Cantora

El caché de Isabel Pantoja que nadie quiere pagar

Su pasado vuelve y se revuelve, su presente dibuja una soledad que aterra, pero su futuro se vislumbra con oscura incertidumbre

Isabel Pantoja
Isabel PantojaMARIO RUIZEFE

Isabel Pantoja no quiere recordar los capítulos más espesos de su pasado, lucha por salir del pozo de su realidad y sueña con un futuro que le devuelva la fortuna y el esplendor. Sin embargo, el regreso a los escenarios y reencontrar a un público que le ayude a pasar página no va a ser un camino de rosas. Vive en una burbuja. En un pasado que no existe. No afronta la realidad. Su público ha envejecido, su estilo musical cada vez es más del gusto de minorías de divas de bata de cola y los espectáculos no se rigen con las normas de aquellas giras en loor de multitudes. Y lo más importante y duro de asumir... los cachés que pretende exigir están muy lejos de lo que puede generar. La tonadillera vive atada a una dura realidad, cuida de su madre enferma, está cada vez más aislada y las deudas se amontonan sin generar los ingresos suficientes para despegar. La relación con sus hermanos Juan, que discutió con Agustín y salió de Cantora para no volver, y Bernardo es inexistente. Con su niño del alma, Kiko Rivera, lleva librando una triste y sucia guerra mediática que no deja de recrudecerse. Solo le queda el cariño intermitente y dosificado de Chabelita y de su hermano Agustín.

La entrevista pendiente

A finales de año renovó el contrato con Mediaset que le servirá de parche temporal para contener sus problemas económicos. La negociación fue tortuosa por las malas artes y modales por parte de Agustín. Pantoja no asume que su presencia en Mediaset no se justifica con su arte, sino con sus intrigas del pasado y guerras familiares. El contrato anterior se amortizó con su presencia en «Supervivientes». Pero su participación en «Idol Kids» pasó sin pena ni gloria. Aún quedaba por cumplir una entrevista. Ella pudo optar por una cómoda con Bertín Osborne, pero fue posponiendo ese compromiso firmado.

La cantante Isabel Pantoja durante la presentación del programa televisivo "Idol Kids" en Madrid este lunes
La cantante Isabel Pantoja durante la presentación del programa televisivo "Idol Kids" en Madrid este lunesZipiEFE

El objetivo de la cantante, a medio plazo, cuando la responsabilidad con la persona a la que cuida no la ate a España, es vender su patrimonio inmobiliario, saldar las deudas con el Estado y con su hijo, y vivir en otro entorno en el que se le reconozca como artista.

No es consciente de los enemigos y trabas que le esperan en su pretendida vuelta a los escenarios. Malas gestiones, incumplimiento de acuerdos con promotores, mala fama con músicos y técnicos y el mal resultado de sus últimas actuaciones con menos público de lo esperado y problemas de sonido auguran un incierto futuro. En Fuengirola exigió cobrar los 800.000 € que había cobrado Jennifer López y el empresario no quiso siquiera contraofertar, le pareció una broma de mal gusto. Su último contrato con Universal no se cumplió. La productora le hizo un adelanto que no cubrió con actuaciones. Dieron por buena la resolución del acuerdo pero las exigencias y el trato difícil con el entorno de la artista no le ayudarán para reconquistar los escenarios patrios.

Pero eso es una broma comparado con lo que tendrá que afrontar al cruzar el Atlántico... Necesita que alguien profesional guíe su carrera, reconcilie a la artista con promotores y acomode sus actuaciones a un público que debe reconquistar. Su sueño es volver a América, triunfar y recobrar fortuna y cariño. Sin embargo tendrá que solucionar errores del pasado. En México, acordó dos actuaciones con un caché de 150.000 dólares. Un día antes de enviar el contrato pidió 250.000. Alegaba que otro promotor le aseguraba ese caché. Un farol que le traerá consecuencias... El promotor, Alejandro Garza, importante e influyente empresario del país, ni perdona ni olvida.

La tonadillera Isabel Pantoja durante el concierto
La tonadillera Isabel Pantoja durante el conciertoJUANJO MARTINEFE

En Costa Rica, tuvo una posibilidad inmejorable para reconquistar a su público. Inició negociaciones para actuar en la final de la Copa Libertadores de 2019. Pero una exigencia del reparto de los derechos de televisión la alejaron del escenario que podría haber catapultado su fama en América Latina. Su entorno pedía «millones». El empresario con el que negociaban es hijo de un expresidente de Costa Rica. No será fácil para Isabel negociar actuaciones allí.

En EE UU tiene complicado trabajar. Le han denegado el visado en varias ocasiones. Aunque ya no tenga antecedentes, tienen que pasar años desde que se borraron. Solo una persona muy influyente podría obrar el milagro pero Isabel Pantoja solo tiene cartel en Miami y su público ha envejecido o desaparecido. Como mucho podría conseguir un visado de trabajo para actuar. El que escribe este artículo, ha vivido en Miami varios inviernos. El emblemático «Miami Knigth Center» acoge los principales conciertos de estrellas mundiales. En mis años en la ciudad de Miami solo he visto llenar el auditorio total, con capacidad para 5.000 espectadores, a Julio Iglesias, Raphael o Rocío Dúrcal. Ni siquiera la gran Rocío Jurado lo llenaba hace 30 años. Había que reducir el aforo para evitar los desconsolados lugares vacíos. Isabel Pantoja aún tiene acólitos en la capital de Florida, pero no para una gran plaza. En el resto del país es una completa desconocida. Su proyecto de vivir en Miami, con la tranquilidad que le otorgaría el anonimato y estar lejos de los problemas que le quitan el sueño no podría cumplirse.

Singer Isabel Pantoja in Madrid on Thursday 23 January 2020.
Singer Isabel Pantoja in Madrid on Thursday 23 January 2020.SLVGTRES

En Chile aún recuerdan la afrenta de hace tres décadas y el plantón en el prestigioso festival de Viña del Mar. En Perú se sigue relacionando a Isabel Pantoja con un pasado oscuro con Alberto Fujimori y su lugarteniente, el siniestro Vladimiro Montesinos, que presuntamente facilitaron la adopción de Chabelita Pantoja. Venezuela era una plaza importante para Isabel. Llenaba teatros de la selecta clase alta venezolana que pagaba lo que hiciera falta para dejarse ver, desfilar y exhibir prendas y joyas más apropiadas para otros eventos. Era la época prechavista, pero su público se exilió o las fortunas que mostraban fueron esquilmadas.

Las expectativas de Isabel Pantoja y sus planes para recuperar estímulos y resurgir personal y profesionalmente no van a ser fáciles de alcanzar.