
China
China ha conseguido engañar a un avión espía enemigo: Estados Unidos se pone cada vez más nervioso
China despliega en el Mar de China Meridional un sistema capaz de crear ejércitos fantasma, desde portaaviones a escuadrones aéreos, para engañar a los aviones espía extranjeros y ocultar sus verdaderos movimientos militares

El campo de batalla del siglo XXI no se libra solo con misiles, sino con percepciones. El objetivo ya no es únicamente destruir al enemigo, sino sembrar en sus filas una duda paralizante que le impida distinguir lo real de lo ficticio. China parece haber dado un paso de gigante en esta dirección con un arma cuyo fin último es crear una realidad alternativa para los sistemas de inteligencia adversarios, induciendo a sus mandos a tomar decisiones basadas en información completamente manipulada.
De hecho, la nueva baza del gigante asiático en la guerra electrónica es un sofisticado sistema terrestre que no se limita a bloquear señales con ruido, una táctica ya conocida. Su verdadera fortaleza reside en su capacidad para simular firmas de radar perfectas, proyectando en los sensores enemigos la imagen de barcos o aviones de combate con un realismo asombroso, capaces de confundir por igual a los operadores humanos y a los algoritmos que los asisten. El objetivo sería neutralizar o confundir a las plataformas más avanzadas del adversario, precisamente en un momento en que el Pentágono ya prepara el caza avanzado que sustituirá al F-22 Raptor y dominará los cielos.
Para lograrlo, y según la información publicada por el medio Interesting Engineering, el sistema se apoya en una extensa base de datos con las frecuencias de radar empleadas por potencias como Estados Unidos, Japón o Australia. Esta biblioteca de firmas le permite generar respuestas personalizadas en segundos, una velocidad de reacción que sugiere el uso de inteligencia artificial para procesar los datos y diseñar el señuelo más convincente en cada situación. Esta carrera tecnológica obliga a sus adversarios a redoblar esfuerzos, como demuestra la reciente inversión del Ejército estadounidense en un nuevo radar antimisiles diseñado para contrarrestar amenazas avanzadas.
Y esta capacidad no es teórica. La tecnología ya ha sido probada con éxito en el Mar de China Meridional, donde los sensores de una aeronave de reconocimiento extranjera detectaron la presencia de un portaaviones completamente imaginario, un fantasma digital creado para desorientar a las fuerzas que operan en la región. Esta táctica de engaño complementa su arsenal ofensivo, que incluye el desarrollo del temido misil 'asesino de portaaviones', diseñado para atacar a estos mismos buques.
La guerra de las percepciones: un nuevo capítulo
Por otro lado, la plataforma que alberga esta avanzada tecnología es sorprendentemente discreta. Montada sobre un vehículo del tamaño aproximado de un jeep, ofrece una gran movilidad y una capacidad de adaptación fundamental en un conflicto moderno. Esta agilidad le permite un despliegue cinco veces más rápido que los sistemas a los que reemplaza, facilitando su rápido reposicionamiento en el teatro de operaciones.
Asimismo, su eficiencia es abrumadora. Un único vehículo puede proporcionar una cobertura equivalente a cincuenta sistemas antiguos, multiplicando su efectividad. En esencia, se trata de una herramienta diseñada para proteger activos militares valiosos ocultándolos tras una cortina de objetivos fantasma, una estrategia pensada para neutralizar la inteligencia enemiga antes incluso de que pueda actuar.
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