Reino Unido
Hunt toma el control del Gobierno británico ante una Truss debilitada
El nuevo ministro de Finanzas tumba las rebajas fiscales y las ayudas energéticas prometidas por la desautorizada “premier”
Lleva poco más de un mes en Downing Street, pero la gran pregunta es si Liz Truss aguantará al frente del Gobierno para finales de esta semana. Lo que está claro es que ya no tiene ningún tipo de poder ni autoridad. Porque su nuevo titular del Tesoro, Jeremy Hunt,, echó este lunes por tierra la masiva bajada de impuestos que la primera ministra había convertido en el eje de su mandato.
Desde que el mes pasado presentara el llamado “mini presupuesto”, Truss -que nunca fue la favorita entre las filas `tories´- no había hecho otra cosa que aglutinar humillación tras humillación por sus constantes volantazos. Su plan estaba destinado a promover el crecimiento. Pero, en su lugar, provocó un desplome histórico de la libra que obligó al Banco de Inglaterra a lanzarse a comprar bonos británicos.
El pasado viernes, se vio obligada a echar a su ministro del Tesoro, Kwasi Kwarteng, y el nuevo Chancellor comparecía hoy en la Cámara de los Comunes para prometer que el Gobierno “hará todo lo necesario para garantizar la estabilidad económica”. No será hasta el próximo 31 de octubre cuando presente su plan detallado para hacer frente a la deuda neta acumulada -que ya equivale al 97% del PIB-, aunque ya advirtió que “se deberán tomar decisiones difíciles”.
Es tal la presión de las filas `tories´ por el nerviosismo de los mercados que, antes de su intervención en la Cámara Baja, el nuevo titular del Tesoro tuvo que realizar a primera hora un breve anuncio televisado donde revertía prácticamente todas las medidas anunciadas hace tan solo tres semanas por el Ejecutivo.
Se ha anulado la rebaja prevista del 20% al 19 % a partir de abril de la banda básica del impuesto sobre la renta. También se da marcha atrás a las ayudas para limitar el precio de la factura energética para empresas y hogares. Debían durar dos años, pero se restringirán al inicio del nuevo ejercicio fiscal en abril. Ya no habrá una eliminación del IVA para los extranjeros que compraran productos en Reino Unido. Tampoco se seguirán adelante con las ayudas fiscales para los autónomos, ni la rebaja del impuesto sobre el alcohol.
La “premier” ya se había visto obligada la semana pasada a abandonar una de las promesas totémicas de su campaña de liderazgo, anunciando que aumentará el impuesto de sociedades como había planeado originalmente su contrincante Rishi Sunak, el que realmente era el favorito entre los diputados.
En definitiva, de su plan original se mantienen solo la congelación de las contribuciones a la seguridad social y la rebaja del impuesto sobre la compra de la vivienda, debido a que ya se había aprobado la legislación correspondiente.
Los mercados financieros recibieron con agrado los últimos cambios. La libra esterlina se revalorizaba un 0,57 % frente al dólar estadounidense y caían los intereses sobre el bono soberano a 30 años y cinco años.
Pero si Truss ha tenido que renunciar a su gran apuesta, ha tenido que sacrificar a su primer titular del Tesoro y no tienen ningún tipo de confianza entre sus propias filas, ¿tiene algún sentido mantenerla en Downing Street?
Son ya muchos los que se refieren a ella como “Pino” (”prime minister in name only”), lo que viene a ser “primer ministro solo en nombre), porque se considera que es Hunt quien lleva ahora realmente las riendas del Ejecutivo.
El lugar más seguro para un primer ministro en plena crisis siempre ha sido el puesto en la Cámara de los Comunes desde donde contesta a las preguntas planteadas por la oposición. Sin embargo, Truss apostó equivocadamente por la estrategia opuesta y en lugar de comparecer en la sesión extraordinaria planteada por el laborista Keir Starmer, mandaba en su lugar a Penny Mordaunt, líder de los conservadores en la Cámara de los Comunes (con rango ministerial). Es precisamente uno de los miembros del Gabinete que suena con fuerza para sustituirla. Aunque tampoco se descarta a Sunak o el mismísimo Boris Johnson.
A fin de calmar la tensión, Truss quiso reunirse con el ala más moderada de su partido a fin de evitar una rebelión interna. Pero las próximas 72 horas serán críticas. El miércoles se reúne la nueva ejecutiva del llamado Comité 1922 -que reúne a los “tories” sin cartera-. En teoría, los líderes conservadores están inmunes a mociones de confianza en su primer año. Pero si hubiera más de 100 solicitudes formales pidiendo su dimisión -como apuntan algunos medios- no se descarta cambiar las reglas para forzar su salida, evitando incluso otro tortuoso proceso de primarias. Sería el tercer líder en menos de un año, lo que denota fuertes síntomas de agotamiento tras doce años en el poder del Partido Conservador.
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