
Reino Unido
Decidió dar a luz en casa… y murió junto a su bebé
Jennifer Cahill, de 34 años, optó por un parto fisiológico en casa pese a los riesgos médicos. La investigación revela fallos en el protocolo y momentos de angustia

La muerte de Jennifer Cahill, gerente de exportaciones internacionales, y su hija recién nacida Agnes Lily, ha conmocionado al Reino Unido. Ambas fallecieron en junio de 2024 tras un parto en casa en Prestwich, Gran Manchester, realizado en contra del consejo médico. La madre, que había sufrido una hemorragia posparto en su primer parto, insistió en dar a luz sin medicamentos ni intervenciones, en un ambiente íntimo y natural.
Durante la audiencia celebrada en Rochdale, la partera Julie Turner relató los momentos finales del parto. “Ella forcejeaba y gritaba: ‘¡Tengo muchas ganas de hacer esto! ¡Soy una guerrera! ¿Por qué mi cuerpo no me lo permite?’”, dijo entre lágrimas. Turner, que no ha vuelto a trabajar desde la tragedia, explicó que Jennifer se estaba castigando a sí misma por no lograr el parto que deseaba.
La investigación reveló que Jennifer había rechazado pruebas médicas clave, como la del estreptococo B, y que su plan de parto incluía mínimos exámenes físicos, luz tenue de velas y comunicación en voz baja. A las 4 de la madrugada, parecía estar en trabajo de parto normal, pero el equipo de gas y aire no funcionó, y la presión arterial elevada no fue registrada adecuadamente.
Agnes Lily nació con el cordón umbilical enrollado en el cuello y cubierto de meconio. Fue trasladada de urgencia al Hospital General de North Manchester, donde falleció tres días después por hipoxia. Jennifer, por su parte, sufrió una nueva hemorragia, perdió más de dos litros de sangre, entró en shock y murió poco después de ser ingresada por insuficiencia multiorgánica.
El esposo de Jennifer, Rob Cahill, declaró que nunca se les explicaron completamente los riesgos. La pareja creía que las advertencias médicas estaban basadas en una infección previa de estreptococo B que su hijo había sufrido tres años antes. La Fundación del Servicio Nacional de Salud de la Universidad de Manchester admitió que Jennifer debió haber sido derivada a una partera especializada para discutir los peligros del parto en casa.
La policía investigó al grupo en línea Home Birth Support Group UK, del cual Jennifer era miembro, pero no se tomarán medidas legales, ya que el grupo no ofrece asesoramiento médico.
La investigación también reveló que la reanimación de Agnes no cumplió con los estándares nacionales, y que el sistema de registro era defectuoso, con datos incompletos y anotaciones en papeles sueltos. El personal sanitario expresó su preocupación por el aumento de partos de alto riesgo fuera del hospital. “Antes era inusual, pero ahora hay más mujeres con planes complejos”, dijo Turner.
La audiencia continúa, mientras se examinan los protocolos y responsabilidades en torno a esta doble tragedia que ha reabierto el debate sobre los partos en casa y la seguridad materno-infantil.
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