El apagón que dejó a gran parte de Madrid en la oscuridad fue una experiencia sin precedentes que sorprendió tanto a ciudadanos como a celebridades. En el barrio de Salamanca, Helen Lindes vivió en carne propia el caos que causó la interrupción de la electricidad.

Mientras caminaba por la calle Serrano, la modelo se encontró con un panorama desconcertante: semáforos apagados, el tráfico colapsado y, lo que más la preocupaba, la imposibilidad de contactar con su familia. "He tardado casi 5 horas en llegar a casa, cuando normalmente solo me lleva 25 minutos", relata, visiblemente aliviada al reencontrarse con sus hijos después de lo que describió como "un susto".

La situación también generó reflexiones en otros como Tomás Páramo, quien destacó cómo la dependencia de la electricidad nos hace vulnerables, mientras que Alba Díaz, atrapada en el caos de la capital, se mostró preocupada por el bienestar de aquellos atrapados en ascensores o transportes públicos. "Espero que todo el que se ha quedado atrapado esté bien", expresó, buscando respuestas en medio de la incertidumbre.

Para Sonsoles Ónega, el apagón transformó su día de trabajo. La presentadora, en medio de la grabación de su programa, mostró cómo el estudio de Atresmedia se sumergió en la oscuridad. "Fue una jornada completamente diferente, desde la linterna del móvil en los pasillos hasta la sala de maquillaje sin luz", explicó, con la calma que caracteriza su estilo, mientras sus compañeros intentaban encontrar una solución.

En la misma línea de buen humor se mostró Nerea Garmendia. La actriz, recién convertida en madre, aprovechó el apagón para hacer una barbacoa improvisada en su terraza, iluminada por las lámparas de su bebé. "A buen apagón, luces a montón", bromeó, antes de compartir que cuando la luz volvió, los vecinos aplaudieron, haciendo de la situación una anécdota casi cómica.

En un tono más reflexivo, Hiba Abouk no tardó en realizar una profunda reflexión: "Lo que hemos vivido hoy en España ha sido fuerte... Y pensar que así están en Gaza y en otros lugares día sí y día también". La actriz destacó lo afortunada que se siente por poder dormir tranquila en casa junto a su hijo.

Mientras tanto, Carme Chaparro, quien se encontraba en casa debido a problemas de salud, se apoyó en su antiguo transistor para mantenerse informada, un objeto que le recordó a otros momentos históricos de desconcierto como el 23-F. "Las pilas seguían funcionando después de más de 10 años guardado", compartió con su característico tono calmado, con la radio como única fuente de conexión con el mundo exterior.

Este apagón, más allá del caos que generó, dejó lecciones sobre la fragilidad de la modernidad y la importancia de valorar lo realmente esencial.