Adiós a Cs
Hervías decidió el paso al PP tras el 14-F: «No cabía en el proyecto»
Explica su salida de Ciudadanos porque «no ven que el sanchismo es incompatible con la libertad»
No fue una decisión sobre la marcha, sino premeditada en el tiempo y que no se justifica únicamente en el fracaso de la dirección de Ciudadanos en la Operación Murcia que se ha saldado con la salida de los naranjas de dos gobiernos autonómicos y con el descrédito ya por parte de las baronías territoriales que pedirán hoy a Inés Arrimadas explicaciones e, incluso, dimisiones o ceses.
Fran Hervías, Tossa de Mar (Gerona 1983), era hasta ahora el último escudero de Rivera que quedaba dentro de Ciudadanos. En el partido era conocido entre las filas naranjas como el “señor lobo” que se “comía a las ovejas negras” de Ciudadanos, a los díscolos. Su misión era la de recorrerse todo el país con el fin de conocer a fondo su formación, e incluso, era el encargado de expulsar a quienes no cumplían con la carta ética del partido. Nadie como él conoce los entresijos de las direcciones autonómicas. Tras la marcha de Rivera después del debacle del 10-N se convirtió en el único superviviente riverista que intentaba resistir, aunque alejado ya de los organigramas internos del partido.
Su marcha del partido –que dice no sorprendió en Cs– coincide con el peor momento que atraviesa la formación, 48 horas antes –por el sábado- de que tenga lugar hoy la Ejecutiva de Ciudadanos tras la deriva del partido por la apuesta de la dirección en la moción de censura que el PP acabó echando por tierra. Sin embargo, Hervías ya tenía en mente la decisión de darse de baja del partido y renunciar a su acta como senador, según reconoce él mismo en conversación con LA RAZÓN. “Tras las elecciones de Cataluña -donde el partido perdió 30 escaños- tuve una reunión con el vicesecretario general de Cs y su adjunto, Carlos Cuadrado y José María Espejo. Es ahí donde visualice que el partido no iba a cambiar de estrategia y que iban a continuar en el acercamiento al Gobierno de Sánchez”, relata para después especificar que ese fue “el detonante” de todo. “Vi claramente que no tenía cabida en este proyecto. Espejo me comunico que su estrategia seguiría siendo el acercamiento porque consideraban que era lo que pedía el votante de Cs”.
No fue -después de 15 años de militancia en el partido y tras ser quien movía hasta la llegada de Arrimadas los hilos en los territorios- una decisión fácil, reconoce, pero sí lo vio claramente después de las catalanas. “Lo he intentado cambiar” se justifica, “he tratado de que entren en razón de que el sanchismo es incompatible con la libertad, pero no he tenido éxito”, lamenta para después asegurar que comunicó su baja a Arrimadas y a Cuadrado. La siguiente inevitable pregunta es por qué no esperó tan solo un día más, a que tuviera lugar hoy la ejecutiva del partido para presentar su dimisión. Pues su marcha de Cs y aterrizaje en el PP puede ser entendida como la señal para otros cargos que hoy por hoy muestran su malestar y disgusto con el partido. “No me sentía representado y no estaba cómodo, por lo que no iba a estar alargando una situación con la esperanza de a ver si cambia”, dice. “Yo quiero trabajar en un proyecto que pueda ser la alternativa a Sánchez y es el PP de Pablo Casado”, reivindica.
¿Y cómo ha sido su rápido aterrizaje en el PP? “No ha sido un proceso largo”, explica. “Mantengo muy buena relación con políticos de PP, PSOE y Vox. De hecho, tengo una relación de amistad con Teo (García Egea, secretario general del PP) desde hace años y hemos comido en varias ocasiones”, relata. “En estos últimos días es cuando le dije que había que sumar voluntades y arrimar el hombro. Le expliqué que yo estaba dispuesto a dar el paso a sumar y a echar una mano”, dice.
Cerrado el capítulo con Cs, explica que ahora su objetivo –trabajando desde la secretaría de organización con García Egea- será el de hacer a Pablo Casado presidente. Prefiere habla de hecho de futuro en la entrevista y no de la situación de decaída en la que se encuentra Cs. “Creo que los españoles están cansados de las guerras internas. Quieren futuro y certidumbre. Este futuro pasa por aglutinar al centro derecha en el PP con la figura de Casado al frente porque el enemigo de España es el sanchismo”, repite.
Aun así, sobre la situación de su ex partido, cree que la moción no ha sido entendida “ni dentro ni fuera” de la formación. Sobre la Ejecutiva que tendrá lugar hoy, considera que existe un “malestar creciente”. De cara al futuro cree que “habrá seguramente más gente que diga que no puede seguir en un proyecto convertido en la muleta del sanchismo”. No espera, sin embargo, grandes cambios de la cita en Madrid de hoy. “Tengo pocas esperanzas visto lo que ha pasado en los últimos meses”, lamenta.
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