Política

Tomás Gómez: Sánchez sufre el síndrome de Calimero

Zona de riesgo de Sánchez, ¿o no?
Zona de riesgo de Sánchez, ¿o no?Paul WhiteAP

Los enemigos del pobre Pedro Sánchez actúan sin piedad. En pocas semanas de gobierno le han castigado con temas como el nombramiento de la Fiscal General del Estado o la crisis de Delcy Rodríguez.

Son ataques sin fundamento, es sabido que Sánchez siempre cumple su palabra y la comprometió cuando dijo que la fiscalía estaría al servicio del gobierno. Y lo de Venezuela, lo critican los que quieren un conflicto con Pablo Iglesias, un buen muchacho que apoyó el nombramiento de Dolores Delgado. Además, ya ha dicho que el ministro evitó un incidente diplomático, asunto zanjado, que parece que dudan de su palabra.

Ahí no paran las críticas, ahora van contra Moncloa por algunos comunicados de poca monta en los que se convocan y desconvocan reuniones de la mesa de negociación.

La oposición a Sánchez es tan desalmada que parece que esté prohibido que un gran hombre de Estado pueda cambiar de opinión respecto a los grandes asuntos varias veces al día. Cada persona tiene una forma de hacer las cosas y esa es la del líder socialista.

Además se hace casi en streaming para que todos lo sepan: a las 12:40, Moncloa emitió un comunicado en la que indicaba que no se iniciaría la mesa de diálogo en tanto no se celebren las elecciones catalanas. Unas horas después, el presidente cambió de parecer después de una profunda reflexión y lanzó un nuevo comunicado oficial anunciando que “para descartar cualquier tipo de duda respecto a nuestra voluntad de dialogar, manifestamos nuestra disposición a celebrar la mesa de diálogo entre gobiernos acordada, antes de las elecciones catalanas”.

Enseguida han salido los detractores acusando al pobre Sánchez de ser un muñeco de guiñol de los independentistas. Es evidente que las presiones y amenazas de ERC de retirar el apoyo al gobierno nada ha tenido que ver.

Es descabellado pensar que la leal Esquerra hiciese algo así. Además, todos saben que Sánchez no debe nada a Junqueras y si fue investido presidente fue porque estaba predestinado a ello, no porque pactase con los indepes.

Pero, como la maldad no tiene límite, ha salido a colación que las encuestas dan una subida de más de 15 puntos en los últimos días a JxCat y que dejan a ERC como segunda fuerza política en la región. Sería algo así como decir que el PSOE vive secuestrado por los separatistas y que sale a su rescate cuando lo ordenan.

Como si el PSOE pensase que ganando ERC en Cataluña el PSC iba a formar parte del gobierno de la Generalitat. Es evidente que el próximo gobierno seguirá siendo independentista, con JxCat apoyando a ERC o viceversa y que todo esto es una mera lucha interna entre ellos.

El pobre presidente recuerda a Calimero, aquél polluelo negro de ojos azules con un trozo de cascarón en la cabeza, que protagonizaba una serie de dibujos animados en la que sufría el rechazo injusto de los demás y que acuñó la célebre frase de “soy un incomprendido”.