Guerra mediática
La familia de Jesulín contra Campanario: “Si no está medicada, que se medique”
Con su grave ataque, la mujer del torero ha conseguido que los Janeiro, Bazán y Esteban estén unidos por un hilo invisible y silencioso
El origen del conflicto está en unas calabazas. Belén Esteban no quiso ser confidente de María José Campanario cuando en una llamada pretendía enterrar el hacha de una guerra que Belén nunca entendió ni inició. ¿Qué le quiso contar María José en aquella llamada que Belén no quiso escuchar? ¿Quería una amiga, una cómplice? ¿Buscaba una aliada? Belén no quiso saber nada y el rencor que María José había aparcado creció en una mente atormentada.
Campanario ha sido ingresada en varias ocasiones en un centro para sobrellevar la fibromialgia que padece y que la estresa hasta el punto de recibir tratamiento psicológico. Actualmente solo se medica para vivir con una patología crónica, aunque los que la conocen advierten de frecuentes cambios de humor y arranques de ira. Interviene en redes sociales en sus noches de insomnio. Hace meses nos sorprendió con un directo de Instagram de un anónimo en el que se coló ante la sorpresa de los participantes. Sorprendió la espontaneidad y el humor oscuro de María José. Dicen sus amigos que es simpática, dicharachera y extrovertida. Todo lo contrario a lo que proyecta. En un momento aparecía Jesulín y en un segundo se deducía la poca gracia que le hacía la participación de su mujer y la deshora… quedó en anécdota.
Pero lo ocurrido hace ya una semana, con su ya famosa carta contra Belén Esteban, es de una preocupante gravedad. Además de las amenazas y retos levantaba una duda sobre la hija mayor de Jesulín. Una insinuación que además no es nueva. Un dañino rumor que levantó un supuesto exnovio de Belén Esteban que nunca tuvo credibilidad pero al que María José ha dado pábulo. Campanario, «la Jose», ha conseguido que los Janeiro y Bazán apoyen a Belén y a su hija.
La distancia entre la familia del torero y María José se hizo manifiesta cuando, tras su detención y el nulo respaldo de su familia, se vengó e hizo que Jesús mostrase la puerta de salida de Ambiciones a sus parientes. María José, tras dormir en el calabozo, rindió cuentas con los Janeiro y fue nominando y expulsando de la finca a quien la puso en duda. Sonrió entonces. María José mostró su verdadera naturaleza. «Otras vendrán que buena te harán», sentenció un familiar del torero. Laly Bazán fue más clara. La tildó de bruja por el trato que dio a su hermana Carmen. El tiempo había aletargado esa mutua inquina que ahora reverdece con esa sucia gota que colma un vaso que no dejó de rebosar jamás.
Ahora, la familia Janeiro Bazán se ha significado. «Si no está medicada, que se medique», dice uno de sus miembros, que prefiere guardar el anonimato. «Es insoportable, ¿hasta cuándo va a seguir metiendo en problemas a Jesús?». «Si tanto le quiere, ¿por qué no deja de meterle en problemas? La gente detesta a Jesús por su culpa». Cuando parece que las aguas están calmadas, María José vuelve a desvariar con nocturna alevosía. La familia cierra filas con Belén Esteban. María José actúa con la fuerza que le dan los hijos de Jesús Janeiro. Pero, ¿hasta cuándo?
Dice Campanario que no se arrepiente. Y dice, además, que Jesús la apoya en todo. Los familiares de Jesús aseguran lo contrario, que sufre en silencio y que se le ha agriado el carácter. Pero quien calla, otorga…
Nunca, Jesús y María José, habían estado tan íntimamente aislados. Con su grave ataque, María José ha conseguido que los Janeiro, Bazán y Esteban estén unidos por un hilo invisible y silencioso.
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