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Los once días de furia yihadista que cristalizaron en la decapitación de Paty

Antes de ser cruelmente asesinado a la salida del instituto, el profesor francés vivió una auténtica pesadilla en el trabajo y un acoso inédito en las redes sociales

La Guardia Nacional francesa rindió el miércoles un homenaje al profesor decapitado el viernes pasado en La Sorbona
La Guardia Nacional francesa rindió el miércoles un homenaje al profesor decapitado el viernes pasado en La SorbonaPOOLREUTERS

Los ramos de flores y las cartas de tristeza se cuentan por docenas frente a la escuela de Bois d’Aulne, a unos 30 km de París. Alumnos, padres y profesores lloran la muerte de Samuel Paty, maestro de Historia y Geografía. En solo once días, Paty pasó de enseñar el valor cívico que más enorgullece a los franceses –la libertad– a ser víctima de una decapitación a pocos metros de su clase y a manos de un extremista musulmán, no mucho mayor que sus alumnos.

Lunes, 5 de octubre

El profesor Paty se levanta frente a sus alumnos de secundaria, de 13 años, para tocar un tema sumamente delicado: las caricaturas publicadas cinco años atrás por el semanario «Charlie Hebdo» que causaron la muerte de once personas. La ocasión no es fortuita: se desarrolla desde el 2 de septiembre el mega juicio sobre la matanza, que busca condenar a 14 posibles cómplices. Tres semanas antes de la clase de Paty, un ataque a cuchillo en la vieja sede de «Charlie Hebdo» le recuerda a los franceses que el odio extremista está lejos de apagarse. Paty avanza en su clase sobre la libertad de expresión y decide mostrar las polémicas caricaturas de Mahoma. Pero antes, advierte a sus alumnos que las imágenes pueden ser perturbadoras y da luz verde para que aquellos que puedan ser demasiado sensibles, salgan de la clase. Paty comenta, entre otras, una caricatura de Mahoma, desnudo, arrodillado y con una estrella en el trasero, con la inscripción «Ha nacido una estrella».

Martes, 6 de Octubre

Segundo día para explicar la libertad de expresión en el aula. Samuel Paty repite la misma receta caricatural, salvo que esta vez se ve atacado: una alumna musulmana lo acusa de haberla expulsado de clase, discriminándola por su fe. Su padre monta en cólera. Días después se confirmaría que esta acusación no era más que una mentira de la niña para justificar su ausencia en la escuela, de la que estaba suspendida por problemas de disciplina. La verdad llega demasiado tarde.

Miércoles, 7 de octubre

El padre de la alumna de Paty no se contenta con presentar una queja ante la directora del instituto. Decide ir más lejos y quejarse frente al mundo entero a través de un vídeo en Facebook, en el que se identifica con nombre y apellido: Brahim Chnina. En dos minutos, critica duramente al maestro y pide apoyo en su contra. «Es un maleante. Le ha mostrado a niños de 13 años la imagen de un hombre desnudo diciendo que es el profeta…», afirma Chnina. «Si ustedes están en contra de este comportamiento, envíenme un mensaje para unirnos y decir basta. Este hampón no debe permanecer en la educación nacional». Chnina da abiertamente su teléfono de contacto y una lluvia de mensajes empiezan a llegar, incluyendo tres del futuro atacante, Abdullah Anzorov.

Jueves, 8 de octubre

En las oficinas de la escuela Bois d’Aulne, el conflicto se acentúa. El padre de la alumna que se dice vejada, denuncia al profesor por «difusión de imágenes pornográficas». Por su parte, Paty contraataca con otra denuncia por difamación. En este punto, el episodio se torna bastante tenso, pero aún se mantiene al nivel de un intercambio de versiones y acusaciones mutuas.

Lunes, 12 de octubre

Un nombre pesado entra en escena: Abdelhakim Sefrioui, imam, predicador, militante pro Hamas y virulento activista antisionista. Es fundador del colectivo pro-palestina, «Jeque Yasí» –bautizado así en honor al fundador de Hamas – y su presencia es recurrente en manifestaciones pro yihad. Sefrioui entra en contacto con el padre de la alumna de Paty y le acompaña a la dirección del colegio Bois d’Aulne para exigir el despido del profesor. Pero eso no es suficiente: publica él mismo un vídeo en YouTube declarando que «Emmanuel Macron ha atizado el odio contra los musulmanes». Pide la salida de Paty. En los comentarios del vídeo, el nombre del profesor y la dirección de la escuela aparecen rápidamente. También las amenazas de muerte.

Viernes 16 de octubre

Un joven de 18 años, Abdullah Anzorov, viaja 83 kilómetros desde su ciudad, Evreux, hasta Conflans-Saint-Honorine para tratar de identificar al profesor a las puertas de su escuela. Conoce su nombre, sabe cuál es su asignatura pero no tiene idea de su apariencia. ¿Cómo reconocerlo? Seduciendo alumnos con dinero. Anzorov ofrece un monto entre 300 y 350 euros a un grupo de estudiantes para que le indiquen quién es el profesor de historia. Es fácil imaginar que, para un niño de 13 años, una suma como esa equivale a ganarse el euromillón. Vender al maestro se vuelve entonces atractivo y perfectamente posible. Armado con dos cuchillos y una pistola de aire comprimido, Anzorov espera la salida de Paty y la confirmación de su identidad, por boca de sus jóvenes informantes.

Antes de las cinco de la tarde, el crimen ya ha sido perpetrado. El checheno incluso tiene tiempo de felicitarse por lo que acaba de hacer y publica un audio en sus redes sociales con un mensaje en ruso: «He vengado al profeta», dice Anzorov, perturbado y casi sin aliento. En Twitter, el joven publica una foto atroz de la cabeza del profesor Paty y dirige un mensaje escrito a Macron confirmando que «ha matado a uno de sus perros del infierno». La Policía nacional llega a la escena del crimen una media hora después, pero aún a tiempo para cruzarse con Anzorov, quien se encuentra a solo 200 metros de la víctima. Entre dos agentes, hacen nueve disparos contra el checheno que, finalmente, cae muerto.