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El pueblo español que fue abandonado por error y hoy es un lugar fantasma

Expropiado en la década de los 50 del siglo XX, ahora funciona como un museo al aire libre y los turistas pueden visitar lo que fue una antigua fortaleza medieval

Granadilla, en Cáceres
Granadilla, en CáceresDreamstime

Se conoce como "la España vaciada" aquellos lugares que han sufrido una importante despoblación en las últimas décadas, cayendo su número de habitantes a un ritmo vertiginoso y hasta tal punto que son casi pueblos fantasmales o con muy pocos habitantes. Entre estos, existe un caso en nuestro país de un municipio que fue abandonado por error y, a día de hoy, nadie vive allí.

La geografía española aporta un gran número de municipios, aunque muchos de ellos han dejado de ser el lugar de residencia para cientos de persona. Actualmente, se estima que existen en nuestro país cerca de 3.000 pueblos que están abandonados. Y a esta cifra, se le suma un alto porcentaje de localidades que están a punto de quedar despobladas. Más allá de la búsqueda de trabajo o una vida mejor, otros casos se tratan de personas que han tenido que dejar atrás su zona de origen por obligación o porque no veían cubiertas sus necesidades.

Granadilla, el pueblo fantasma que fue una antigua fortaleza medieval: expropiado por la inundación del Embalse de Gabriel y Galán

Al norte de la provincia de Cáceres, se encuentra Granadilla, anteriormente conocido como el viejo señorío de Granada. Hoy en día, es uno de los pocos pueblos fortaleza españoles en los que hay antiguas murallas que siguen intactas, y sus visitantes pueden pasear por sus calles amuralladas y ver la villa desde lo alto de su castillo. Pero todo lo que van a encontrar, más allá de los restos medievales y arquitectónicos, son sombras, paredes y lugares vacíos, que fueron abandonados desde que todos los residentes fueron expulsados en la década de los 60, y actualmente, no hay ningún habitante en él.

Granadilla fue fundada por los musulmanes en el siglo IX. Fronteriza con Portugal, ocupaba un lugar estratégico y permitía a sus ocupantes vigilar la Ruta de la Plata, que se trataba de una ruta comercial que atravesaba el oeste peninsular. En 1160 fue conquistada e incorporada al Reino de León, en el siglo XV, pasó a manos de Fernando Álvarez de Toledo, primer duque de Alba, y siguió perteneciendo a su familia hasta mitad del siglo XIX.

En torno a mil personas vivían en el municipio hasta que, en 1950, comenzó su fin. En tiempos de Franco, el gobierno se embarcó en un proyecto masivo de construcción de represas, como forma de impulsar la economía. Así, expropió la localidad para construir el Embalse de Gabriel y Galán. En 1955, las autoridades decretaron que Granadilla estaba en la llanura que iba a ser inundada por la obra, lo que obligaba a un desalojo gradual de los vecinos que duró hasta 1964, cuando el pueblo quedó totalmente vacío tras el pago de las indemnizaciones correspondientes.

Pero el agua, a pesar de que empezó a subir de nivel, nunca llegó al pueblo. Cubrió todas las rutas de acceso excepto una, pero los residentes nunca pudieron regresar a sus hogares. El gobierno mantiene el decreto de inundación firmado por Franco, lo que prohíbe a los antiguos inquilinos recuperar sus casas.

Mientras tanto, es el turismo lo que mantiene "vivo" a este lugar. En 1980, fue declarado Conjunto histórico-artístico, hecho que suscitó el interés de las autoridades y turistas. Además, ahora funciona como un museo gratuito al aire libre, y sus anteriores habitantes y descendientes se reúnen dos veces al año en el lugar, el 1 de noviembre (Día de Todos los Santos), y el 15 de agosto (día de la Asunción de María).