Casa Real
Felipe VI cierra su curso más frenético tras dos años de restricciones: 50 actos al mes
La actividad institucional del Rey ha aumentado un 34% y por primera vez hizo público su patrimonio
Con el tradicional despacho con el presidente en Palma y la recuperación de la recepción a una representación de la sociedad civil balear, el Monarca Don Felipe VI pone fin a su curso institucional. Aunque todavía tiene marcado en la agenda un viaje a Colombia este domingo para participar en la toma de posesión del presidente electo Gustavo Petro, está previsto que el Jefe del Estado y su familia disfruten de unos días de vacaciones privadas antes de encarar el nuevo curso, en línea con otros años.
Es, por tanto, hora de hacer balance. Aunque el calendario gregoriano arranca en enero, el periodo comprendido entre septiembre y final de julio suele definir el curso político, académico o, en este caso, el institucional. Tras dos años bajo restricciones y limitaciones para reducir el impacto de la pandemia del coronavirus, septiembre del año pasado arrancó casi sin ninguna prohibición de aforos ni obligatoriedad del uso de mascarilla. El país inició así la ansiada normalidad que también se tradujo en un aumento considerable de los actos públicos, incluidos, los de la Casa Real. Según los cálculos realizados por LA RAZÓN, la actividad del Rey Felipe VI aumentó un 34% entre septiembre de 2021 y julio de 2022 respecto al mismo periodo de 2020 y 2021, al pasar de 407 actividades a 548 (50 al mes de media). Para hacer estos cálculos se han analizado los datos de Transparencia que ofrece Casa Real a través de su página web. En este sentido, se han contabilizado los actos, audiencias, viajes y discursos. Así, Don Felipe durante este curso institucional participó en 320 actos frente a los 239 del año anterior, recibió en audiencia en 118 ocasiones frente a las 83 anteriores, realizó ocho viajes frente a los cuatro del curso previo y pronunció 102 discursos frente a los 81 del periodo anterior. En resumen, la actividad del Monarca ha sido frenética.
No en vano, este año la Casa Real ha salido más que nunca a la calle y se ha dejado querer por los españoles, una vez que la crisis sanitaria lo ha permitido. De hecho, Don Felipe ha estado en todas las comunidades autónomas excepto las dos ciudades autónomas. Mención especial merece Cataluña, hasta donde el Monarca se ha trasladado media docena de veces, la última para presidir junto con la Heredera los premios de la Fundación de Girona. Atrás quedaron las imágenes de protestas impulsadas por grupos secesionistas al albor de las decisiones inconstitucionales que se declararon en el parlamento catalán durante el procés, la presencia de los Reyes en esta comunidad se desarrollaró con total normalidad y entre vítores y aplausos a la Casa Real.
Entre sus visitas más destacadas durante este curso está el viaje que sus Majestades realizaron a las Hurdes con motivo del centenario del periplo que Alfonso XIII hizo a caballo y a pie a esta comarca extremeña cien años antes. Hasta allí regresó el Rey Felipe VI hace solo unas semanas para volver a coincidir con los vecinos que visitó en mayo para preocuparse por su estado después de que la región fuese asolada por los voraces incendios de este verano. Y en esta comunidad el Monarca fue testigo de la inauguración del tren con altas prestaciones que entró en servicio tras años de retraso, acto en el que también participó el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
En el ámbito cultural, el Monarca ha apoyado sectores clave para la economía como el arte o la gastronomía. Así como viene siendo habitual participó en la inauguración de la Feria de Arte Contemporáneo de ARCO o en la Feria Nacional del Vino 2022 (FENAVIN) en Ciudad Real. En este sentido, hasta a la comunidad de Castilla-La Mancha viajó en varias ocasiones para visibilizar y potenciar proyectos en varios ámbitos, entre ellos, el energético. Hasta Puertollano se trasladó en mayo en una emotiva visita ya que que los vecinos aguardaban la presencia de un Rey desde 1978.Primero inauguró una planta de producción de hidrógeno verde, la más importante de Europa de esta nueva fuente energética para uso industrial, y después recorrió las calles entre gritos de Viva el Rey.
Hasta Murcia, en concreto Cartagena, se desplazó a principio del curso pasado para respaldar a la flotilla de cazaminas por su 75 aniversario. De hecho, los actos de carácter militar ocuparon buena parte de su agenda durante este año dado su rango de jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. A las tradicionales audiencias a coroneles y generales de división en el palacio de la Zarzuela hay que sumar su apoyo a más de 4.000 militares de medio centenar de unidades y siete países que participaron en el ejercicio Flotex-22, el principal adiestramiento de la Armada española o la presidencia de los actos de Jura de Bandera y entrega de Despachos en la Escuela Naval de Marín con motivo del día del Carmen, un acto en el que no participaba desde 2019 por la pandemia.
Ya en el ámbito internacional, el monarca visitó Puerto Rico, Costa Rica, Chile, Austria, Honduras y Suecia. Tres de los desplazamientos fueron para participar en tomas de posesión, una de las actividades que mejor definen la labor diplomática y de representación que realiza la Monarquía. A lo largo de su vida Felipe VI ha sido testigo de más de 78 en 26 años. Este fin de semana volverá a ser testigo de la toma de posesión del colombiano Petro en Bogotá. En la misma línea, durante este curso, los Reyes recibieron en visita de Estado en el Palacio Real al jeque de Catar Tamim bin Hamad al Thani , quien durante su estancia una millonaria anuncó una inversión millonaria en nuestro país.
Sin duda, el acto con el que la Casa Real ha reivindicado su función representativa fue durante la cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid donde recibieron a todas los jefes de estado y líderes que participaron en la XXX Cumbre de la Alianza haciendo gala de su neutralidad y utilidad de representación a día de hoy.
Además, el curso que termina será recordado por el gran esfuerzo de la Institución por consolidar la transparencia y la rendición de cuentas, impulsadas desde la coronación de Felipe VI. Así, por primera vez, el Monarca hizo público su patrimonio personal que asciende a 2,2 millones de euros en depósitos en cuentas corrientes o de ahorro, y 305.450 en objetos de arte, antigüedades y joyas de carácter personal. Posteriormente, la Casa Real y el Ejecutivo acordaron que el Tribunal de Cuentas fiscalizará por primera vez sus gastos para que la Corona sea como cualquier otro organismo público.
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