Entrevista

Ana Garcés: "Una psicóloga me convenció de que mi camino era la interpretación"

Hablamos con la actriz de moda de la televisión, la protagonista de «La Promesa», la serie de La 1

Ana Garcés.
Ana GarcésGtres

Chica de Valladolid a la que la semana que se le acaba el contrato en la tienda de ropa donde trabaja, le dan su primer papel protagonista en una serie de TVE. Para telenovela, la que dio origen al fichaje de Ana Garcés (1999, Valladolid), en «La Promesa», la serie de Bambú Producciones para las tardes de La 1. Antes de dar vida a esta Cenicienta del siglo XXI, una criada llamada Jana que busca venganza y encuentra el amor en la Córdoba de 1913, Ana llevaba una larga trayectoria en teatro y en cortometrajes. Ahora que la tele la ha puesto de moda, ella vive el presente. Sabe que la carroza se vuelve calabaza cualquier día.

Cuéntenos cómo es eso de que su psicóloga la empujó a ser actriz….

Siempre me ha atraído el mundo de las artes. Nunca pensé que estuviera a mi alcance, pero una psicóloga me convenció de que mi camino era la interpretación. Que lo que me gustaba era una profesión. Allí mismo tomé la decisión.

Su madre participó en sus primeros «castings». O sea, que lo de «mamá, quiero ser artista», en su casa siempre ha sido un «sí».

Es una mujer muy especial y con una sensibilidad enorme. Siempre me ha apoyado en todo. Al ver que me presentaba a mi primer «casting» de teatro, sintió que también quería probarlo. Y así empecé, con ella de la mano.

«La Promesa» es una de las grandes revelaciones de ficción nacional. ¿Por qué cree que ha conectado tan bien con la audiencia?

Es una mezcla de todos los géneros: thriller, drama, romance… Es muy difícil que no haya una trama que enganche. Además, tengo el honor de trabajar con actores magníficos.

Su personaje, una sirvienta que planea una venganza, es lo contrario a la sumisión. ¿Es Jana una adelantada a su tiempo?

Al ser ficción, se toman licencias con Jana para que el personaje evolucione que en la vida real es imposible que sucediesen. Estoy convencida de que había mujeres en 1913 tan o más peleonas que Jana, pero que no tenían el reconocimiento y su «impunidad».

Para su papel, ha tenido que aprender mecánica de aviación y llevar corsé. ¿Algún otro peaje?

Soy una joven del siglo XXI que no habla así, ni su postura corporal es así... Fue una aventura quitarme mis botas y ponerme la vestimenta de una mujer en 1913.

Dice que gracias a Jana sonríe más y la define como «valiente, con gran sentido de la justicia y llena de miedos». ¿De esto se le ha contagiado algo?

Este personaje siempre me hace reflexionar. Cuando se enfrenta a alguna situación en la que defiende lo que cree, aún sabiendo las consecuencias, me planteo: ¿cuántas veces por miedo al rechazo no me he atrevido a decir que se estaba cometiendo una injusticia? Estoy aprendiendo mucho con Jana.

«Madre, yo con éste, cero química», fue su reacción al conocer a «Manuel», personaje que interpreta Arturo Sancho ¿Qué nota la pondría ahora a lo suyo?

Lo que sí que puedo asegurar es que el «feedback» que recibimos es que el «feeling» en pantalla se percibe. Que yo pensase que no se iba a ver el «feeling» tiene más que ver con que apenas había leído unos capítulos y jamás me imaginé la trama. Evidentemente, hablando de Jana y Manuel. Arturo y yo nos llevamos estupendamente (risas).

Josep Cister, productor ejecutivo de la serie, ha desvelado que «vamos a tener avances importantes en la trama de Jana y Manuel, con la que vais a flipar». Usted, en esto, tiene que ser como los curas con el secreto de confesión…¿Le cuesta ser discreta?

Soy incapaz de no hacer «spoiler», así que intento no contestar para no meter la pata (risas).

Graban un capítulo al día. ¿Eso en cuántas horas se traduce y qué ocio le permite?

El rodaje comienza a las 8 y termina a las 19. El tiempo que me queda lo dedico a pintar, leer y ver a mis amigos.

Sus jefes desvelan que en su «casting» parecía «una actriz de Hollywood» y les recuerda a Keira Knigtley…. Puestos a pensar a lo grande, ¿en qué estrella tiene puesta la mira telescópica?

No suelo pensar a lo grande, pero habría tantas personas con las que me gustaría trabajar... Y no hablo solo de «estrellas» de fuera. En España tenemos grandes actores.

La suerte es escasa en una profesión con mucho paro. ¿Le da a vueltas al futuro o, como decía Escarlata en «Lo que el viento se llevó», ya lo pensará mañana?

Ya lo pensaré mañana (risas). La vida me ha demostrado que todo puede cambiar de la noche a la mañana, así que prefiero disfrutar el momento y, con lo que venga mañana, ya veremos.