Nuevo estudio

Este es el lugar del hospital con el mayor riesgo de transmisión de bacterias multirresistentes

El brote que amenazó a los pacientes de la planta pediátrica en un centro de Tokio pone de relieve el reto que supone eliminar estos patógenos una vez diseminados

La bacteria causante de esta enfermedad es la Mycobacterium tuberculosis
Un brote por enterobacteria resistente en Japón nos enseña qué zona del hospital hay más riesgo de contagio por bacterias resistentesDREAMSTIMEDREAMSTIME

Junio de 2016. Los pediatras del Centro Médico Omori de la Universidad Toho en Tokio, Japón, detectan una infección bacteriana en un niño que había sido hospitalizado por una enfermedad cardiaca. Se trataba de una enterobacteria productora de carbapenemasas, una importante amenaza para la salud pública debido a su resistencia a antibióticos ampliamente utilizados. El personal no puedo controlar el patógeno, que desencadenó un brote en la planta pediátrica de este centro médico académico, que cuenta con 55 camas para la hospitalización infantil. El brote comenzó en marzo de 2017 y terminó en octubre de 2017. Afectó a un total de 19 pacientes pediátricos. Hoy supone un ejemplo del reto que supone eliminar estas bacterias de un centro sanitario.

Un nuevo estudio publicado en la revista American Journal of Infection Control sobre este caso, informa sobre las conclusiones extraídas sobre las medidas adoptadas para controlar aquel brote multiespecie de Enterobacterales productoras de carbapenemasas. En base a lo que sucedió en Tokio, la investigación destaca cuál es el lugar del hospital con el mayor riesgo de transmisión de bacterias multirresistentes. En este sentido, revela la especial vulnerabilidad a la contaminación a través de fregaderos y otras fuentes de agua; de hecho, ni siquiera la sustitución de todos los fregaderos de la sala detuvo este brote en 2017.

El mecanismo biológico que confiere la multirresistencia a las enterobacterias productoras de carbapenemasas (EPC) puede transmitirse de una especie bacteriana a otra, lo que contribuye a la creciente epidemia de resistencia a los antimicrobianos. Un brote de una especie de EPC en un hospital tiene el potencial de convertirse en un brote que implique a muchas especies, lo que hace mucho más difícil detenerlo. Muchos estudios han demostrado que existe un alto riesgo de contaminación por EPC en los lavabos de los hospitales y sus alrededores.

Este nuevo informe cuenta cómo el equipo de prevención de infecciones del hospital de Tokio tomó muestras de microbios de los pacientes y del entorno de la sala de pediatría para comprender mejor cómo se propagaba el brote. Este muestreo identificó nueve lavabos contaminados con EPC, incluidos seis en habitaciones de hospital y tres más en un centro de enfermería, una sala de residuos y una máquina de hielo. Todos los lavabos positivos en esta bacteria se encontraban en habitaciones en las que se había tratado a pacientes positivos. En las habitaciones con pacientes seronegativos no se detectó contaminación en los lavabos.

Para ayudar a frenar el brote, en junio de 2017 se sustituyeron todos los lavabos de la planta de pediatría por otros nuevos, que se desinfectaron a fondo con peróxido de hidrógeno. Sin embargo, la contaminación por EPC continuó incluso después de esa medida. El descubrimiento de la misma especie bacteriana en lavabos de habitaciones contiguas indica que la transmisión de patógenos puede ser posible de un lavabo a otro a través de los desagües y las tuberías conectadas.

Cómo evitar la contaminación por bacterias en un hospital

Otras medidas aplicadas por el equipo de prevención de infecciones (compuesto por médicos, enfermeros, farmacéuticos y microbiólogos) fueron recomendar la desinfección de las manos después de usar los lavabos, introducir utensilios desechables para limpiar los lavabos, prohibir el enjuague bucal con el agua de los lavabos, promulgar procedimientos de desinfección y secado de cualquier objeto expuesto al agua de los lavabos, etc. Finalmente, después de octubre de 2017, no se identificó ninguna otra contaminación por ECP en las muestras de pacientes ni en la vigilancia ambiental.

«Después de meses de intensos protocolos de control de infecciones, finalmente pudimos declarar el fin de este brote», celebra Sadako Yoshizawa, profesora del Departamento de Microbiología y Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Toho, subdirectora del Laboratorio Clínico del Centro Médico Omori y autora correspondiente de este estudio.

«Nuestra experiencia pone de relieve la importancia de centrarse en los lavabos y otras áreas relacionadas con el agua en las salas de hospital, ya que son fundamentales para la transmisión de EPC y, por lo tanto, los principales frentes en la lucha contra la resistencia a los antibióticos», concluye.

«El tremendo esfuerzo que se hizo para controlar este brote es representativo del enfoque integral y holístico de la prevención de infecciones que se requiere en estas situaciones», asume Tania Bubb, presidenta de la APIC 2024. «Incluso una medida tan definitiva como sustituir los lavabos contaminados puede no ser suficiente para detener la propagación de organismos resistentes a los antibióticos. Este brote terminó porque el equipo de prevención de infecciones puso en marcha un conjunto de procesos básicos relacionados con la higiene de las manos y el uso y desinfección de los lavabos del hospital».