Ruptura
La historia tras la separación de Iker y Sara: Paula Echevarría tuvo que volver de Oporto por el clima de tensión
La pareja llevaba dos años en crisis y dormían en habitaciones separadas en Portugal
Se publicó el pasado miércoles y, a pesar de las dudas que suscitaba esa aseveración tan rotunda, tan solo dos días después la confirmación ha llegado en forma de comunicado a través de sus cuentas de Instagram. Iker Casillas (39 años) y Sara Carbonero (37) colgaban anoche en sus respectivos perfiles y de forma instantánea una foto de ellos juntos, muy cariñosos y sonrientes, que acompañaban con idéntico texto: «Nos sentimos enormemente orgullosos de la familia que somos y de haber podido compartir un amor que nos ha llenado de felicidad durante todos estos años de unión. Hoy nuestro amor de pareja toma caminos distintos, pero no lejanos, puesto que seguiremos juntos en la maravillosa tarea de seguir siendo padres dedicados como hasta ahora lo hemos hecho. Es una decisión muy meditada y que tomamos de mutuo acuerdo. El respeto, el afecto y la amistad permanecerán siempre. Nuestra prioridad es, desde el cariño y el compromiso, compartir el bienestar y la educación de nuestros hijos y protegerlos para que crezcan en un entorno estable y saludable. Con estas palabras pedimos que por favor se respete nuestra intimidad en este momento de cambio. Estas serán las únicas palabras públicas que realizaremos en el presente y en el futuro. Muchas gracias por vuestra comprensión».
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Y, efectivamente, con esta decisión de comunicarlo de forma abierta y conjunta, quieren zanjar todas las dudas que han surgido en las últimas semanas sobre el matrimonio. Casi siempre extremadamente discretos en todo lo relativo a sus vidas privadas, ambos son plenamente conscientes del interés que suscitan y es probable que su intención sea frenar los rumores sobre un asunto tan íntimo y delicado, especialmente por el bien de los dos niños que tienen en común: Martín y Lucas, de siete y cuatro años, respectivamente. Confirmada ya la ruptura de forma amistosa, quizá consigan algo más de calma mediática. Es presumible que, de hecho, sea su principal objetivo aunque es muy posible que la tormenta no haya hecho más que empezar.
Viene de lejos
Lo cierto es que la decisión de llevar vidas separadas no es fruto de una crisis reciente. Hace dos años ya estuvieron a punto de separarse y casi de anunciarlo. Sin embargo, primero el infarto de Iker y después el cáncer que sufrió Sara les unió en la adversidad. Parece que juntos superaron las complicadas consecuencias. No obstante, la grieta en la relación nunca se cerró. La primera vez fue Sara la que tomó la decisión y, más tarde, era Iker el que no intentó reconducir una historia en la que ya no creía. Es fruto más del hastío, la incompatibilidad de caracteres e incluso los distintos hábitos de uno y otro, que cualquier otra cosa. Aspectos de la convivencia que intentaron sobrellevar, pero que con el tiempo fueron abriendo la brecha que finalmente ya no se ha podido cerrar.
En Oporto, la crisis llegó hasta tal punto que, aunque compartían casa, cada uno habitaba una de las plantas de la maravillosa vivienda en la localidad de Foz, frente a la desembocadura del Duero. Desde que tomaron la definitiva decisión, en Semana Santa, hace ya un año, realizaron actividades juntos. Las escasas ocasiones en las que lo hicieron fue por sus hijos. Entonces, valoraron emitir un comunicado. No lo hicieron. Los amigos y familias de Sara e Iker saben desde entonces que la pareja tenía intención de separarse. Antes de que se decretase el Estado de Alarma, Paula Echevarría y Miguel Torres visitaron a la pareja en Oporto y se vieron obligados a acortar el viaje por el clima de tensión y frialdad que notaron. Pero todos callaron de manera discreta la noticia. De hecho, su entorno es absolutamente hermético y nunca ha querido reconocer que la pareja hacía ya un par de años que sufría serios problemas de convivencia.
Finalmente, el romántico cuento del portero de barrio y la bella periodista ha acabado y la pareja ha puesto fin a su matrimonio. Que no, dicen, a su historia en común, como ellos mismos aseguran en el comunicado. Parece que la relación es buena entre ellos y nadie puede hasta hoy dudarlo después de tantos meses de distancia sentimental en los que, a pesar de que la historia de amor ya estaba rota, han mantenido un contacto estrecho por el bien de los niños. Y así seguirá siendo según ellos mismos aseguran. Que se casaran en separación de bienes, con firma de capitulaciones, no hará tampoco traumático el divorcio. Ambos están centrados en nuevas etapas profesionales que les ilusionan. Ella, en Radio Marca como entrevistadora, y él en la Fundación del Real Madrid, el equipo del que se despidió con lágrimas en los ojos en 2015 y al que ha vuelto feliz para iniciar una nueva andadura, diferente, pero igual de ilusionante para él.
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