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Festival de San Sebastián

Costa-Gavras: "Hay que luchar por poder elegir cómo queremos despedirnos"

El maestro del compromiso político cinematográfico se aproxima a la dignidad del final de la vida en "El último suspiro"

SAN SEBASTIÁN, 24/09/2024.- El director, guionista y productor Costa Gavras posa este miércoles durante la presentación de "Le dernier souffle", que compite en la Sección Oficial de la 72 edición del Festival de Cine de San Sebastián. EFE/ Javier Etxezarreta
Presentación de "Le dernier souffle" en la 72 edición del Festival Internacional de Cine de San SebastiánJavier EtxezarretaAgencia EFE

Utilizar la canalización artística que procura en este caso el cine para hablar de la muerte y de la dignidad obligada del final de la vida con casi 92 años, es sin duda, un ejercicio testamentario emocionante y evidenciadamente político que solo podía llevar a cabo alguien como Costa-Gavras. El director, símbolo del compromiso configurado a través de las estructuras de ese cine social europeo compartido a través de voces parejas como las de Ken Loach, Paul Laverty o los Hermanos Dardenne, aterrizaba ayer en Donosti para competir por la obtención de la Concha con su película «El último suspiro» y de paso recordarnos que no solo puede sino que siente que debe seguir haciendo películas que constituyan un compromiso con la vida y con la eternidad de los mensajes lanzados.

Y en el caso de este último trabajo vertebrado por el establecimiento de una suerte de diálogo filosófico entre un escritor de éxito, Fabrice Toussaint (interpretado por Denis Podalydès) y el doctor Augustin Masset, especializado en cuidados paliativos y testigo luminoso de relatos devastadores en los que sus protagonistas –especialmente sensible el caso de los personajes encarnados por Charlotte Rampling, Ángela Molina o la mítica actriz francesa Françoise Lebrun– solo quieren acabar sus días de una forma elegida y en ningún caso impuesta, el mensaje está claro: derecho a una muerta digna. El cineasta franco-griego recibe a este periódico, generoso y afabilísimo para hablar de la muerte, pero sobre todo, de la vida, una apuesta alejada de la solemnidad y fatalidad que dialoga de manera interesante y completamente involuntaria con una película como "Los destellos" de Pilar Palomero, también presente en el certamen y también en competición.

Presentación de "Le dernier souffle" en la 72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián
Presentación de "Le dernier souffle" en la 72 edición del Festival Internacional de Cine de San SebastiánJavier EtxezarretaAgencia EFE

¿Nuestras sociedades pecan de edadismo? ¿Cree que hay un arrinconamiento de los mayores?

Sin duda es un problema enorme esta cuestión. Antes la jubilación se producía se producía a los 60 años, máximo 65 y vivías hasta los 70 o 75, el problema es que ahora la gente está viviendo hasta los 100 años, cosa que es un problema tanto de la sociedad como económico. El problema es que tenemos a mucha gente muy mayor que no produce, que consume muy poco y que cuesta mucho. Cuanto mayores somos, menos útiles somos para la sociedad desgraciadamente.

A través de este escritor protagonista vemos cómo a pesar de intentar intelectualizar la muerte y teorizar mucho sobre ella, cuando llega el momento inevitable de la aceptación, surge el miedo...

A veces vivimos como si la muerte fuese algo que no nos va a suceder nunca. Sin duda no podemos deshacernos del miedo, es algo que está ahí, pero siempre combinado con la necesidad de dignidad. Es importantísimo mantener la relación con los demás hasta el final, porque ellos son los que se van a quedar y creo que es importante que el recuerdo, cuando uno se va, tenga más que ver con la nostalgia que con el miedo o la angustia. Siempre digo que la nostalgia es como la continuación del amor.

El final iluminado de la historia remite a un jardín exterior en el que los implicados se preparan para hablar del futuro. ¿Qué forma tiene este futuro para Costa-Gavras en estos momentos?

El futuro para mí en estos momentos consiste en luchar para sobrevivir sabiendo en todo momento que esto se va a acabar en algún momento. En una escena de la película se dice que la muerte es como una especie de semilla con una fruta por dentro que acabará floreciendo. Hay que luchar por poder elegir cómo queremos despedirnos.

"El llanto": terrorífico y envolvente canal de violencias heredadas contra las mujeres

Jugando con la arquitectura eventual de los dolores heredados y la histórica violencia espectral ejercida sobre la figura femenina a lo largo de los años, lugares y contextos, Pedro Martín-Calero ha presentado de la mano de la talentosa guionista Isabel Peña en el marco de la sexta jornada de festival una película, que también compite en Sección Oficial, constituye su debut en el largo y podría estar adscrita al género del terror, pero su retórica de señalamiento a una cuestión socialmente sensible como los feminicidios o la violencia machista la amplifica y libera lo suficiente como para no encasillarse.

«Empezamos a poner miedos, cosas que nos duelen y vulnerabilidades varias para construir los llantos que queríamos contar y siento que fue una sensación bastante orgánica desde el principio la que tuvimos», reconoce en entrevista con LA RAZÓN el director de una historia protagonizada por Ester Expósito, una joven adoptada que vive un acontecimiento traumático y cuya angustia presente por la existencia de una presencia desconocida violenta, dialoga en los márgenes temporales de hace veinte años con otra sucedida en la Argentina de los noventa y protagonizada por mujeres portadoras de sus mismos miedos. «Al final hay una herencia de dolores femeninos traspasada de madres a hijas como bien dices que mostramos aquí para intentar no olvidarla», se despide Peña.