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La historia de amor de Ana Obregón y Lequio se llamó Álex

A pesar del divorcio, siguieron manteniendo una relación cordial por su hijo, la misma que ahora les hace estar unidos en el dolor tras su fallecimiento el pasado miércoles

La imagen de Obregón y Lequio abrazados al llegar al piso que han compartido estos dos últimos meses en Barcelona representa la gran tragedia que están viviendo pero también ese amor que vivieron hace veintisiete años. Un cariño que se ha mantenido a lo largo del tiempo y cuya separación nunca supuso una ruptura agresiva que sí sufren otras parejas cuando la relación se acaba.

Ana Obregón con Alessandro Lecquio por las calles de Barcelona14/05/2020
Ana Obregón con Alessandro Lecquio por las calles de Barcelona14/05/2020GSLVGTRES

Alessandro lo vivió en primera persona con su complicadísimo divorcio mediático de Antonia Dell’Atte. Con el tiempo todo se solucionó y las aguas volvieron a su cauce. Los dos hermanos Clemente y Álex se trataron poco de pequeños porque uno vivía en Italia y el otro en España. Ya de adolescentes, su unión se afianzó y de mayores compartieron vida, ilusiones y planes que el miércoles pasado se rompió con el fallecimiento de Álex.

Ana Obregón supo gestionar de una manera más generosa su separación y dejó la puerta abierta para que Dado (el apelativo cariñoso con que llamaba al conde) pudiera ejercer de padre con el pequeño, que pudo vivir una infancia feliz. Alessandro tenía acceso directo al domicilio y siempre que Ana viajaba por trabajo o tenía grabaciones él se trasladaba a la casa para estar con él. “¡Con quién va a estar mejor que con su padre!”, afirmaba Ana. Y decía que no había necesidad de que el niño tuviera que recoger sus cosas para irse a medio kilómetro de su casa cada fin de semana, ya que ambos han vivido en La Moraleja hasta que Lequio se instaló con su actual pareja, María Palacio, en otra urbanización también cercana. No hubo régimen de visitas ni solicitud de pensión alimenticia porque la actriz nunca lo pidió. Lo único importante era que el menor tuviera una infancia y adolescencia equilibrada en afectos, como así fue. “Nunca le he impedido ver a su padre. No he sido una mujer que por despecho o enfado haya puesto trabas a mi hijo para estar con él”, declaró.

LA ACTRIZ ANA OBREGON Y ALEJANDRO LEQUIO DURANTE EL 19 CUMPLEAÑOS DE SU HIJO ALEJANDRO.
LA ACTRIZ ANA OBREGON Y ALEJANDRO LEQUIO DURANTE EL 19 CUMPLEAÑOS DE SU HIJO ALEJANDRO.KPDC©GTRESONLINE

Entre Ana y Alessandro jamás hubo, pues, choques en cuestiones académicas y ambos tenían claro que lo importante era que recibiera una sólida formación académica. Lequio lo recogía todas las mañanas en su casa y le llevaba al colegio. Así fue hasta que acabó Secundaria y se fue a estudiar cinco años a Estados Unidos. Ana se trasladó a Miami para estar más cerca de su “grandullón”, como le llamaba, y apenas hubo imágenes de aquellos años, tan solo los comentarios de Ana afirmando lo orgullosa que estaba por las dos carreras que estudiaba, de lo buen hijo que era y de la sorpresa que había recibido por haber sido elegida por los amigos de Álex “la madre más enrollada”.

Enorme complicidad

De hecho, la artista multitareas alquiló un apartamento con más habitaciones de las necesarias para que Álex pasara allí los días que tenía vacaciones en la universidad y se instalase con sus amigos del campus. Ana se encargaba de toda la intendencia y formaba parte del grupo como una más, salvo cuando era él quien organizaba la fiesta y ella se autoinvitaba en la casa de otros amigos para dejar el terreno libre.

Cuando volvían a España en vacaciones, Lequio suplía con creces ese distanciamiento de su hijo por motivos académicos. Pasaban parte del verano juntos y a ellos se unía Clemente. Cuando nació Ginevra –la hija de Lequio y María– viajaban los dos a Galicia para compartir unos días todos juntos. La relación de los hermanos también creció con los años. El último mensaje de Clemente en sus redes sociales da muestra de ese cariño tan profundo: “Te quiero, Álex, un dolor inmenso que en pequeñísima parte se alivia con el pensar que ya no estás sufriendo. Algún día nos volveremos a ver y podremos disfrutar de todo el tiempo perdido y malgastado”.

Álex fue el resultado de una historia de amor que comenzó 27 años atrás. Por aquel entonces la actriz no tenía pareja y el encuentro con Alessandro fue un tsunami para los dos. El problema era que el bisnieto de Alfonso XIII estaba casado y tenía un hijo pequeño. Lo que empezó como encuentros clandestinos acabó con el matrimonio del conde italiano y la modelo de Armani.

Nos situamos en 1990, cuando Ana era una de los personajes junto con Isabel Preysler que más portadas acaparaba en la Prensa del corazón. En enero de ese año coincidieron en una cena en la casa de Manolo March y el destino ya había preparado que ese encuentro fuera el principio de su historia de amor. Un mes después los paparazzi los descubrieron en Barajas tomando un vuelo con destino desconocido. La pareja estaba ya viviendo el inicio de su idilio y las siguientes fotos no dejaban lugar a dudas. A la vuelta, Ana declara: “Yo no he roto nada que no estuviera roto”.

LA ACTRIZ ANA GARCIA OBREGON Y EL CONDE LEQUIO BESANDOSE EN LA DECADA DE 1990
LA ACTRIZ ANA GARCIA OBREGON Y EL CONDE LEQUIO BESANDOSE EN LA DECADA DE 1990KPGTRES

El 23 de junio de 1992 nacía Álex. A partir de ese momento para Ana ya no hubo nada más importante en su vida que su hijo. Su historia de amor con Lequio se mantuvo durante un tiempo y después pasó a una relación de afecto profundo que durará para siempre. Y Álex ha sido y es ese cordón umbilical que los tendrá unidos en la felicidad y la tragedia.