Antonio Martín Beaumont

Larga vida, Pedro

Ningún cabo suelto en un festival de saludos y fuegos artificiales en un cónclave montado para lanzar un triunfal mensaje sanchista, que rebosa las elecciones de 2023 para proyectarse, como mínimo, a 2030.

PS. Partido Sanchista. Así será mientras ¡Peedroo! gane elecciones. El PSOE ha exhibido «uniformidad» en la Feria de Valencia. Su 40º Congreso también ha sido el de la euforia. ¿Que Carmen Calvo reivindica en los prolegómenos su lucha por el feminismo «de verdad» frente al «sensacionalista» de Irene Montero? Aplausos cerrados. Vítores a quien es una célebre estrella pasada. ¿Que los barones socialistas no se ponen de acuerdo con la financiación autonómica? Pelillos a la mar. Juan Espadas, el político andaluz que parece ser el inventor del consenso, el alcalde de Sevilla que eficazmente cerró el capítulo de la pesadilla Susana Díaz en el libro de Sánchez, cuadrará el círculo. En el socialismo actual cualquier túnel se afronta viendo la luz final.

La Moncloa es un pegamento mágico que arregla hasta la vajilla de la abuela hecha añicos. ¿Arnaldo Otegi y los bilduetarras? ¿Indultos? ¿Oriol Junqueras? ¿Trifulcas de coalición? ¿El precio de la luz? «Sánchez y su equipo lo tienen todo atado, los demás estamos aquí para hacernos ‘selfies’ con los mandamases, agolparnos para rozar la mano del presidente en sus paseíllos por el ferial, comer paella, beber y pasarlo bien», cuenta un delegado. No hay críticos. Es el efecto –trampa– de las primarias: si un líder está bendecido por el voto de los militantes, quien ose enfrentarse a él estará en realidad chocando contra el partido. Si, además, a quien se contradice es el presidente del Gobierno, sacar los pies del tiesto es considerado traición a las siglas.

Vean, vean lo que le ha pasado al ya ex ministro y secretario de Organización José Luis Ábalos. Era el Sancho Panza de la novela sanchista, el «ministro de Marrones» a quien ningún hidalgo caballero dejaría tirado, pero... se topó con los creadores de relatos de la factoría monclovita. Y cuando vieron que los sondeos no daban más de sí, que el «caballero» Sánchez no era capaz de superar la barrera de cien diputados, decidieron dar un giro total al guión y cargarse incluso al fiel escudero. A grandes problemas, soluciones draconianas. «José Luis, tu tiempo ha pasado», fue la gélida despedida de quien tiene calado hasta los tuétanos que el único papel imprescindible es el suyo.

Todo y todos, por tanto, al servicio y gloria de Pedro Sánchez. «Superfélix» Bolaños es el nuevo hombre fuerte político de una Ejecutiva Federal de perfil bajo mediático, para no eclipsar al César, que gravitará sobre el jienense Felipe Sicilia de portavoz, Adriana Lastra como vicesecretaria general del partido y el secretario de Organización, Santos Cerdán. Ninguna sorpresa. La guardia pretoriana lista para revista.

Hasta los «jarrones chinos» han corrido a la ciudad del Turia para que «urbi et orbi» se vea que la cohesión socialista es total y la fiesta acorde con la era posCovid. El cierre de filas no sabe de términos medios. La foto era evidente: a Sánchez le apoyan el pasado y el futuro del partido. Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Joaquín Almunia presentando armas ante su Capitán General. Las críticas de Felipe de otros días han dejado paso a la «sugerencia» y al abrazo de ahora. Desde Ferraz incluso se filtró que el ex presidente «viene controlado».

Ni en los mínimos detalles se ha dejado de hacer exuberante manejo del poderío de Pedro Sánchez. Ningún cabo suelto en un festival de saludos y fuegos artificiales en un cónclave montado para lanzar un triunfal mensaje sanchista, que rebosa las elecciones de 2023 para proyectarse, como mínimo, a 2030.

Quizá el 40º Congreso del PSOE, tal como indican las encuestas (salvo el CIS del militante socialista José Félix Tezanos) y cada día se encarga de recordarnos el centroderecha, sea como el Titanic, cuya orquesta seguía tocando mientras se hundía. Un cuento de la lechera que los españoles, cuando se abran las urnas, van a encargarse de romper. Pero, no quepa la menor duda, el “agitprop” socialista está a pleno funcionamiento.