Tribunales
Dos costillas rotas: Así fue la visita al juez del sospechoso de matar a Madeleine
El abogado de Christian Brueckner señala a dos funcionarios como responsables de lo ocurrido
Cristina Brueckner es el principal sospechoso del secuestro y posterior asesinato de Madeleine McCann peor está en la cárcel por un delito de drogas, por el que debe cumplir una condena de 21 meses. El próximo 6 de enero habrá cumplido las dos terceras partes de la condena y podrá solicitar la libertad condicional. Como paso previo a esa solicitud, debía comparecer ante el tribunal. Así, esta mañana la salido del penal de Kiel en dirección al tribunal de distrito de Braunschweig, informa Ap.
Pero antes de que comenzara la sesión a puerta cerrada, Brueckner tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital, donde determinaron que tenía dos costillas rotas.
Las autoridades alemanas han abierto una investigación para saber exactamente qué ha ocurrido. mientras que los oficiales que lo vigilaban sostienen que sufrió un accidente, el abogado del pedófilo y violador condenado indicó que los responsables eran los funcionarios que lo custodiaban. Lo único que está claro a estas horas es que Brueckner llegó al tribunal una hora antes de la vista y fue encerrado en una celda, en la que se produjo el incidente. 40 minutos antes de la comparecencia, Brueckner fue trasladado al hospital.
Dos horas después, el sospechoso principal del “caso Madeleine” regresó al tribunal esposado y con grilletes en los pies compareció ante el juez.
Según informan los diarios británicos, varios testigos escucharon a Friedrich Fuelscher, abogado de Brueckner, discutir con los guardias mientras revisaban el incidente en las cámaras de seguridad. Mientras Fuelscher les acusaba de ser los responsables de los daños sufridos por su cliente, ellos indicaron que se cayó solo en la celda en la que estaba custodiado y que ellos no habían tenido nada qué ver. Esto ocurre meses después de conocerse que la fiscalía pagó a un preso del mismo centro penitenciario que Brueckner para tratar de arrancarle una confesión, pero no lo consiguieron.
Lo cierto es que todo lo que rodea este caso está cargado de tensión. Los investigadores. con el fiscal Hans Christian Wolters a la cabeza, indicaron en junio que Brueckner era el responsable de la muerte de la pequeña Maddie y que tenían cerrado el caso al 90 por ciento.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esa seguridad se ha ido desvaneciendo y a día de hoy no tienen ninguna prueba concreta para poder llevar al alemán, de 43 años, ante un tribunal. La investigación está en un punto muerto y la relación con los investigadores portugueses es muy mala, por lo que la colaboración es nula.
Además, el abogado de Brueckner ha afirmado que durante un viaje a Portugal reunió las pruebas suficientes para poder exonerar a su cliente. Además, ha criticado varias veces la investigación por no presentarle las pruebas que decían que tenían contra su cliente. Ahora, con el incidente de esta mañana, Fuelscher ha aprovechado para cargar contra los agentes que lo custodian para seguir con su estrategia de que quieren culpar a Brueckner sí o sí y que ha sido declarado culpable sin juicio y, sin lo más importante, pruebas.
Solo indicios. La noche de la desaparición su teléfono lo sitúa cerca de los apartamentos, un testigo sitúa a un hombre similar a él en los alrededores de los apartamentos, un preso que lo conoció le ha responsabilizado del crimen y su ex novia declaró que el día de antes le confesó que tenía que hacer algo importante que le haría estar desaparecido durante algún tiempo. Eso, unido a sus antecedentes por pederastia, condena por abuso de menores y violaciones en el sur de Portugal durante los años previos parecen suficientes para enjuiciarlo, pero no son pruebas contundentes con las que acudir a un tribunal con garantías de éxito.
Actualmente se encuentra cumpliendo condena en la ciudad de Kiel, en el norte de Alemania, por tráfico de drogas que finaliza el 7 de enero y tiene pendiente el cumplimiento de seis años de condena por la violación de una turista norteamericana de 72 años en Praia da Luz en 2005.
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