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Música

Uoho, el cerebro musical de Extremoduro por fin al frente

Es, sin ser una estrella, uno de los músicos más influyentes del momento. Sale de entre las bambalinas y se reivindica con su nuevo grupo. Habla de futuro, pero también de por qué se rompió Extremoduro

Iñaki Antón en el camerino, antes de salir a tocar
Iñaki Antón en el camerino, antes de salir a tocarRicardo rubio

Iñaki Antón, “Uoho”, cofundador de Platero y Tú -una de las mejores bandas de rock de los noventa- y cerebro musical de Extremoduro-, posiblemente el grupo más grande del rock español de todos los tiempos- creaba hace unos meses una nueva formación: Uoho. Junto a él, el batería y el bajista de Extremaduro y el pianista que tocaba con ellos en las giras. Han sido teloneros de Guns N’Roses en Sevilla y, tanto en Barcelona como en Madrid, eran recibidos por un público enloquecido ante su rock, puro y rotundo, sin concesión al artificio, como es el propio Iñaki en el tú a tú.

«Uoho es un proyecto en el que soy una parte más visible de lo que he sido en otros grupos», explica, «y que ahora mismo está construyendo los cimientos, con esta gira y este disco de interpretaciones, sobre los que edificaremos, dentro de unos meses, nuevas canciones. Fue una propuesta que llegó de la promotora Live Nation y tengo que agradecerles que me pidieran que cantara yo las canciones de toda mi trayectoria y que le pusiera mi nombre al grupo, que es algo que ya me había aconsejado Robe hace muchos años y no le hice caso. Yo no me habría atrevido a hacer esto por mí mismo, ya fuera por timidez o por coherencia, pero ha sido una patada en el culo que me ha venido muy bien porque lo estoy disfrutando muchísimo. No esperaba encontrar tanto calor como el que estoy recibiendo», reconoce. «Sé que de cara a la galería no soy un rostro muy visible ni un tío célebre, porque he trabajado mucho en los grupos en los que ha estado aunque siempre en un segundo plano, pero la conexión con el público está siendo de auténtica fiesta». Quizá la más difícil fue la decisión de lanzarse a cantar, de dar el salto al primer plano. Confiesa Iñaki que se repetía a sí mismo que no era capaz de hacerlo, que él no sabía cantar.

Ensayo de un cantante

Cuenta que María, su mujer, que es cantante, adorable trueno malagueño, incluso le decía que no cantara, «que lo hacía muy mal». «Lo hablé con el grupo», explica , «y decidimos probar. El primer ensayo fue un desastre. Pero cogí un profesor y fui grabándome, escuchándome. Me fui acostumbrando y haciéndome a ello, venciendo esa timidez e inseguridad, y la cosa mejoró hasta un punto. Empeorar no podía» ríe. «Y ahora me siento como en 1990, cuando empecé con Platero. Estoy con un nuevo grupo y canto yo, y tengo que aprender. Y los Platero, entonces, también estábamos aprendiendo».

Pero Uoho no hubiera existido de no producirse la ruptura de Extremoduro, una ruptura que fue «un divorcio estándar y común, sin que mediaran terceras personas». «Extremoduro es pasado», afirma. «Es un recuerdo bonito, en general, pero es pasado. Se rompió con “Mayéutica” (el último disco firmado por Robe en solitario). Ese disco lo preparamos y, a 15 días de entrar al estudio a grabarlo, me fui de allí. Porque eso fue lo que pasó: me fui. Ese disco lo reenganchamos con un cabo y un gancho, utilizando un lenguaje marítimo, para hacer la última gira, la de despedida, que no era ningún cuento, era verdad. Pero vino la pandemia, vinieron los diferentes puntos de vista entre Robe y yo, y se acabó jodiendo el chiringuito».

Robe Iniesta e Iñaki Antón durante la rueda de prensa donde confirmaron la disolución de "Extremoduro"
Robe Iniesta e Iñaki Antón durante la rueda de prensa donde confirmaron la disolución de "Extremoduro"J.J. GuillénAgencia EFE

Reconoce Iñaki que aquello fue duro y trabajoso. «Y largo», añade, «no fue algo de un día para otro, sino un proceso. Y muy telefónico, además, porque estábamos aislados por el Covid. Pero el caso es que la ruptura se produjo. Y durante un tiempo me desencanté de la música, pero no porque pasara una época de depresión. Simplemente estaba cansado de la música y de todo lo que había traído, de la cola de la cometa que había venido con ella. Y me dediqué a mi familia, a estudiar, a hacer fotografía… Fue un período muy gratificante». Y es que es esta una faceta quizá desconocida del músico, un hombre familiar y culto, lector voraz de libros y prensa, al corriente de la actualidad y el debate público.

«Mis dos hermanos me sacan 15 y 17 años, así que me crie como un hijo único», cuenta, «y los hijos únicos nos tenemos que buscar nuestros propios entretenimientos y nuestros amigos imaginarios. En casa había libros, afortunadamente, y a un hijo único tener libros le viene muy bien porque cuando es pequeñajo no tiene hermanos con los que jugar. Había libros que leía y no entendía, pero eso iba dejando poso. Mi hija Irantzu es una gran lectora porque siempre me vio leer. Suelo tener siempre dos libros abiertos», explica Iñaki, «una novela y un libro didáctico, ya sea de fotografía, ciencia o historia. Y para mí es muy importante el estilo. Me gusta la gente que tiene arte escribiendo. Hay escritores tan buenos que sólo con que escriban es suficiente. Y sigo a unos cuantos columnistas. Están en distintos periódicos, porque el que lee un solo periódico es una persona desinformada, o peor aún: manipulada. Sigo a Jorge Bustos, a Juan Soto Ivars, a Zarzalejos… Y me gusta una tal Rebeca Argudo, que podría firmar perfectamente como Rebeca Agudo, porque hay veces que es aguda, que tiene buenas ideas, titulares geniales. Y un buen titular, en la época de la sobreinformación, es una piedra preciosa».

¿Y cómo lleva el artista, uno como Uoho, esta suerte de neopuritanismo que vivimos o lo que llamamos “cultura de la cancelación”? «Creo», explica, «que estamos viviendo unos años para el creador, sobre todo para el que utiliza la palabra, en los que hay una censura muy hija de puta porque no da la cara, no es clara. Pero existe. “Esto está bien y esto está mal”. Es esa ética, esa religión… Como si quisiéramos volver a la Edad Media. Es un retroceso. A algunos se les llena la boca llamando fascistas a otros y me da la impresión de que son ellos los más fascistas». Pero este clima no ha condicionado la selección final de canciones. Iñaki canta «Puta» sin claudicar, y bien que hace, ante este neofeminismo puritano ni sus hordas de ofendidos.

«A mí me encanta la palabra persona, que es lo que somos» me dice. «Ni la palabra feminismo ni la palabra machismo, que no las veo. Por raíz, etimológicamente, por construcción, son exactamente iguales. Tendría que existir una que aludiera a las personas. Los hombres y las mujeres somos diferentes biológicamente, el que diga que no es así anda muy despistado, pero ante todo somos personas. Y habremos progresado realmente en el aspecto de la igualdad cuando dejemos de tener el sexo en cuenta y nadie se fije en si eres hombre o mujer para desarrollar un trabajo, pero también para defenderte o no hacerlo» ¿Cómo no ser de Uoho?