Crisis
Ortega Cano quiere evitar por encima de todo que su esposa se marche de casa
Dicen que distanciados emocional y físicamente, Ana María Aldón y el torero podrían estar viviendo una crisis después del último proyecto de la andaluza
Está tan enamorado de su esposa que el simple hecho de escuchar la palabra crisis le aterra. El 27 de diciembre, José Ortega Cano celebrará su sesenta y siete cumpleaños y quiere organizar una gran fiesta familiar en casa, en la que su mujer, Ana María Aldón, y el hijo de ambos, el pequeño José María, serán los principales invitados. Ni se le pasa por la cabeza que ese día, Ana y el niño no disfruten a su lado del evento.
Es mentira lo publicado por algún medio de comunicación, en el sentido de que el matrimonio viva separado, ella en Sanlúcar de Barrameda, cuidando a su madre, él en Madrid. Sí que es cierto que Aldón ha tenido que viajar a su tierra para visitar a su progenitora, que sufre un problema ocular y tuvo que pasar por el quirófano, pero ni se ha instalado en la casa materna ni nada que se le parezca.
Todo parece idílico, sí, pero una persona muy cercana a Ortega nos revela que «José está muy disgustado con Ana por aceptar la oferta de colaborar en “Viva la vida”, no le hace la más mínima gracia. Como tampoco le gustó que participara en “Supervivientes”. Ortega es un poco celoso en este aspecto, quiere a Ana en casa, ocupándose de su hijo y cuidándole. No se da cuenta de que tiene a su lado una mujer muy independiente que en determinados momentos necesita su espacio, que no se resigna a ser “la esposa de…” ni una mantenida. Ella le ha cogido el gusto a la televisión, se siente cómoda en su papel de tertuliana y, encima, se lleva un buen dinero. José intentó hasta el último día que Ana desestimara la oferta de Telecinco. Aunque en un momento la hizo dudar, al final siguió lo que le dictaba el corazón, aun sabiendo que a Ortega le podía hacer daño», añade la misma persona. Ana ya no es la esposa resignada ante los deseos de un marido al que no le gustan los actos sociales y las apariciones mediáticas. Pero, si fuera por él, la madre de su hijo debería dedicarse por entero a la familia.
De tripas corazón
Entonces, ¿le molesta en demasía su protagonismo? Aun así, hace de tripas corazón y se enfrenta a esas insinuaciones de crisis con un «estamos muy enamorados y desmiento rotundamente que nuestro matrimonio vaya mal. Ana ha ido a ver estos días a su madre, aunque no vivimos separados, sino en el mismo domicilio, y dormimos en la misma cama».
También, y parece una mentira piadosa, asegura que «me parece bien que mi mujer vaya una vez a la semana a un programa tan blanco como “Viva la vida”, y si ella se siente bien y le gusta…». Las declaraciones, realizadas a Ep el pasado martes, intentan salir al paso de los continuos rumores de distanciamiento.
Por su parte, la popular tertuliana sigue pregonando a los cuatro vientos su amor y admiración por su marido. Aunque reconoce el enfado de José ante su decisión de «emanciparse» profesionalmente. Pero ella ignora los deseos del torero, en cierto modo ha recuperado la libertad perdida, la ilusión de sentirse válida por sí misma y no por su condición de pareja de un torero famoso.
Cuando se le pregunta por el rumor de crisis matrimonial se limita a dar un no por respuesta, no entra en detalles, calla, quizá para salvaguardar exclusivas declaraciones domingueras para el programa en el que trabaja, o para la revista del saludo, que paga mejor.
Esperemos que este ansia de «independencia» de Aldón no les pase factura en el futuro. Y que entienda José que no es el único personaje popular en su casa, que rectificar es de sabios y que su mujer se merece esta nueva oportunidad televisiva.
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