Desencuentro
Isabel Pantoja reprocha a Kiko Rivera que no le lleve a ver a sus nietas
El DJ dejó plantada a su madre el pasado fin de semana
Dicen que Isabel Pantoja echa más de menos a sus nietos que a sus hijos. Hace mucho tiempo que no les ve y se llevó un gran sofocón cuando Kiko incumplió su palabra de acercarle a sus dos hijas en el último fin de semana de octubre.
La tonadillera había preparado todo un gran recibimiento para las niñas, y a última hora su hijo se echó atrás y no apareció por Cantora.
Isabel, cuando preguntó a Kiko los motivos de la no visita, se encontró con un simple “tengo trabajo”. Pero no volvió a concretar otra fecha para el reencuentro.
Si es cierto que madre e hijo limaron asperezas y olvidaron sus desafueros el día que murió la abuela Ana, no se entiende que no hayan reanudado una vida normal, prodigando encuentros familiares que, hasta el momento, no se producen.
Desde que falleció su progenitora, Isabel está encerrada en la finca y no tiene ganas de nada. Eso sí, sueña con volver a cantar, con esa gira pendiente en Latinoamérica, e, incluso, con instalarse en México, donde los amigos del fallecido Juan Gabriel la recibirían con los brazos abiertos. Ya lo tiene hablado con su hermano Agustín, que la seguiría al país azteca sin dudarlo.
El calificado como “Rasputín de Cantora”, por la enorme influencia que tiene sobre su mediática hermana, lo tendría muy difícil para empezar desde cero, y en solitario, en España. Su carrera de cantante se truncó cuando decidió dedicarse en cuerpo y alma a Isabel, y no entra dentro de sus planes futuros recuperarla.
Es un hombre taciturno, con muy pocos amigos, apenas se relaciona con el resto de su familia, ni sus sobrinos, Isa y Kiko, le tienen en sus oraciones, y está por ver si es cierto que el dj ha decidido retirar la denuncia que puso en un juzgado contra su tío.
En cuanto a Isa, nunca tuvo una buena relación con él, no es santo de su devoción y prefiere tenerle lejos. Ni se quieren ni se entienden.
Alguien que conoce muy bien a la familia Pantoja se pregunta el por qué Kiko e Isa no se preocupan de su madre en un momento en el que su decaimiento es total y no levanta cabeza. Hoy les necesita mas que nunca y no les tiene.
Como tampoco encuentra en el cariño de sus nietos, a los que, como hemos dicho, no ve, el bálsamo que aliviaría en cierto modo su enorme pena interior.
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