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Los Medina Sidonia: un “menage a trois” desmentido y sin rastro de la herencia

La Duquesa Roja quiso desheredar a sus tres hijos y para ello creó una Fundación dotándola con todos sus bienes, sin apartar siquiera los que deberían ser su herencia legítima

Luisa Isabel Alvarez de Toledo, Duquesa de Medina Sidonia y conocida popularmente como la Duquesa Roja, en una imagen de su juventud
Luisa Isabel Alvarez de Toledo, Duquesa de Medina Sidonia y conocida popularmente como la Duquesa Roja, en una imagen de su juventudlarazon

Hace unas semanas, el periódico “The Times” destapaba un supuesto “ménage à trois” en el palacio ducal de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, y este pasado jueves tenía lugar también, en un juzgado de Madrid, el último juicio de la familia por el honor de la fallecida Duquesa Roja. Las vidas de los tres hijos de Isabel Álvarez de Toledo –Leoncio, Pilar y Gabriel de Gregorio–, los Medina Sidonia, supera cualquier guión de ficción de Hollywood. Interminables juicios, decenas de títulos nobiliarios perdidos, una matriarca, la Duquesa Roja, encarcelada por Franco que se casa con su secretaria once horas antes de morir, una fundación mal constituida, una madrastra que ya hubiera querido para sí la Armada Invencible que el antepasado familiar no supo mantener a flote... Y, por tener, poseen hasta una hermanastra que espera que llegue su momento.

Sin la legítima

Leoncio, Pilar y Gabriel González de Gregorio Álvarez de Toledo acumulan el ADN de veintiséis generaciones con siete siglos a sus espaldas. La noble quiso desheredar a sus tres hijos y para ello creó una fundación dotándola con todos sus bienes, sin apartar siquiera los que deberían ser su herencia legítima. Algo que por ejemplo la Duquesa de Alba sí tuvo en cuenta. A día de hoy y con sentencia firme, solo es legal un tercio de la Fundación Medina Sidonia, el que se corresponde con el de libre disposición que es el que, según el Código Civil, podía usar como quisiera la fallecida. No se puede crear una Fundación para desposeer a los herederos del tercio que por ley les corresponde. En total, 33 millones de euros: 5 millones para Pilar y Gabriel, 16 para Leoncio y 7 para Liliane, que posiblemente nunca cobrarán al haber sido declarados todo el contenido de la Fundación como Bien de Interés Cultural con la máxima protección.

Liliane Dahlmann contrajo matrimonio con la «duquesa roja» poco antes de que ésta falleciera en 2008/ Fito Carreto («Diario de Cádiz»)
Liliane Dahlmann contrajo matrimonio con la «duquesa roja» poco antes de que ésta falleciera en 2008/ Fito Carreto («Diario de Cádiz»)larazon

El litigio también se establece con la madrastra de los tres hijos, la viuda, Liliane Dahlmann. La misma a la que el periódico inglés, “The Times”, ponía el fin de semana pasado en el centro de un “menáge à trois” palaciego formado por la madrastra, el primogénito y la ex esposa del actual duque, Montserrat Viñamata.

Montserrat Viñamata
Montserrat ViñamataLa RazónLa Razón

En las páginas del citado diario se afirmaba que vivían todos muy “amorosos” en el palacio ducal de Sanlúcar. Es cierto que Leoncio se instaló en Semana Santa del año pasado en unas habitaciones del palacio, aunque ha pasado el confinamiento en Madrid porque se contagió con el Covid-19, y también que Liliane reside allí. Pero Montserrat juega en otra liga. “Nunca he vivido en Sanlúcar. Yo conocí a Liliane a los 20 años y era una amiga más de esa época de estudiantes en Barcelona, por eso la invité a mi boda con Leoncio. Estuve casada 15 años y no la veo desde hace 20 o 30, por lo menos. Estoy separada desde el 1990, tengo 63 y adoraba a mi suegra, pero hace mil años que no veo a nadie del otro lado. Todo esto es muy lejano para mí y me complica la vida porque soy autónoma y vivo una situación postcovid difícil. Quien ha insinuado algo así me perjudica mucho”.

La pregunta es: ¿cómo va a pagar?

A Lilianne, tanto le gustó Sanlúcar y el trabajo de archivo que se quedó allí con Luisa Isabel Álvarez de Toledo en el palacio ducal. El mismo en el que pocas horas antes de morir la duquesa se convertía en su esposa “in articulo mortis”. Además, Liliane les debe a sus hijastros la masa hereditaria de los bienes que recibió días antes del fallecimiento de Álvarez de Toledo, cuando se apreció “un vaciamiento de bienes del caudal hereditario que no habían sido donados a la Fundación”, concretamente, dos propiedades en Atlanterra, Cádiz.

El patronato de la Fundación Medina Sidonia lo componen representantes del Ministerio de Cultura, la viuda, el primogénito de la duquesa, la Junta de Andalucía, la Diputación y el Ayuntamiento de Sanlúcar. ¿Cómo pagarán a los herederos, los tres hijos y viuda, esta última, igual que el primogénito, agentes dobles, deudores y adeudados? El bolsillo duele, pero también exhumar el cadáver del padre para demostrar una paternidad filial. Los González de Gregorio también han pasado por ese trance y ahora tienen una hermanastra, Rosario Bermudo, que se une al otro hermanastro reconocido, Javier, quien sí recibió parte de una herencia paterna que Bermudo aún reclama.

En un juicio anterior, celebrado en Sanlúcar, Leoncio atribuyó a la duquesa haberle obligado a firmar una carta que denunciaba que la madre había preconstituido pruebas contra los dos pequeños perjudicándoles en el cobro de la herencia de la bisabuela. “Esa carta sirvió para pedir que Pilar y yo fuésemos condenados en un pleito que, a la postre, ganamos. Mi hermano no pudo probar que nuestra madre le obligase a firmar esa carta. Así que presenté una demanda en defensa del honor de mi madre. En la vista de este jueves en Madrid entre el primogénito y el pequeño de los Medina Sidonia por el honor de la Duquesa Roja, la fiscal no ha considerado lesivo para el honor de mi madre el proceder de mi hermano. Me temo que se va a considerar intrascendente lo declarado por Leoncio en el juicio de Sanlúcar ante Junta, Ayuntamiento y la Fundación. Me dolería mucho que quedase establecido judicialmente que nuestra madre obligó a mi hermano a ‘preconstituir’ pruebas contra Pilar y contra mí. ¿Tanto nos odiaba? A la postre, nos dejó sin legítima”.

Gabriel de Gregorio, aún no ha percibido las deudas reconocidas en su herencia

Gabriel de Gregorio.
Gabriel de Gregorio.Jesús Gómez Feria

Dada la actividad política de la Duquesa Roja, madre de Gabriel de Gregorio, que estuvo presa y exiliada, éste se crió con un bisabuelo que a los cuatro años, en vez de leerle cuentos, le hablaba de finanzas, que es con lo que se gana la vida aunque se licenciase como Ingeniero de Montes por la Politécnica de Madrid. Nació en una familia con derecho a 25 títulos nobiliarios, de los que perdieron 21 para que Gabriel y su hermana, Pilar, tuvieran cero. Sus primeros recuerdos son de sus bisabuelos, los condes de la Mortera y duques de Maura, en un palacete de la calle Miguel Ángel, donde Gabriel Maura, ministro, senador, diputado y miembro de la Academia de la Historia, se vestía con chaqué para cenar. A su muerte, pasó a vivir con sus abuelos paternos, hasta que se independizó a los 19 y se instaló en un apartamento de Madrid con su hermano mayor, Leoncio. Se recupera de la picadura de una araña en la pantorrilla y espera con ansiedad que baje el sol para salir a pasear con su novia.

Es un personaje peculiar y aunque entronque con toda la nobleza española podría acabar pidiendo la Renta Mínima que defiende Pablo Iglesias, con el que podría pasar la tarde bebiendo unas cervezas Coronita, propiedad de unos parientes. También los Coronita se quedaron sin título por la desidia de Leoncio, actual duque de Medina Sidonia. “Mi hermano dice que fue mi madre quien perdió esos títulos. No es así. Se perdieron antes de que los dos hijos menores de la duquesa Roja pudieran tener uno. Algo que incomoda a no pocos de los que forman la actual nobiliaria. Para ellos lo natural es dejar a los hermanos sin legítima y sin título. Actitud atávica y antiestética totalmente coherente con el Antiguo Régimen”.

–¿Qué diferencias hay entre los Alba y ustedes?

–El hijo mayor de Cayetana, Carlos, no ha tenido que pasearse por los juzgados para justificar su colaboración con la Fundación Casa de Alba en vida de la madre. Mi hermano Leoncio sí, y sin justificar haber sido patrono de la Fundación en vida de mi madre, presentó demanda contra ella por defraudar su herencia. ¿Se imaginan ustedes a los hijos menores de Cayetana sin legítima y sin título nobiliario y al primogénito cargado de títulos? Porque no todos los pueden acumular los primogénitos. Eso de que, en nobiliaria, todo es para los primogénitos es un mito o un prejuicio más, por ejemplo: los títulos cuya sucesión fue modificada por la Ley de Cortes de 1534 se tienen que separar cada vez que se pueda. La desigualdad en la familia Alba es manifiesta. En la nuestra, aún mayor. En cuanto a los títulos, la costumbre en nuestras familias era repartir, obligados por esa Ley de 1534. Mi hermano decidió terminar con esta execrable costumbre «comunista» y ya ve. Consiguió el récord Guinnes de pérdida de títulos nobiliarios. Creo que somos la familia que más ha perdido. Un gran logro: la extinción masiva de títulos nobiliarios.

–¿Y la herencia materna la cobrarán algún día?

–Todavía me deben las deudas reconocidas en la herencia de mi madre. He tenido que ir a los tribunales para que me las paguen, si no, prescriben, porque el duque y heredero universal de mi madre, Leoncio, no me quiere recoger los requerimientos para romper la prescripción. Si la Fundación quebrase, consecuencia del Covid-19 y dado que dicen que no se puede vender nada, la Junta la rescataría y nosotros, como somos «accionistas», lo perderíamos todo. En consecuencia, dado el enorme coste de los pleitos para no recibir nada, pues me tendré que acoger a la Renta Básica Universal de Podemos. Otra vez acabo dependiendo de la nobiliaria. Espero que las grandes sagas de nuestro país no se dejen ennoblecer porque acabarán como nosotros. En mi caso, encomendado a la Renta Básica Universal.