
Documental
Morata y Alice Campello: cuando el amor se impone a la tormenta
El futbolista y la empresaria rompen su silencio en el documental "No saben quién soy", donde hablan con una honestidad inesperada sobre su ruptura, la salud mental y el reencuentro que les devolvió la calma

A veces el amor no se rompe, solo se repliega. Eso ocurrió entre Álvaro Morata y Alice Campello, una de las parejas más queridas -y aparentemente estables- del universo mediático europeo. Su ruptura en verano de 2023 sorprendió y entristeció a muchos. Hoy, meses después y con la serenidad que dan las segundas oportunidades, ambos han decidido narrar su historia con una sinceridad inusual en "Morata: No saben quién soy", el documental de Movistar+ que repasa la trayectoria del delantero español, pero que también abre una ventana a su intimidad más profunda.
Morata lo define con una frase que desarma: "Alice es el sitio seguro que encuentro en cada una de mis oscuridades". Y es que su separación, por más temporal que fuera, no fue un simple paréntesis. Coincidió con una etapa crítica en la vida del futbolista: presiones mediáticas, una afición dividida y el regreso de episodios de depresión que ya había enfrentado. "No podía arriesgarme a otra depresión. Lo más fácil fue irme", reconoce, refiriéndose a su decisión de marcharse a Italia tras la Eurocopa.
Vacío emocional
Alice, por su parte, admite que también atravesaba su propia crisis emocional: "Yo no estaba feliz conmigo misma y él no estaba feliz consigo mismo". La distancia física no tardó en traducirse en vacío emocional. "Me pasaba algo bonito y la primera persona a la que quería llamar era a mi marido", recuerda con voz quebrada.

En su testimonio hay dolor, pero también lucidez. "Fue un error inmenso", dicen ambos. Un error lleno de orgullo, palabras hirientes y decisiones impulsivas que, sin embargo, los llevó de vuelta al mismo punto: el uno al otro. "Cuando la rabia se va, siempre gana el amor", sentencia Alice, poniendo en palabras esa certeza silenciosa que muchos intuyen pero pocos se atreven a decir.
En el entorno de los focos, donde los gestos se magnifican y las emociones se negocian a través de titulares, Morata y Campello eligieron volver a elegirse. Con heridas, sí, pero también con la convicción de que no hay refugio más sincero que aquel que construyes con la persona a la que amas, incluso después de perderla.
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