Muere el icónico dibujante e historietista Francisco Ibáñez

Francisco Ibañez, uno de los mejores creadores españoles de historietas o cómics, "padre" de personajes tan populares y queridos como Mortadelo y Filemón, integrante de la segunda generación de la mítica Escuela Bruguera junto a autores como Figueras, Gin, Nadal, Raf o Segura, ha fallecido a los 87 años en Barcelona, su ciudad natal. De esta manera lo han anunciado en su cuenta de Twitter Penguin España transmitiendo con enorme tristeza desde Penguin Random House Grupo Editorial que esta mañana había fallecido este gran dibujante e historietista.

Nacido en Barcelona en marzo del 36, justo cuatro meses antes de que estallara la guerra civil española, en el seno de una familia de clase media baja, compuesta por el padre, de origen valenciano y contable de profesión; la madre, de origen andaluz, y tres hermanos, Ibáñez desarrolló desde muy pequeño una gran afición por los tebeos y el cine cómico estadounidense. Precoz y adelantado en el uso y abuso de las pasiones creativas, con tan solo once años, se publicó su primer dibujo en la revista "Chicos".

A pesar de que empezó a estudiar Contabilidad, Banca y Peritaje Mercantil y en 1950 entró a trabajar como botones en el Banco Español de Crédito, compaginándolo en todo momento eso sí con colaboraciones en las revistas "Nicolás", "Chicolino" o "La hora del recreo", lo cierto es que en el verano del 57, Ibáñez, ya ganaba más dinero como dibujante que como ayudante de cartera y riesgos en la banca y esa solvencia económica le empujó a dedicarse por completo a la historieta. Su posterior contacto y colaboración con la entonces potente Bruguera (que en aquel momento necesitaba imperiosamente nuevos dibujantes tras la marcha de sus principales artistas a Tío Vivo) propició el nacimiento de su hijo más deseado y popular: la primera entrega de Mortadelo y Filemón se publicó en la revista "Pulgarcito".

Considerablemente influido por el cómic franco-belga, el dibujante publicó en 1969 "El sulfato atómico", la primera historieta de Mortadelo y Filemón concebida como parodia del mundo de los espías y de larga extensión. Triunfó tanto este nuevo modelo a nivel nacional e internacional que la propia Bruguera lo explotó sacando cabeceras como "Mortadelo", "Super Mortadelo", "Mortadelo Gigante" o "Mortadelo Especial", a veces incluso sin respetar sus derechos laborales. En el terreno personal, Ibáñez se convirtió en esos años en padre de dos hijas y paralelamente sufrió la mercantilización e industrialización progresiva de sus personajes estrella, algo que le obligó a trabajar a destajo (hasta 40 páginas semanales) para una industria que ejerció de "padre insaciable y saturnal", abandonar sus otros personajes y recurrir a colaboradores.

Diferentes personalidades del mundo de la cultura han reivindicado en diferentes ocasiones que el dibujante fuera galardonado con el Premio Princesa de Asturias, llegando a tener especial repercusión la iniciativa ciudadana iniciada a finales de 2020 para que se le premiara en la edición de 2021 a la que se adhirieron una treintena de eurodiputados de varios partidos pero también personalidades como el escritor Arturo Pérez-Reverte o el cineasta Álex de la Iglesia. Por desgracia, no ha podido ser, pero queda su trazo libérrimo, sus líneas de humor explosivo y su percepción avasallante y liberadora del absurdo capaces de seguir provocando una carcajada, aunque sea desde el otro lado.