Aniversario
30 años del fin del matrimonio de Carlos y Diana
El 9 de diciembre de 1982, el entonces primer ministro, John Major, anunciaba la separación de la pareja
A las 15:30 horas del 9 de diciembre, el primer ministro John Major se presenta ante la Cámara de los Comunes. “Se anuncia desde el Palacio de Buckingham que, con pesar, el Príncipe y la Princesa de Gales han decidido separarse. Sus Altezas Reales no tienen planes de divorciarse y sus posiciones constitucionales no se ven afectadas”.
Con estas palabras el primer ministro anunciaba el fin de un matrimonio que no empezaba con buen pie. El 29 de julio de 1981, el príncipe Carlos, heredero entonces al trono británico, se casaba con lady Diana Spencer, una jovencísima maestra inglesa, en la catedral de San Pablo. Una relación, de la que un año después nacía su primer hijo, el príncipe William, y en 1984, el segundo, el príncipe Harry.
Un enlace que se producía tan solo cuatro años después del primer encuentro de Carlos y Diana en Althorp House, su finca familiar en la localidad inglesa de Northamptonshire. Entonces, el príncipe de Gales salía con Sarah, hermana mayor de Diana. Pero la menor de las hermanas Spencer tenía un perfil que se ajustaba mejor para la figura de reina de Inglaterra. No había tenido ninguna relación amorosa y estaba en la edad perfecta para dar herederos a la Corona, objetivo principal y obligado de las monarquías.
Poco antes del “sí, quiero”, Carlos de Inglaterra contaba a sus amigos más íntimos que tenía dudas sobre la boda. “Es exquisitamente hermosa, una amapola perfecta. Pero muy niña. Ni siquiera parece lo suficientemente mayor como para haber terminado la escuela, mucho menos para casarse”. Unas palabras que ha refrescado la serie “The Crown”, en sus últimas temporadas.
Los últimos cinco años, hasta su separación oficial en 1992, estuvieron marcados por los rumores de problemas en el matrimonio. En 1987, Diana no viajó a Balmoral, durante el verano, lo que hizo que se especulara aún más sobre un distanciamiento que ya era evidente en todas sus apariciones públicas.
En un reportaje publicado en ‘Vanity fair’ en 1988, la periodista Georgina Howell escribió: “Ella era el objeto de deseo de todo el mundo, excepto de su marido. Se enfrentaba a sus veintitantos años a algo que le resultaba escalofriante contemplar: un matrimonio de cuento de hadas que se había convertido en una boda concertada”.
En noviembre de 1992, el príncipe Carlos y Lady Di viajan juntos a Corea del Sur. Su imagen es tan distante que la prensa británica los bautiza “los tristones”. Pese a todo, la familia real califica el viaje de “éxito”.
Sin embargo, un mes después, el 9 de diciembre de 1992, el primer ministro John Major confirmaba la ruptura de Carlos y Diana. “Se anuncia desde el palacio de Buckingham que, con pesar, el príncipe y la princesa de Gales han decidido separarse. Sus Altezas Reales no tienen planes de divorciarse y sus posiciones constitucionales no se ven afectadas”.
La clave es “no tienen planes de divorciarse”, ya que Diana no quería el divorcio. Diana hizo dos peticiones reales y una como madre: ser princesa, mantener su hogar en Londres en el palacio de Kensington y participar en todas las decisiones relacionadas con sus dos hijos, según publicó El País. Esos fueron los tres requisitos de Lady Di, quien quería liderar la educación de los príncipes Guillermo, de 13 años, y Enrique, de 11.
La ex mujer de Carlos III, a sus 34 años, aceptó divorciarse con condiciones. Asesorada por su abogado, Anthony Julius, apostó por mantener su hogar. Allí pasó sus días y compartió estancia con Carlos desde su matrimonio, en 1981, hasta finales de 1992.
Con su retirada dejaba una vía libre: la posible relación de Carlos y Camilla Parker Bowles. El matrimonio llegó mucho después, en 2005. Pero eso nunca lo sabría Diana, quien falleció trágicamente en un accidente de coche en 1997.
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