Crónica
Los sábados de Lomana: Querida Concha, esto va para ti
"Estoy segura de que Santa Teresa habrá estado esperando a Concha y la llevará de su mano a Dios"
El jueves por la mañana llamé a Manuel Velasco para comunicarle la enorme tristeza que me produjo la muerte de su madre, Concha Velasco. No estaba segura de si el número al que estaba llamando era el suyo, pero me contestó encantador y educadísimo. Quería explicarle el enorme dolor que me producía no haberme atrevido a ir a ver a Concha, porque pensaba que quizá podía molestar, o que no quería que la viese deteriorada. ¡Qué estúpida fui!
A veces peco de prudente y reconozco que soy un poco miedosa para enfrentarme a la enfermedad de alguien que quiero. El jueves, Manuel me hizo muy feliz cuando me dijo: «Mi madre te quería mucho y le gustaba verte en televisión». Seguimos hablando de lo maravillosa que era su cálida y alegre sonrisa, de ese lunar de la belleza en su mejilla derecha y de su personalidad arrolladora y cercana.
Imposible no quererla. Su capacidad de trabajo era incomparable. Desde muy joven trabajó sin parar. Compaginaba televisión y teatro, era incansable, tenía tanta energía, tanta fuerza de voluntad que parecía imposible que pudiese apagarse jamás esa hermosura fresca y poética.
Recuerdo una tarde que en los antiguos estudios de 13TV le hicimos una entrevista mano a mano Nieves Herrero y yo. Disfrutamos muchísimo porque ella lo daba todo y terminamos bailando, ¡cómo no! «La chica ye yé». Después la llevé a su casa en Sanchinarro y hablamos mucho de su vida en ese momento, de cuánto había cambiado y lo feliz y tranquila que se sentía con sus hijos y el resto de la familia. Al día siguiente de su muerte, todas queríamos ir con el pelo alborotado y las medias de color...
Ojalá que la Comunidad de Madrid y nuestro alcalde, José Luis Martínez-Almeida, le hagan un gran funeral en la catedral de La Almudena. Ahí sí que estaré. No pude ir al tanatorio porque me pilló fuera de Madrid, pero nunca olvidaré su interpretación en «Las chicas de la Cruz roja». Vi esta película de Rafael J. Salvia siendo yo una cría y nunca, hasta el día de hoy, me canso de verla. Recuerdo también a Concha en el teatro. Una de las obras que vi junto a mi marido Guillermo fue «Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca», de José Martín Recuerda. El beaterio tenía la misión de recoger y acoger a prostitutas. Nació en 1594, una institución de corte social que a día de hoy sorprendería y que duró hasta 1949.Fueron 355 años de labor de inclusión y recogimiento a mujeres desechadas por la sociedad.
Concha Velasco estaba impresionante, desgarradora, magnífica en esta obra. Pero su personaje cumbre, sin duda, fue Santa Teresa de Jesús. La forma en que interpretó a la mística doctora de la Iglesia nos dejó a todos impresionados. Se metió en su piel, hasta lo más profundo de su alma.
Teresa de Cepeda y Ahumada era como Concha, una mujer de rompe y rasga a la que no se le ponía nada por delante. Fundó las Carmelitas Descalzas, una orden durísima y de una gran severidad. Se recorrió España fundando nuevos conventos. Ella era una síntesis de la España del siglo XVI. Nieta, sobrina e hija de conversos reconciliados por la Santa Inquisición, que hizo sufrir muchísimo. A ella la persiguieron siempre por su origen.
Estoy segura de que Santa Teresa habrá estado esperando a Concha en esa dimensión desconocida, llevándola de su mano hasta Dios.
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