Antecedentes
La larga lista de conflictos congelados de la antigua URSS
El Kremlin alimenta las aspiraciones secesionistas de las regiones con presencia de población rusa
La implosión de la Unión Soviética en la Navidad de 1991 dejó a su paso numerosos conflictos territoriales que se mantienen abiertos treinta años después. La diáspora rusa que vive en las ex repúblicas soviéticas (17,7 millones de habitantes) se ha convertido en un permanente motivo de inestabilidad en países como Georgia, Ucrania o Moldavia. Incluso en dos Estados miembros de la Unión Europea, Estonia y Letonia, con un 40% de población de origen eslavo, la integración de esta importante minoría es un permanente motivo de fricción con Moscú.
Transnistria
Esta franja de 4.000 kilómetros entre el río Dniéster y Ucrania hipoteca el futuro europeo de Moldavia desde el colapso de la Unión Soviética. Moldavia, una creación estalinista formada por la antigua región rumana de Besarabia y la región ucraniana de Transnistria, proclamó su independencia y dirigió su mirada hacia Occidente tras la caída del Muro de Berlín. Temerosa de una integración en Rumanía, Transnistria, con un 60% de población rusoparlante, proclamó su independencia en 1990 y pidió el apoyo de Moscú. Rusia mantiene allí desde entonces a 2.000 soldados al mando de una viejo almacén militar soviético. En el limbo internacional, la región es subvencionada por Rusia, que paga a pensionistas y funcionarios y le suministra gas. En 2006, el 97% de sus 530.000 habitantes se pronunció en un referéndum ilegal a favor de la independencia y de la integración en Rusia, algo que aún se ha consumado. La OTAN alerta de que este enclave puede ser el próximo objetivo de Putin.
Abjasia
A orillas del mar Negro, Abjasia declaró su independencia de Georgia en 1999. Aunque su población habla un idioma caucásico, la región ha estado vinculada a Georgia desde el siglo IX. Fue anexionada por la Rusia zarista en 1864 y Stalin la devolvió a Georgia en 1931. A comienzos de los noventa, se sucedieron los choques entre los independentistas abjazios y Tiblisi. Moscú tomó partido por los primeros y facilitó pasaportes rusos a todo aquel que solicitara. A través de Abjszia, el Ejército ruso abrió un segundo frente enla guerra que le enfrentó a Georgia en 2008. Desde entonces, militares rusos protegen la frontera de la república, que fue reconocida como Estado independiente por el Kremlin.
Osetia del Sur
Esta región caucásica georgiana linda al norte con la república rusa de Osetia del Norte. Independiente «de facto» de Tiblisi desde 1992, Osetia del Sur fue el detonante del la guerra de Georgia de agosto de 2008. Entonces, el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, lanzó una operación para recuperar el control de la región secesionista que fue rápidamente repelido por el Ejército ruso, que defiende desde entonces la república. Como Abjasia, solo Moscú, Nicaragua, Venezuela y algunas islas del pacífico reconocen la independencia de Osetia del Sur.
Nagorno Karabaj
Otro de los conflictos de la antigua URSS es Nagorno Karabaj, una región con un 80% de población armenia que fue anexionado por la vecina Azerbaiyán en 1921. La declaración de independencia de Nagorno en 1991 desencadenó un conflicto armado que costó la vida a 35.000 personas y forzó a desplazarse a otras 650.000. El enclave se ha convertido en motivo de enfrentamiento entre Armenia, que aspira a la anexión de Nagorno, y Azerbaiyán, que promete conceder a la región una amplia autonomía dentro de su Estado. A duras penas, la OSCE logró un alto el fuego entre las partes en 1994. Mientras, Nagorno se va revelando como un pequeño, pero prospero Estado, con una economía mixta que saca partido de las inversiones de los armenios allí desplazados.
En septiembre de 2020 se reanudo el conflicto por el disputado enclave en unos enfrentamientos que se prolongaron durante seis semanas y dejaron 4.00 muertos. Un acuerdo de paz negociado por Rusia, firmado el 10 de noviembre, entregó varias regiones a Azerbaiyán, una parte de la propia Nagorno Karabaj y tres territorios a su alrededor. El acuerdo también prevé el despliegue de personal ruso de mantenimiento de la paz y el establecimiento de un centro de observación.
Crimea
Al mismo tiempo que Ucrania era sacudida por las protestas de Maidán, los primeros informes de “hombrecitos verdes” están llegando a la península de Crimea. En febrero de 2014, soldados enmascarados sin designación de nacionalidad en sus uniformes tomaron el control de varios edificios importantes y depusieron al Gobierno local. El nuevo régimen llama a un referéndum -considerado por Occidente como ilegítimo- para unirse a Rusia. En el verano de 2015, el entonces primer ministro de Rusia anuncia que la península de Crimea se ha convertido en una parte totalmente integrada de Rusia.
Lugansk y Donetsk
En la región de Donbás, en el sureste de Ucrania, la huida de Yanukovich provoca nuevas manifestaciones entre sectores de la población que critican las protestas del Euromaidán. Estalla la lucha y los separatistas prorrusos toman el control de grandes áreas a lo largo de la frontera con Rusia. En abril de 2014, se proclaman dos repúblicas populares independientes: la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk. Occidente acusa a Rusia de financiar y armar a los separatistas, que han estado en guerra con Ucrania desde 2014.
El presidente ruso, Vladimir Putin, da un paso más en en enfrentamiento con Ucrania al reconocer las regiones de Donetsk y Luhansk como Estados independientes el lunes 21 de de febrero. Un par de horas más tarde, la UE, Reino Unido y EE UU responden con la promesa de sanciones. Más tarde, los ministros de Asuntos Exteriores europeos acuerdan un paquete que, según el Alto Representante, Josep Borrell, dañará gravemente a Rusia. A continuación, Putin ordena al Ejército ruso que entre en las áreas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk.
✕
Accede a tu cuenta para comentar