Sin tregua
Rusia frustra las evacuaciones con sus bombardeos a civiles
El fuego de mortero en un suburbio de Kiev bloquea la salida de los residentes y deja, al menos, cuatro muertos, dos de ellos niños. Mariupol sin agua, calefacción ni alimentos se encamina hacia un desastre humanitario
Rusia no da cuartel a Ucrania. Mientras el mundo aguardaba con expectación a la apertura de los corredores humanitarios que permitirían a los civiles ucranianos escapar de las ciudades sitiadas, después de que representantes del Kremlin garantizaran un alto el fuego en los caminos que recorrerían los refugiados, a lo largo del sábado y durante las primeras horas del domingo quedó patente que la idea de los corredores verdes fue un sueño casi inaccesible. No se cumplió el alto el fuego prometido.
Por el contrario, se han reportado numerosos ataques a los civiles que intentaban escapar en dirección a las fronteras occidentales. En un cruce a las afueras de Irpín, las fuerzas rusas bombardearon con morteros de 122 mm a los residentes que procuraban evacuar en coche, con el resultado de cuatro fallecidos, entre los que se incluyen dos niños. Los bombardeos prosiguieron a lo largo del domingo y ocho civiles más fallecieron como consecuencia. Además, las tropas rusas han cortado el suministro de gas a la ciudad. Incidentes parecidos ocurrieron en Mariupol, que se encuentra sitiada en la costa del mar de Azov. El alcalde de la ciudad, Vadym Boychenko, anunció que la columna de evacuación fue bombardeada mientras abandonaba la ciudad, aunque “milagrosamente, no hubo heridos”.
No todos los corredores verdes han sido atacados. Lada es una anciana kievita que ha conseguido llegar a Leópolis para luego cruzar la frontera polaca, después de un largo viaje en tren que duró más de 14 horas: “No quería irme porque mi único hijo se ha quedado en Kiev para combatir, pero si me quedaba allí, entonces él no iba a estar concentrado para la importante tarea que tiene por delante”. Y como ella, miles. Igualmente no está siendo fácil evacuar algunas zonas porque los bombardeos no se han detenido, mientras ciudades como Járkov, Chernigóv, Bucha y Korostén sufrieron el sábado los bombardeos más intensos de los últimos días. Aunque los corredores fueran seguros, muchas familias no pueden acceder a ellos debido a lo peligroso que se ha vuelto siquiera salir de sus hogares. La única manera de que los corredores sean realmente útiles requiere un “alto el fuego” total y no selectivo, aunque no parece que esto vaya a ocurrir en un futuro cercano.
Bombardeos, bombardeos, bombardeos
Ante las dificultades que están encontrando los vehículos rusos para avanzar, ya sea por el estado de las carreteras, de los neumáticos de los camiones o por las labores de desorientación que está realizando el Ejército ucraniano con la ayuda de la OTAN, Moscú no parece ver otra alternativa a los bombardeos masivos en zonas urbanas. La situación es cada día más dramática. En la localidad de Bucha, al norte de Kiev, las autoridades reciben miles de mensajes diarios de la población pidiendo “comida, agua y la restauración de los sistemas de comunicación” (gravemente dañados por los ataques rusos). Los cadáveres de las calles apenas pueden recogerse y los civiles no consiguen ser evacuados de Bucha por la intensidad de los bombardeos.
Los rusos no parecen distinguir entre objetivos militares y civiles. Prueba de ello es el ataque que sufrieron ayer en Kiev unos periodistas británicos del canal Sky News. Pese a conducir un vehículo civil e identificarse en repetidas ocasiones como periodistas, fueron disparados por tropas rusas y tuvieron que huir a pie de la escena, después de que la luna de su vehículo quedara acribillada a balazos.
Una situación similar se vive en Yitomir y Korostén, al oeste de Kiev. En ambas localidades se han registrado bombardeos en áreas residenciales. La situación ha llegado a un extremo inconcebible en Chernigóv, donde han comenzado a enterrar a sus muertos en fosas comunes que cavan las excavadoras del ayuntamiento, y el alcalde de la ciudad anunció esta mañana que colocan a los fallecidos en “filas” para poder “localizarlos y enterrarlos nuevamente” en cuanto la situación se calme. Cataloga el ataque ruso de un “genocidio”. Solo en la región de Járkov, 126 civiles (cinco de ellos, niños) han muerto como consecuencia de los combates y los bombardeos, mientras 312 han resultado heridos de mayor o menor gravedad. Cada vez resulta más complicado conseguir ayuda sanitaria porque “las tropas rusas han inhabilitado 34 hospitales ucranianos, tanto por los bombardeos como por los cortes de gas y agua”, según informó en la mañana del domingo el ministro ucraniano de salud, Viktor Liashko.
La catástrofe alcanza su punto álgido en Mariupol. El coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras en Ucrania, Laurent Ligoza, retrata la situación en esta ciudad: “Sabemos por nuestro personal que están tratando desesperadamente de protegerse mientras continúan los fuertes ataques y se agotan los suministros de alimentos. No hay agua, electricidad o calefacción. Internet y la telefonía móvil no funcionan. Los hospitales, los supermercados y las casas han sufrido mucho”. Enviar ayuda humanitaria a Mariupol es imposible por el momento. A mediodía del domingo se intentó abrir un nuevo corredor en esta ciudad, otra vez sin éxito: las tropas rusas dispararon contra quienes pretendían escapar, obligándoles a refugiarse de nuevo en sus casas. El domingo se registraron importantes bombardeos en las localidades de Kiev, Járkov, Mariupol, Kramatorsk, Chernigóv, Bila Tserkva, Uman, Vasilkov, Korostén, Svitlovodsk, Vinnytsia y Lubniv, entre otras.
Resistencia pacífica en las ciudades ocupadas
La guerra tampoco termina para las localidades que ya se encuentran en manos de las fuerzas de ocupación. El Kremlin intenta aislarles tecnológicamente para evitar que se comuniquen con el resto del mundo (por ejemplo, en Jersón no funciona la cobertura para las compañías de Vodafone y Kyivstar) pero los ucranianos no parecen dispuestos a aceptar al invasor con los brazos abiertos. Todos los días llegan noticias de manifestaciones masivas en contra de los ocupantes y que nos dejan imágenes de valentía sin precedentes: jóvenes ucranios plantando su bandera sobre vehículos blindados en Jersón, centenares de civiles impidiendo el paso de las tropas rusas con sus cuerpos como única barrera, decenas de banderas ucranianas ondeando al unísono en localidades ocupadas de Berdiansk....
Las autoridades locales también se resisten a colaborar con el invasor. El Kremlin se enfrenta a dificultades para hacerse cargo de los sistemas administrativos y no logra encontrar líderes pro-rusos que colocar como marionetas del poder, ante la firme postura pro-ucraniana de la inmensa mayoría de representantes políticos en el país. Aunque nada de esto ha podido evitar que el Gobierno ucraniano reconociese en la tarde del domingo que los rusos ya tienen el control de la central nuclear de Zaporiyia.
Este domingo también hay informaciones que parecen confirmar que los trece soldados ucranianos de la isla de la serpiente que dijeron “Barco de guerra ruso, vete a la mierda” (que fueron tomados por muertos), continúan con vida aunque hayan sido tomados como prisioneros por las tropas rusas. Asimismo, más de 4.300 bebés han nacido en Ucrania desde que comenzó la guerra y se han registrado casi 4.000 nuevos matrimonios. Nos demuestra que siempre quedarán bellos resquicios de amor y esperanza en la humanidad, incluso en los momentos más sombríos.
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