Pedro I el Cruel: así fueron los amores que le llevaron a perder Castilla
Sumido en una cruenta guerra civil con su propio hermano por la corona de Castilla, este monarca llegó a ser apodado «el Cruel» por sus detractores y «el Justiciero» por sus defensores
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El rey Pedro I de Castilla es un personaje que ha levantado pasiones a lo largo de la historia. Ya en su momento fue un rey controvertido y admirado. Para unos era cruel y para otros justiciero. Asimismo también es recordado por su relación amorosa con María de Padilla. Pero lo que ha marcado su vida está vinculado con su muerte y es la frase: «ni quito ni pongo rey». El 3 de junio de 1353 Pedro I se casó con la noble francesa Blanca de Borbón. Dos días después la abandonó y no volvió a su lado. El motivo, según se cree, está relacionado con la dote. Le mintieron y la repudió. Se sabe que por orden de su marido fue envenenada. Así queda constatado en la lápida sepulcral en el Real Convento de San Francisco de Jerez de la Frontera: «Consagrada a Cristo Su Bienhechor y todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón, descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, más prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey Don Pedro I el Cruel su marido.
Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad». La manceba es María de Padilla, hija de Juan García de Padilla y María González de Henestrosa, «muy fermosa, e de buen entendimiento e pequeña de cuerpo». La relación de esta con Pedro I es muy anterior a la boda con Blanca de Borbón. Fundó el convento de Santa Clara en Astudillo (Plasencia). Disfrutaban de su amor en los Reales Alcázares de Sevilla y en el Alcázar de Carmona. Pedro I la nombró Señora de Huelva. La providencia quiso que María de Padilla falleciera en Sevilla, con 27 años, según se cree víctima de la peste. La enterraron en el convento de Astudillo.
En 1362, un año después de su muerte, se celebraron Cortes en Sevilla. Ahí Pedro I declaró que su única y primera mujer fue María de Padilla. El arzobispo de Toledo consideró valida aquella declaración y consideró nulos sus matrimonios con Blanca de borbón y Juana de Castro. Las Cortes proclamaron reina, después de muerta, y legitimaron la descendencia. Una vez nombrada reina, sus restos mortales fueron trasladados a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. Con María de Pasilla tuvo a Beatriz; Constanza, casada con Juan de Gante, duque de Lancaster, Isabel, casada con Edmundo, duque de York; y Alfonso. A pesar de su amor por María de Padilla, Pedro I tuvo descendencia con Juana de Castro, María González de Hinestrosa, Isabel de Sandoval y Teresa de Ayala.
El padre de Pedro I, Alfonso XI de Castilla, se casó con María de Portugal. Con ella tuvo a Fernando y a Pedro. Como le pasó a su hijo, Alfonso XI conoció y se enamoró, antes de casarse, a Leonor de Guzmán, noble andaluza. Esta actuó, de facto, como reina de Castilla, al repudiar el rey a María. Con ella tuvo 10 hijos. Así pues, Pedro I, cuando fue coronado rey, su principal amenaza eran sus hermanos bastardos, que anhelaban el trono heredado por él. Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, Pedro I y su hermanastro Enrique se enfrentaron en una guerra civil para, el segundo, arrebatarle la corona de Castilla. La conclusión de aquella guerra tuvo tres consecuencias importantes. La primera es que Castilla cambió de dinastía, estableciéndose la Trastámara. La segunda el poder de las mujeres, pues Leonor de Guzmán fue la gran instigadora de aquella guerra civil. La tercera, la relación con las coronas francesa e inglesa.
Pedro I se encontraba en su castillo de Montiel. La guerra se había torcido a favor de su hermanastro Enrique. Estaba preparando su huida. Bertrand du Guesclín, mano derecha de Enrique, trató con él para permitirle esta huida. Lo citó una noche. Poco después de llegar vio cómo entraba su hermano y se dio cuenta que lo habían traicionado. Cuando Enrique entró en la tienda dijo: ¿dónde está ese judío malnacido que se nombra rey de Castilla? Pedro I respondió: «Borde bastardo. ¡Aquí estáis! Malnacido lo seréis vos, pues yo soy hijo legítimo del buen rey Alfonso de Castilla». Ambos hermanos se empezaron a pelear. Cuando Enrique ya estaba en el suelo y Pedro encima, Bertrand du Guesclín cogió el pie de Pedro y dijo: «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Acto seguido decapitó a Pedro y Enrique fue nombrado rey de Castilla.