Entrevista

«Maltratamos al sistema inmune con nuestra dieta y estilo de vida sedentario»

Entrevista Sari Arponen, doctora en Ciencias Biomédicas y especialista en Medicina Interna

Sari Arponen
Sari ArponenPEDRO CURBELOLa Razón

Con una larga trayectoria y un intachable expediente académico, Sari Arponen acaba de publicar «El sistema inmunitario por fin sale del armario» (Editorial Alienta), una completa obra que pone sobre la mesa la importancia de algo tan «olvidado» como el sistema inmune.

Aunque la pandemia nos ha obligado a hablar mucho del sistema inmunitario, ¿sigue siendo un gran desconocido?

Me temo que sí. La labor «defensiva» frente a las infecciones es muy importante, pero el sistema inmune lleva a cabo otras muchas funciones. Por ejemplo, si tenemos una lesión, su reparación depende de él. También vigila nuestras células por si se vuelven anormales y malignas, para eliminarlas antes de que originen un tumor maligno. Por otro lado, realiza tareas que podríamos considerar de limpieza y mantenimiento por ejemplo en el cerebro, y si esto se trastorna, pueden aparecer problemas neurodegenerativos. Además, debe reconocer lo propio como propio, y también distinguir lo que es extraño, pero no es dañino. Si estas funciones fallan, pueden aparecer la autoinmunidad y las alergias.

¿Qué es lo más importante que nos pasa desapercibido?

Quizás el hecho de que las mucosas y la piel tienen una función muy importante en su regulación, y es que hay sistema inmune por todas partes. Es clave el papel que ejerce la microbiota en regularlo. Si tenemos un buen equilibrio, estará más calmado. En cambio, si maltratamos a nuestros microorganismos amigos, se pone en alerta y genera problemas.

¿«Maltratamos» al sistema inmune?

Desde luego. Nos lo dicen miles de estudios. En las sociedades industrializadas modernas tenemos un estilo de vida con un entorno y unos hábitos que se parecen poco a lo que esperan nuestros genes y nuestros sistemas inmunitario, endocrino y neurológico.

¿Cómo influye lo que comemos?

Es clave. No en vano se habla del concepto de inmunonutrición. Los componentes de los alimentos modulan el funcionamiento de nuestras defensas. Los productos ultraprocesados, con azúcares añadidos, grasas vegetales con exceso de omega 6 y grasas trans, son perniciosos para nuestro sistema inmune, sin olvidar que los aditivos y diversas sustancias como metales pesados, pesticidas, herbicidas, disruptores endocrinos o micotoxinas pueden trastocar su funcionamiento incluso en muy pequeñas cantidades.

¿Qué es lo peor que hacemos?

El sedentarismo es uno de los grandes males de la vida moderna, junto al estrés crónico, la falta de descanso adecuado, los tóxicos ambientales y la falta de contacto con la naturaleza. Todos estos factores son los mismos que también dañan a nuestra microbiota. Necesitamos movernos más, descansar más y mejor, y pasar más tiempo al aire libre, con nuestros seres queridos respirando aire puro y fresco.

¿Cuidar el sistema inmune nos haría vivir más años?

Desde luego que es imprescindible hacerlo si queremos evitar problemas derivados de patologías crónicas como las cardiovasculares o las metabólicas. En todas estas situaciones hay presente una inflamación crónica de bajo grado, en la que hay un desequilibrio del sistema inmunitario. Por otro lado, cuando se habla de envejecimiento ya se suele conceptualizar éste como un proceso de «oxiinflammaging», es decir, un envejecimiento con incapacidad para contrarrestar los fenómenos de estrés oxidativo.

¿Qué lecciones debemos extraer de la pandemia?

Que la educación para la salud y las medidas preventivas de forma global e individual son fundamentales para prevenir patologías infecciosas y otras muchas que hoy son la primera causa de mortalidad, como las cardio y cerebrovasculares. Somos un superorganismo, y así nos debemos cuidar.