Partido Popular

El rumbo claro del PP

«El centro derecha quiere un PP sin complejos, que no se preocupe por Vox y se ocupe de desalojar a la izquierda radical y sectaria que gobierna España»

Feijóo ofrece un rumbo claro y la previsibilidad, que es lo que quieren los dirigentes, militantes y votantes populares. Es una línea de actuación que nunca se tendría que haber abandonado en una disparatada e incomprensible lucha fratricida que conducía a un desastre irreversible. No hay nada que le pueda gustar más al PP que la previsión. Es algo que caracterizó a Fraga, Aznar y Rajoy. El análisis de sus mandatos al frente del partido muestra claramente esta idea fuerza que a los dos últimos les condujo a la victoria electoral. Otro aspecto fundamental es la ideología. La crisis que vivía España cuando Rajoy alcanzó el gobierno con mayoría absoluta hizo que la perdiera de vista en favor de gestionar la precaria situación económica para impedir un rescate que hubiera sido una catástrofe. Era posible hacer las dos cosas. Por ello, es imposible entender por qué abandonó la defensa de los principios y los valores que dan sentido al PP. A pesar de ello, en su balance estará siempre la buena gestión económica que caracteriza a los populares y que tanto irrita a esa izquierda manirrota e incompetente que es un castigo que nos toca sufrir periódicamente. Por supuesto, la corrupción fue un lastre que condujo a la moción de censura.

Feijóo es un candidato ganador y así lo perciben los militantes del PP, que lo eligieron con un abrumador 98,35%. No me ha sorprendido. El partido siempre ha estado con el líder gallego, porque representa lo mejor del proyecto. Es un político de firmes convicciones, pero también dialogante que ha ganado en Galicia, una comunidad muy simbólica para los populares, con mayoría absoluta. Cuenta con una dilata experiencia, tanto en el Gobierno como en la comunidad autónoma. Lo ha hecho con una incuestionable eficacia. Es un aspecto que aprecia el votante de centro derecha. No hay duda de que es una persona seria, pero también afable en el trato. Es muy importante recordar que ha conseguido que Vox y Ciudadanos sean extraparlamentarios. Este dato muestra que se puede conseguir una mayoría absoluta en una comunidad tan compleja y con un fuerte componente identitario como es Galicia, sin que una parte del voto del centro derecha necesite buscar otras opciones. Es lo que sucedía con Fraga. Nunca ha sido incompatible apoyar con firmeza los intereses de un territorio o defender un bilingüismo integrador con sentirse profundamente español.

El centro derecha quiere un PP sin complejos, que no se preocupe por Vox y que se ocupe de desalojar a la izquierda radical y sectaria que gobierna España y numerosas comunidades y ayuntamientos. Es la fórmula que utilizó con éxito Isabel Díaz Ayuso. Por eso, el proyecto de Feijóo es integrador y no excluyente, porque cada pieza tiene que jugar su papel en el tablero político. Hace un tiempo era impensable que los populares pudieran gobernar en Andalucía. Era el gran feudo socialista. La excelente gestión política y el talante de Juanma Moreno y su equipo han conducido a que todas las encuestas señalen que ganará las próximas elecciones. El estilo de Moreno, Ayuso y Feijóo es el que tiene que impregnar al conjunto de la organización para conseguir el objetivo prioritario, que no son las luchas internas, de acabar con las políticas perniciosas del Gobierno de España. No hay que perder de vista que el partido es un instrumento y no un fin en sí mismo

El nuevo presidente ha formado un equipo que integra las diferentes sensibilidades con la idea clara de superar los errores del pasado. El primer reto son las andaluzas, porque no hay que confiarse. La elección de Bendodo como coordinador general indica que podrían celebrarse antes del verano. Este nuevo cargo exige una gran dedicación y no parece razonable que esté varios meses compatibilizándolo con sus responsabilidades, también muy importantes, en el gobierno andaluz. El ciclo electoral beneficia a Feijóo, porque su ausencia del Congreso de los Diputados, ya que no es diputado, no tiene la importancia que tendría en otras circunstancias. Es verdad que el control del Gobierno en el Senado será una buena oportunidad, pero la clave está, precisamente, en las elecciones andaluzas y luego las municipales y autonómicas del próximo año.

Los problemas económicos y sociales, junto a sus lamentables aliados parlamentarios, no favorecen a Sánchez. Es verdad que no tenía otra opción que formar un gobierno de coalición con Podemos, una caótica amalgama ideológica que lidera en la sombra el telepredicador Pablo Iglesias, y apoyarse en el Parlamento con independentistas y los herederos de ETA. Es una gran ventaja para Feijóo, porque es un fuerte elemento de movilización de sus votantes, así como de contención de Vox. Por supuesto, su perfil es demoledor para Ciudadanos, porque no incomoda al centro. Su trayectoria sin escándalos es otro factor clave. No lleva en su mochila ese lastre que tan caro ha pagado el PP.

El carácter dialogante no implica ni claudicación ni ausencia de firmes convicciones. Es todo lo contrario. Los que conocen a Feijóo saben que ha sido, es y será un hombre del PP. No cabe ninguna otra interpretación. Otra cosa distinta, es que no es necesario convertir el Parlamento, como le gusta a Podemos, los independentistas y los bilduetarras, en el escenario de una permanente pelea tabernaria. Es bueno recordar que los insultos, las descalificaciones y los excesos llegaron de la mano de Iglesias y su equipo. Esta crispación genera más crispación. Es algo que debería erradicarse de la política. Se pueden ganar las elecciones sin insultar al adversario y alcanzando acuerdos en los temas de Estado. Es la fórmula para enviar al PSOE y Podemos a la oposición.