueldad. Quizá por envidia o por ignorancia, el que está repleto de furia e impotencia suele tomar al que rebosa bondad como centro de su diana. Pero, ¿qué pegas tiene la capacidad de hacer el bien? O, en el caso de Valeria Castro: de cantarlo. La artista canaria lo hace todo desde el corazón. Bajo su piel tan sólo existen anhelos y añoranzas, que reviste de esperanzas y convicciones a través de la música. Lo hace, además, de una manera hipnotizante. Su presencia en sí lo es: arriba y abajo del escenario, es una mujer inteligente, divertida, risueña, tierna, capaz, fuerte. Adjetivos que ha conquistado ella misma, poco a poco, que su público ha ayudado a perfilar y con los que ha sido capaz de aprender a quererse. Por eso mismo, por ese amor propio -tan ansiado por muchos, cultivado con esfuerzo-, Valeria ha decidido echarse a un lado.

Lo de cuidarse a uno mismo comienza a ser un acto de valentía, pues cualquier gesto en el momento equivocado es causa de crítica y revuelo. Estamos tan pegados a las máquinas, a la tecnología, que confundimos la carne y el hueso con la penitencia del algoritmo. Los altibajos son humanos. Y frenar es de sabios. La perfección que promete la IA dista mucho del mundo real. Y aunque la voz y letras de Valeria superan de lleno cada expectativa, también pueden tener días malos. "Los últimos meses no han sido fáciles para mí y las últimas semanas, de manera progresiva, todo se me ha ido agarrando a la garganta. El agotamiento y mi salud mental, que se ha ido mermando, me han ido pagando poquito a poco", ha escrito la artista en un comunicado difundido a través de redes sociales, en el que, a la vez que advertía de un descanso, reprogramaba una agenda de conciertos que se reanudará en diciembre.

Nada debería agarrarse a su garganta más que el desahogo de una canción, que el retumbe de un aplauso. "Las cosas que me pasan siempre las sé nombrar primero en canciones", dice Valeria en el escrito, junto al que comparte un trozo de "Globo", canción grabada en febrero y que reza: "Quién me iba a decir a mí que en cuanto pasa el tiempo / solo se quedan unos pocos / te sientes un juguete roto. / Y no me quiero arrepentir pero es que a veces pienso / mi cuerpo no puede con todo / en algún punto explota el globo". Y es justo ahí, en ese instante antes de que se escape todo el aire y se produzca la explosión, donde hay que tener valor y sostener el descanso como la solución más sesuda entre tanta demencia.

La avalancha de críticas que los usuarios de redes sociales -disfrazados de expertos pero con la única actitud del que quiere hacer daño-, han realizado hacia la actuación de Valeria en Operación Triunfo no han podido con ella. Sí, ha decidido tomarse un descanso, pero porque ahí reside precisamente la diferencia entre quien sabe lo que hace y quien no: en asentar convicciones y seguir adelante. ¿Debería dejar de normalizarse el realizar un parón por presión ajena? ¿No se trata de una decisión bajo ritmos individuales? Por supuesto. Es injusto que sea lo ignorante lo que abunda. Pero además de hipocresía y furia, afortunadamente también se ha pronunciado en esas mismas redes un esperanzador hartazgo. Valeria es una víctima más de ese arma de doble filo llamado "hacerse viral". Son muchos los que han decidido distanciarse, sea de los escenarios o simplemente de los móviles, para hallar cualquier resquicio de realidad moral y de respeto. ¿Cuándo se va a conseguir que sea el intolerante el que tenga que asumir distancias?

"El cuerpo después de todo", ese disco tan delicado y necesario que Valeria publicó a principios de año, es un bello canto al autocuidado, tanto físico como mental. Si en "Con cariño y con cuidado" (2023) ya se hizo con nuestros sentimientos para mimarlos hasta el límite, con este último álbum las palabras de la artista se volvieron incluso imprescindibles. "Tiene que ser más fácil el quererse / no puede el cuerpo ser tan cruel al verse. / Tiene que haber bien cerca una salida / no es eterno estar a la deriva", canta. De hecho, debería ser más fácil. Deberían enseñarnos de por vida a mirarnos al espejo y encontrar el orgullo, en lugar de la vergüenza vilmente manipulada. Deberíamos poder parar cuando queramos, no cuando nos obliguen a ello. Debería ser más fácil encontrar la empatía que el odio. Que palabras (y silencios) como las de Valeria aminorasen cada vez más ruido.