Europa

Los liberales progresistas de D66 se imponen en Países Bajos y abren una nueva era liberal con Rob Jetten al frente

El análisis de los resultados municipales indica que el avance de los progresistas es ya irreversible

Rob Jetten, leader of the Democrats 66, D66, celebrates, one day after the general election, at the House of Representatives in The Hague, Thursday, Oct. 30, 2025. (AP Photo/Peter Dejong)
Netherlands ElectionASSOCIATED PRESSAgencia AP

Los liberales progresistas de D66 ganaron oficialmente las elecciones legislativas en Países Bajos y se preparan para encabezar el próximo gobierno con Rob Jetten, un político joven, pragmático y optimista que ha sabido canalizar el hartazgo frente a la crispación política y el discurso del miedo. Su partido se impuso con 27 escaños, uno por encima del Partido por la Libertad (PVV) del ultraderechista Geert Wilders, que tras su victoria arrolladora de 2023 sufre ahora una dura caída.

El recuento de casi la totalidad de los votos confirmó en la madrugada de este viernes lo que los sondeos a pie de urna ya anticipaban: una victoria ajustada pero decisiva para D66, que pasa de nueve a 27 escaños y logra imponerse por unos quince mil votos de diferencia. "Es un resultado histórico", dijo Jetten, visiblemente emocionado. "Tenemos una enorme responsabilidad y empezaremos de inmediato a trabajar por todos los neerlandeses".

El líder liberal, de 38 años, se convierte así en el principal aspirante a ocupar el cargo de primer ministro, algo inédito para su partido. De lograrlo, sería el jefe de Gobierno más joven en la historia del país. La segunda fuerza será el PVV, que se queda con 26 escaños frente a los 37 que obtuvo hace dos años, un desplome que marca el fin del ciclo de euforia populista que acompañó la llegada de Wilders al poder. "Países Bajos merece algo mejor que el gobierno de izquierdas que se avecina", protestó el líder ultraderechista tras conocerse el resultado provisional, aunque sus opciones de revertirlo son prácticamente nulas.

La izquierda unida de GroenLinks-PvdA, encabezada por Frans Timmermans, cae de 25 a 20 escaños y sufre uno de los reveses más severos de la jornada. Timmermans, que soñaba con convertirse en primer ministro, anunció su dimisión tras asumir la "plena responsabilidad por un resultado decepcionante". El bloque conservador del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) mejora levemente con 23 escaños y los democristianos del CDA confirman su resurgimiento con 19, después de haber tocado fondo en 2023 con solo cinco.

Un Parlamento fragmentado

El nuevo Parlamento neerlandés estará, una vez más, profundamente fragmentado y la victoria de D66 confirma un giro político hacia el centro liberal lo que obliga a recomponer por completo el tablero neerlandés. La formación de gobierno se anuncia compleja: para alcanzar los 76 escaños necesarios, Jetten necesitará al menos tres socios. Las combinaciones más comentadas incluyen una coalición con el VVD, el CDA y la izquierda verde-socialdemócrata de GroenLinks-PvdA, que sumaría 89 escaños y ofrecería cierta estabilidad institucional. Otra posibilidad, menos probable, sería un bloque de centro-derecha con VVD, CDA y los populistas de JA21, apenas con mayoría mínima.

El propio Jetten insiste en que la prioridad será "buscar acuerdos en el centro político" y evitar los extremos. "Los votantes han dejado claro que quieren cooperación y sentido común", afirmó el líder liberal, que el martes nombrará a un negociador encargado de explorar las opciones de coalición. Aunque rechaza una alianza con la ultraderecha, tampoco descarta acercamientos puntuales con los conservadores. "Este país necesita estabilidad, ambición y serenidad política", resumió. La caída de Wilders marca también el final de la efímera coalición que él mismo contribuyó a romper el pasado junio, tras once meses en el poder.

Aquella alianza de cuatro partidos, considerada la más derechista de la historia neerlandesa, estalló por desacuerdos sobre la política de asilo. El líder del PVV llegó entonces a asegurar que había cometido un error al no haber asumido él mismo la jefatura del gobierno. Ahora, tras una campaña dominada por la inseguridad, la inmigración y el coste de la vivienda, los votantes parecen haber optado por un tono menos polarizado y más pragmático. De hecho, la campaña de Jetten giró en torno a un mensaje de esperanza frente al fatalismo populista.

"Sí se puede"

"Estoy harto del negativismo", repitió durante semanas. Su lema, Het kan wel ("Sí se puede"), evocó inevitablemente el "Yes we can" de Barack Obama. En sus actos, el candidato prometió construir diez nuevas ciudades para aliviar la escasez de vivienda, rehabilitar los viejos edificios, garantizar guarderías gratuitas y reforzar las ayudas sociales. En materia migratoria, endureció su discurso para frenar la fuga de votantes hacia la derecha, pero sin renunciar a la defensa de un sistema humanitario europeo. Jetten representa una nueva generación de líderes liberales.

Nacido en Uden, hijo de una familia de clase media, estudió Derecho administrativo en Nimega y comenzó su carrera política en el consejo municipal de esa ciudad. En los últimos años, ha sido ministro de Energía y Clima, una cartera desde la que impulsó ambiciosas medidas de transición verde. Afable, metódico y con una notable capacidad comunicativa, ha sabido proyectar una imagen de cercanía y confianza.

Está prometido con el deportista argentino Nico Keenan, jugador de hockey en La Haya, y vive desde hace dos años en la capital. Los Países Bajos cierran así un ciclo de inestabilidad que comenzó con la dimisión del gobierno de Mark Rutte y continuó con el efímero experimento de Wilders. Lo que viene ahora es incierto. Rob Jetten promete moderación, aunque la historia reciente demuestra que en la política neerlandesa nada se consolida demasiado pronto.