
Tenis
El entrenamiento de "jedi" de Carlos Alcaraz en Roland Garros
El español, que hoy juega la segunda ronda de París contra Marozsan, entrena los restos de una peculiar forma

Carlos Alcaraz superó la primera ronda de Roland Garros con mucha solvencia. Salvo el primer juego, algo nervioso, estuvo sólido, imaginativo y eficaz ante el italiano Giulio Zeppieri, que mostró más resistencia de la esperada en un partido entre el dos del mundo y el 310, aunque el ranking muchas veces es mentiroso. Una de las claves del encuentro estuvo en el daño que logró hacer el español contra los segundos saques del rival (63 por ciento de puntos ganados).
La efectividad de Alcaraz al resto
El servicio es uno de los golpes determinantes del tenis hoy en día, con la potencia que tienen todos los jugadores, y es posiblemente uno de los aspectos en los que más trabaja y en los que más margen de mejora tiene el murciano, con cambio de técnica incluida para esta temporada; pero también es fundamental el resto, y ahí Carlos es uno de los más temibles. Según las estadísticas de la ATP, el español es el segundo jugador con mayor efectividad en las últimas 52 semanas cuando el rival está al servicio, sólo por detrás de Álex de Miñaur. Su virtud no es sólo aprovechar los segundos saques de los oponentes, lo habitual porque suelen ser menos veloces, aunque buscan molestar con el efecto (esta sección la lidera el número uno del mundo, Jannik Sinner, con 57 por ciento de puntos ganados, por el 54,3 de Carlos); Alcaraz además tiene más capacidad que nadie para contrarrestar los primeros servicios, los cañonazos que vienen desde el otro lado (35,2 Sinner aquí es noveno con 31,6). Esa habilidad la va a necesitar seguramente hoy en la segunda ronda contra el húngaro Marozsan (sobre las 14:00 horas, ya sí en la Philippe Chatrier) y especialmente el viernes, si logra avanzar y también lo hace el francés Mpetshi Perricard, el joven que tiene un poco revolucionado al circuito con sus saques a 230 por hora. Con Marozsan, por cierto, ya tuvo una derrota el español en tierra en Roma 2023, pero con ciertos condicionantes, porque el pupilo de Juan Carlos Ferrero acudió algo cansado y con el objetivo de ganar un partido que le asegurara en ese momento ser número uno.
De los ojos cerrados al resto
Aquel triunfo que necesitaba en el Foro Itálico lo logró contra Albert Ramos, el español contra el que también jugó el primer encuentro de su vida en el circuito ATP (en Río de Janeiro, en febrero de 2020, y venció el todavía dieciseisañero). Albert se retirará al finalizar este curso y ya ha dicho adiós a Roland Garros, después de pasar la previa y ser eliminado en primera ronda por Casper Ruud. Y Albert, también, fue el jugador con el que Alcaraz tuvo entrenamiento el domingo, el día antes de su estreno en París, por su condición de zurdo, como Zeppieri. Pero Carlos acudió media hora antes a la cita para, antes de la sesión, entrenar con su equipo los restos, según desvelan en la web de la ATP. El método llamaba la atención: a un lado, el número dos del mundo, y al otro su hermano Álvaro, que le suele hacer de sparring y que era el sacador. Alcaraz tenía que esperar con los ojos cerrados y sólo podía abrirlos cuando escuchaba el sonido de la pelota, lo que reduce el tiempo para actuar y elimina otros factores como las pistas que puede dar el movimiento que hace el contrario. El «plaf» de las cuerdas tocando la bola era la señal para que Alcaraz abriera los ojos. Un sistema que a los seguidores de Star Wars les puede llevar a cuando Obi-Wan Kenobi instruía a Luke Skywalker en la famosa película tapándole los ojos y pidiéndole que dejara «la consciencia a un lado» y que «actuara por instinto».
No hay que ir a factores tan místicos para explicar esa forma de prepararse. «Son ejercicios para activar reflejos y enfocar rápido la visión. Se hacen desde hace mucho tiempo», desvela Antonio Martínez Cascales, director de la Juan Carlos Ferrero Academy.
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