Anécdotas

De Isabel Preysler a Florentino Pérez : las mejores anécdotas del “besamanos” de la Hispanidad

Hoy se ha celebrado en el Palacio Real, la tradicional fiesta tras el desfile del 12 de octubre

Felipe VI y Letizia saludan a la diseñadora Ana Locking
Felipe VI y Letizia saludan a la diseñadora Ana LockingChema MoyaAgencia EFE

La fiesta del 12 de octubre los Reyes Felipe y Letizia reciben a sus invitados en el Palacio Real tras el desfile militar. Los convocados por la Casa Real van pasando uno a uno y saludan a sus majestades. En el argot periodístico se denomina “paseíllo” y oficialmente “besamanos”, aunque nadie hace ese gesto y cada vez son menos las mujeres que hacen la reverencia. A la Reina no le gusta y tampoco el protocolo de los hombres de besar la mano. El Rey Felipe sí lo hace pero Doña Letizia prefiere que le den la mano. Recientemente lo dejó claro en su visita al instituto Cervantes de Nueva Yok donde había acudido para participar en unas jornadas contra el cáncer y en las que participaban investigadores de todo el mundo. Cuando el diplomático español Santiago Cabanas fue a saludarla le comento “dame la mano como a un hombre”. Una anécdota divertida para escenificar determinadas costumbres que por razones obvias están desapareciendo. Este año el desfile ha estado presidido por los Reyes y su hija Sofía. la princesa Leonor se encuentra en su internado de Gales y era muy complicado interrumpir su ritmo de estudios diario. Este curso es difícil y perder varios días de clase afectaría a su rendimiento académico. Según las informaciones que los medios han recibido indirectamente la heredera ha superado con creces el ritmo marcado en el UWC Atlantic College con unas calificaciones sobresalientes.

Durante años la festividad del 12 de octubre era el reencuentro de todos los miembros de la familia Borbón Grecia. Don Juan Carlos y Doña Sofía presidian el acto castrense acompañados del príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina. Con el tiempo se sumaron Iñaki Urdangarin y Jaime Marichalar. Los yernos reales ocupaban su lugar y la tribuna se convirtió en la unidad familiar donde aparentemente todo era felicidad. Los Reyes formaban un matrimonio estable a pesar de que ya sus relaciones personales estaban más que tocadas. Por parte del Príncipe Felipe, ese 2002, mantenía una relación distante con su padre desde diciembre de 2001. La razón de este alejamiento tenía que ver con la presión que recibió el heredero por parte de Don Juan Carlos a través de Fernando Almansa (Jefe de la Casa de Su Majestad) para romper su noviazgo conEva Sannum.

Un año después de esa ruptura no apareció en la conmemoración del Día de la fiesta Nacional. Su ausencia fue muy llamativa y de ahí que la versión oficial no coincidiera con la oficiosa. La Casa Real justificaban el alejamiento por un viaje institucional a Nueva York que comenzó el 6 de octubre y finalizaba el 10 con la inauguración del Instituto Cervantes. Después ya no había agenda y por lo tanto el Príncipe habría tenido tiempo de regresar a España para estar presente en el desfile militar y después en la recepción social. Ni lo uno ni lo otro. La verdadera historia de esa ausencia la contó el periodista Pepe Oneto en la revista “Tiempo”. Don Felipe se había enamorado de la periodista Letizia y no estaba dispuesto a volver a sacrificar sus sentimientos. De ahí que quisiera dejar claro que la actual reina era la mujer de su vida. Dos semanas después, el 1 de noviembre de 2003 se anunciaba oficialmente el compromiso.

Y con los ojos de hoy lo que se entendió como un órdago del heredero a su padre fue lo mejor que podía pasar. Los Reyes y sus hijas Leonor y Sofía han demostrado que son un buen equipo y que las adversidades se llevan mejor como unidad familiar feliz.

Al año siguiente ya como Princesa de Asturias formó parte como miembro de la Casa Real de los actos castrenses y sociales de la Fiesta Nacional. Ocupó la tribuna junto a sus cuñadas las infantas y sus respectivos maridos Jaime Marichalar e Iñaki Urdangarin. Los dos yernos de los reyes ya eran muy diferentes. Mientras el que fue Duque de Lugo se resguardaba junto a la infanta Elena, el marido de la infanta Cristina era mucho más sociable. Compartía charla y anécdotas de su vida deportiva con los periodistas. En una de las recepciones se convirtió en protagonista al confirmar que tenían intención de cambiarse de domicilio. Aún no había nacido Irene y el piso en el que vivian en Barcelona cerca del edificio de la Caixa se les quedaba pequeño. El ambiente era relajado y se daba a confidencias más personales que no tenían mayor recorrido

En aquellos años aún se servía en el cóctel bebidas fuertes como wisky y ginebra. Fueron desapareciendo al convertirse en un problema con algunos invitados que se pasaban con el alcohol y convertían la recepción en un campo de minas. Aunque tenía carácter institucional, se trataba de una fiesta social a la que acudía el presidente del Gobierno, sus ministros, el cuerpo diplomático y militar, la nobleza y los representantes de la sociedad civil.

Este grupo era el más heterogéneo. Era una especie de cajón de sastre donde lo mismo hacían el besamanos deportista de élite que empresarios con su última novia o amante, escritores y periodistas enfrentados por sus egos, alegres divorciados con su última adquisición y personajes televisivos. Las hermanas Koplowitz, Alicia y Esther eran las mujeres más elegantes junto con Isabel Preysle que permanecia inalterable mientras cambiaba de marido. En las primeras recepciones acudía con el marques de Griñón, después con Miguel Boyer y en estas últimas ediciones con VargasLlosa. Impactante fue el año en que ya viuda acudió junto a Florentino Pérez. Fue solamente una foto en el besamanos y nada más.

En una ocasión hubo un problema de protocolo Carmen Romero, esposa del presidente Felipe Gonzalez no tenía previsto acudir. Después se supo que una discusión conyugal era la causa de esa d Gracias a la intervención de Julio Feo, el hombre de confianza de González la segunda dama de España apareció. Llegó con su marido una hora después. La explicación que se dio en ese momento para el retraso fue un problema logístico. Después volvió a ser Pepe Oneto en “Tiempo” el que contará en su columna lo que había pasado.

En estas recepciones y debido al mal beber hubo hasta un enfrentamiento con insultos y amenazas entre dos directores de medios que se acusaban uno a otro de robarse información. El hombre bueno fue el restaurador José Luis Solaguren, dueño de los restaurantes del mismo nombre que durante años se encargó de servir el catering en las recepciones reales. Aunque formaba parte de la lista de invitados, siempre estaba pendiente de que todo estuviera en orden. El tabernero, como le gustaba que le llamaran, era también el sostén físico de don Juan Carlos. Cuando el monarca estaba cansado se apoyaba en el brazo del cocinero vasco.

El horario de la recepción es estricto. Los invitados tienen que estar dentro del palacio a las 12,45 según las normas de protocolo enviadas previamente No se permite la entrada fuera de ese horario. A la una comienza el besamanos presidido por los reyes y que puede alargarse ya que deben saludar a cerca de 700 invitados