Burbujas por José Muñoz Clares

Ya empieza la gente a soñar se despierta un día y alguien le dice que todo ha sido una broma, una pesadilla, nada real. Porque día que pasa disgusto que nos da este gobierno que no sabremos si acabará aprendiendo a hacerlo o si habremos de llegar al fondo más hundido para que ya las cosas no puedan ir a peor. El caso es que desde que llegó Rajoy, el deseado, no ha dejado de irnos fatal y empeorando. Con el principio de los juegos se ha desencadenado el estallido de la segunda burbuja, tras la inmobiliaria, que va a ser la deportiva. Durante un tiempo hemos vivido como si lo de subir al podio no se fuera a acabar. La culpa la tienen Nadal, Lorenzo, Bautista, Alonso, la selección nacional de fútbol y alguno más, que nos han malacostmbrado a ganar a y ahora no vamos a saber en qué vitrina poner las derrotas cuando se nos vayan acumulando. Vivíamos todos como si fuéramos ricos y ahora resulta que todo era a la púa; pues nos faltaba enterarnos de que en materia deportiva también. Si tenemos la mejor liga es porque compramos a los mejores pero no porque tengamos una base de jugadores capaz de mantenernos a la máxima altura, como ha demostrado nuestra selección olímpica, que partía como favorita y la han apeado a la primera. Y lo mismo en las demás disciplinas, en las que estamos cosechando diplomas olímpicos pero no medallas, tal como corresponde a los países pobres. Así que nada era verdad en esta España de Rajoy. Y la verdad amenaza con ser más cruel de lo que está siendo ahora, así que no cabe sino esperar que nuestros saltadores tiren el listón, que los otros hagan saltos nulos, que el de la pértiga pase por debajo de la vara y que fallen hasta las escopetas. Como en la feria.