Contra reloj
EE UU despeja el «default» tras aprobar en el Congreso el acuerdo bipartidista sobre el techo de deuda
El texto de 99 páginas pasa ahora al Senado donde tienen mayoría los demócratas y no se esperan sobresaltos
La Cámara de Representantes aprobó definitivamente el acuerdo bipartidista para elevar el techo de deuda por 314 apoyos -165 de demócratas y 149 de republicanos. En contra votaron 46 demócratas y 71 republicanos. Dos miembros de cada partido no votaron. La Cámara Baja dio así su respaldo al pacto entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el líder republicano Kevin McCarthy para elevar el techo de deuda a cambio de algunos recortes al gasto público. El proyecto pasará ahora al Senado, a cinco días de que se alcance la fecha límite marcada por el Departamento del Tesoro tras la cual el país podría incurrir en un impago de su deuda nacional. Una amplia mayoría de legisladores tanto demócratas como republicanos votaron a favor de la medida, después de que varios conservadores del ala más extremista del partido mostraran su rechazo a la iniciativa por considerar que no hace suficiente por limitar el gasto. La votación de la Cámara de Representantes, que en la actualidad cuenta con una ligera mayoría republicana de 222 escaños frente a los 213 de los demócratas era la gran prueba de fuego del texto legislativo de 99 páginas.
En esta ocasión, el ambiente de polarización no se percibe solamente entre las dos formaciones políticas del país y sus habituales rivalidades en todos los ámbitos, sino muy especialmente dentro de ellas. La división interna, tanto de demócratas y republicanos, es la que realmente está poniendo en riesgo la solvencia del país, forzando que Estados Unidos se enfrente a un futuro económico incierto en cuestión de días.
En el Senado, siguiente paso obligado tras la aprobación de la Cámara Baja, el trámite parece ya más sencillo. Con 50 asientos para los demócratas y otros 50 para los republicanos, el voto de la vicepresidenta Kamala Harris, en calidad de presidenta de la Cámara Alta, rompería el empate a favor de los liberales. Un escenario poco probable, porque incluso muchos conservadores han avanzado que apoyan el acuerdo bipartidista alcanzado en la extendida fase de negociación.
Aunque convencido de contar con la mayoría de los votos republicanos en la Cámara que presidente, Kevin McCarthy, peleó hasta el último momento para asegurarse el apoyo de los indecisos, animando a primera hora del miércoles desde el Capitolio a sus compañeros de partido a votar el proyecto de ley «porque es el primer paso para cambiar la forma en la que gastamos el dinero».
El presidente de la Cámara de Representantes estaba en el punto de mira porque según el resulta de la votación su propia posición podría estar en riesgo. Los rumores apuntaban a la posibilidad de retirar la confianza depositada en el «speaker» si el acuerdo sobre la deuda no salía adelante. Así lo habían dejado caer los miembros del conservador Caucus de la Libertad de la Cámara de Representantes. Justo antes de la negociación. el congresista republicano Dan Bishop, dijo indignado a la prensa que no tiene «ninguna» confianza, «cero», en McCarthy tras la negociación del techo de la deuda. No ayudó al presidente de la Cámara de Represenatntes que los dos candidatos con más posibilidades de ser los candidatos a la Casa Blanca, Donald Trump, y Ron DeSantis, hubieran hecho campaña a favor del «no» en la votación sobre el acuerdo sobre el techo de deuda y evita así en una catastrófica crisis económica.
Un malestar que no es exclusivo de los republicanas. Una gran parte de los demócratas también están descontentos con el acuerdo bipartidista. La oficina de la congresista liberal Alexandra Ocasio-Cortez adelantó, el día previo a la cita del Congreso, la intención de la demócrata de votar «NO». Molesta por la negociación con sus contrincantes políticos, AOC representa el ala más progresista del Partido Demócrata.
De aprobarse en el Senado, de mayoría demócrata, y recibir la firma de Biden, la medida elevará el techo de deuda para los próximos dos años, es decir, hasta después de las próximas elecciones presidenciales. A cambio, la Casa Blanca se compromete a reducir los niveles de gasto y a introducir algunos requisitos para programas de ayuda alimentaria y a familias vulnerables. Además, se reduce parte del impulso a la Hacienda pública aprobado previamente por los demócratas, y se agiliza el proceso para tramitar proyectos de infraestructuras limitando el tiempo que pueden ser retrasados para llevar a cabo análisis medioambientales. «Nuevas carreteras, puentes, autopistas y gasoductos se construirán antes y más rápido gracias a las reformas de esta norma», dijo McCarthy tras pasar la votación.
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