
Ruptura
Las tres desgracias del indómito príncipe Ernesto de Hannover
Ni el amor, ni la salud ni la hacienda.Corren malos tiempos para el padre del empresario Christian de Hannover

Como si de un episodio bíblico se tratara, Ernesto de Hannover vive en sus carnes desde hace un tiempo una desgracia tras otra. La última tiene que ver con la relación que mantenía desde hace cuatro años con Claudia Stilianopoulos. La separación fue confirmada al portal «Vanitatis» por fuentes cercanas a la pareja, que apuntaban a que la ruptura se había producido de «forma discreta y fuera del foco mediático, del mismo modo en que inició su historia de amor». El príncipe alemán y la artista habrían tomado la decisión de continuar sus vidas por separado poniendo fin a una relación que ha estado trufada de crisis, días de vino y rosas y desencuentros violentos con la prensa.
Su historia de amor comenzó en la primavera de 2021, cuando ambos fueron fotografiados por primera vez por las calles de la capital. Claudia, hija de Pitita Ridruejo y el diplomático José Manuel Stilianopoulos, (Mike para los amigos), saltaba a las portadas de las revistas del corazón, algo nuevo y desconocido para ella, una artista conceptual ajena al foco y a los titulares. Al contrario que Ernesto, que protagonizaba salidas de tono, una tras otra, al intentar se captado por las cámaras. Ello, unido al carácter indómito del príncipe alemán, que no dudaba en insultar una y mil veces a los periodistas que intentaban fotografiarlo, convertían a la pareja en carne de cañón para las cámaras. Como aquella velada en un restaurante en la Milla de Oro que se prolongó hasta altas horas y que mostraba a Hannover sacando a empujones a una comensal de su mesa fuera de la terraza. O aquella otra vez en el aeropuerto en que el alemán enseñaba con insistencia el dedo corazón entre insultos gruesos. La cara de su novia Claudia, un poema siempre en estas circunstancias.

La vida de excesos le ha pasado factura al ex de Carolina de Mónaco en los últimos años. Así ocurrió el 3 de abril cuando el aristócrata tuvo que pasar 20 días hospitalizado en la clínica Ruber Internacional de Madrid, tras acudir al servicio de urgencias del centro médico de madrugada donde fue llevado por su hijo Christian y su pareja. Tras 15 días en observación, el príncipe alemán recibió el alta hospitalaria el pasado 21 de abril. Era el segundo ingreso pero no el último. El 25 de mayo volvía a ser hospitalizado afectado del mismo problema de salud. Tres ingresos en solo dos meses. Según su pareja, Claudia Stilianopoulos, estaba siendo tratado de una dolencia crónica, al parecer una pancreatitis. Una dolencia agravada con el tiempo que en 2005 ya sufrió en Mónaco y que le llevó a ingresar de urgencia en un hospital del principado en estado de coma. Su historial médico no para ahí. En 2011 el aristócrata fue ingresado durante unas vacaciones en Ibiza aquejado de fuertes dolores abdominales. En 2016 se sometió a una operación cardiovascular de urgencia y en 2018 el jefe de la casa Güelfa volvió a ser ingresado en Austria debido a una grave inflamación del páncreas.
Herencia en disputa
La que mantiene Ernesto con su hijo mayor, Ernesto Augusto, es una de las mayores guerras en las casas de la aristocracia europea. El enfrentamiento comenzó con la herencia que Ernesto de Hannover le había donado entre los años 2004 y 2007. Más allá del amor paterno filial lo hizo entre otras cosas para proteger los bienes familiares de los acreedores, recibiendo a cambio una compensación de 3 millones de euros. Sin embargo, en 2018, el príncipe reclamó en los tribunales a su primogénito la devolución de los bienes cedidos, acusándole de «ingratitud» y presunta apropiación indebida. La razón era que tras recibir la herencia de los Hannover, Ernesto comprendió inviable sufragar los altos costes de mantenimiento de algunas propiedades de la casa Hannover. Ello le llevó a malvender la fortaleza al Estado de Baja Sajonia por el simbólico precio de un euro, algo que su padre no le perdona. La pareja de Carolina de Mónaco (siguen legalmente casados) inició entonces un pleito en el Tribunal Regional de Hannover para recuperar como suyas otras propiedades como Calenberg, en el municipio de Pattensen-Schulenburg y, el palacio del Príncipe Herrenhauseng. Un pleito con ideas y venidas que sigue hasta hoy.
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