Rusia
El gafado “Almirante Kuznetsov”, único portaaviones ruso, sale al fin del dique seco, pero aún no está listo para navegar
Desde su entrada en servicio en 1991 ha sufrido numerosos percances y solo en 2016 entró en combate por primera vez
La Marina de guerra rusa, más allá de las pérdidas que está sufriendo en el conflicto con Ucrania, que hoy cumple un año, lleva años intentando poner a flote su único portaaviones, el Almirante Kuznetsov, que entró en servicio en 1991 y que ha tenido una vida lastrada por numerosos percances.
Ahora, por fin, llega la primera buena noticia en mucho tiempo y es que, esta semana, Alexei Rakhmanov, director ejecutivo de la empresa estatal United Shipbuilding Corporation (USC), anunció que el buque dejaba por fin el dique seco en el que estaba para su revisión, en el astillero 35 en la base naval de Murmansk, junto al mar de Barents, aunque su mantenimiento continuará hasta el próximo año.
El mayor buque de la flota volvía a sufrir el pasado mes de junio otro retraso en el proceso de revisión y reparación, por lo que no volvería a entrar en escena hasta el año 2024 como muy pronto, según ha informado la agencia rusa TASS.
Por si fuera poco, en diciembre de 2022 el portaaviones volvía a sufrir un incendio cuando iba a salir del dique seco, después de una larga revisión, lo que retraso dos meses, hasta esta semana, dicha salida. El fuego afectó a unos seis metros cuadrados de la cubierta. La tripulación respondió instantáneamente lo extinguió, pero el incendio obligó a revesar de nuevo todos los compartimentos del buque.
El portaaviones Almirante Kuznetsov inició reparaciones importantes en 2017 después de una operación en la costa de Siria. En octubre de 2018, salía del dique flotante PD-50 del astillero 82 en Roslyakovo cuando comenzó a hundirse. Debido al accidente, una grúa cayó sobre la cubierta y la dañó.
El Kuznetsov fue botado en 1985 y diseñado bajo el paraguas de la estrategia nuclear de la era soviética con el objetivo fundamental de proteger a los submarinos nucleares portadores de misiles misiles balísticos intercontinentales. Su primer nombre fue Riga. Poco después fue rebautizado como Leonidas Brezhnev. En 1987 se llamó Tbilisi y finalmente quedó como Almirante Kuznetsov en honor al héroe soviético de la Segunda Guerra Mundial.
En 1991, tras la desintegración de la URSS y en medio de discrepancias con la recién independizada Ucrania, que reclamó la propiedad del portaaviones, el Kuznetsov permaneció amarrado durante años y no volvió a estar operativo hasta 1995. Su primera misión fue un despliegue en el Mar Mediterráneo y entre sus misiones más relevantes figura el intento de rescate de la tripulación del submarino Kursk. La primera acción de combate del barco tuvo lugar en 2016, en plena guerra de Siria, cuando despegaron de su cubierta aviones Su-33.
El único portaaviones ruso se halla inmerso en un proceso de reparación tras detectarse defectos en los trabajos de renovación. En diciembre de 2019, al menos un militar murió y doce personas resultaron heridas por un incendio a bordo del barco. El año anterior sufrió daños durante los trabajos de reparación cuando el dique flotante que lo sostenía se hundió y una grúa se estrelló contra su cubierta.
En 2016, la Armada rusa perdió en menos de un mes se segundo caza, un Su-33 que se salió de la pista del portaaviones debido a la rotura del cable de frenado. Unos días antes, un caza MiG-29 se estrelló cuando se disponía a regresar al Almirante Kuznetsov en la guerra siria, en la que Putin decidió embarcarse para ayudar a Bachar al Asad a doblegar a las fuerzas islamistas y a Estados Unidos.
En 2017, el que fuera ministro de Defensa británico, Michael Fallon, lo calificó como el “barco de la vergüenza” mientras el portaaviones navegaba cerca de las costas británicas expulsando más humor negro de lo normal.
El Kuznetsov está dotado de una doble cubierta angulada y una rampa de 12º muy diferente del sistema de catapultas de vapor de los portaaviones occidentales. Los cazas que lleva en cubierta son el Su-33, el Ka-27 y el MiG-29.
Su potencia de fuego no es menor. Carga cuatro lanzadores séxtuples VLS de misiles antiaéreos 3K95 Kinzhal que disparan 192 unidades del misil de defensa aérea 9M330 / SA-N-9 Gauntlet. También incorpora seis cañones gattling AK-630 de 30 mm y ocho sistemas CIWS de misiles / cañones Kashtan. El Kuznetsov también tiene como defensas antisubmarinas dos sistemas de cohetes antisubmarinos/antitorpedos UDAV-1 con 60 proyectiles.
El Kuznetsov, designado formalmente por la Armada rusa como un "crucero de transporte de aviones pesados", es el único buque de Moscú de este tipo, un cruce entre un portaaviones y un barco de ataque, equipado no solo con aviación embarcada sino también con un poderoso sistema de misiles antibuque de largo alcance P-700 Granit. En condiciones normales, el buque ya habría sido retirado y desguazado, pero, debido a que las perspectivas de adquirir un buque de similares características a corto plazo son escasas, los rusos están haciendo todo lo posible para mantenerlo operativo.
Todo hace indicar que en los meses que faltan hasta que, si se cumplen los plazos, vuelva a estar operativo, se reemplazará la electrónica de a bordo y se reparará la cubierta de vuelo, el sky-jump, el equipo de la sala de máquinas y el sistema de propulsión. Muchos cambios para tan corto periodo, por lo que no sería descartable que el plazo previsto de 2024 se demore aún más en el tiempo.
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