Madrileños

«Los Dragones de Cuera hubieran sido un filón en Hollywood»

Abogado, aficionado al tiro con arco y lector voraz, Mariano Gómez aborda en su última novela la figura épica de las tropas de élite españolas en el salvaje Oeste del siglo XVIII

Mariano Gómez, autor madrileño, en su refugio de la sierra abulense en Navalperal de Pinares, a un paso de Madrid
Mariano Gómez, autor madrileño, en su refugio de la sierra abulense en Navalperal de Pinares, a un paso de MadridANTONIO QUINTERO LA RAZÓN

Nacido en el barrio de Salamanca y chamberilero de adopción, Mariano Gómez (1960) suele andar enfrascado en alguna historia a la que dar forma, quizá con raíz en la infancia al amparo de su abuelo Luis, su gran referente. «Entre las muchas cosas que tengo que agradecerle figura el veneno que me inoculó por la lectura, el ansia de curiosidad y la costumbre de informarme de todo cuanto me interesa», cuenta estos días en que apura el momento de dar a conocer su último libro.

La mayor parte del bagaje literario que acumula viene de aquel universo que el nieto hizo propio. «Él tenía un despacho, que hoy es el mío, completamente lleno de libros, en el que no dejaba entrar a nadie más que a mí. Yo leía lo que me daba la gana: novela histórica, satánica, clásicos... Era feliz», recuerda.

La vida le desvió después por diversos caminos. Ejerció como abogado «muchos años» y montó en la calle Amaniel una tienda de tiro y caza con arco «que era única en España». Más tarde estuvo en la recepción de un hotel «para salir adelante mientras trabajaba en traducción audiovisual», pero solo fueron atajos para desembocar en lo que desde hace años es su mayor entrega por vocación, que incluye el paso por un taller de literatura creativa a cargo de Tomás García Yebra, a su vez autor veterano, conectados ambos por pueblos abulenses íntimamente ligados por cercanía y tradición, fuente de inspiración para los dos: Navalperal de Pinares y Las Navas del Marqués. «Me puse a escribir quizá demasiado tarde, pero las cosas son así», afirma.

Una vez aplicado a la tarea es evidente su predilección por la novela histórica, «un territorio» en el que dice encontrarse «a gusto», y que marca su recorrido. «Estás encorsetado por el debido respeto a los hechos; aunque también tienes la facilidad de saber cómo va a acabar el asunto y puedes hacer danzar a tus personajes con cierta seguridad», razona.

Ayuda a la plena dedicación un alto laboral forzado por la carestía de oportunidades. «Tengo todo el tiempo del mundo para dedicarme a inquietudes que siempre han sido culturales, y con el inmenso abanico que abren las nuevas tecnologías se pueden tocar muchos palos: el podcast siempre me gustó, porque siempre me ha interesado mucho la radio. Y hay un proyecto que pondré en marcha para Youtube», explica sobre otra de sus aficiones, aparte de estar preparándose «para locución y doblaje».

Mariano comenzó su etapa literaria con «Jinetes en la niebla» (2018), ambientado en la batalla de Somosierra en 1808 –«la única que dirige Napoleón en persona en suelo español»–, y tocó después la novela negra en dos entregas: «Zulú» (2020) y «Canción de Crimea» (2022), ciclo que cierra «Prosa canalla», con textos de su blog La Salamandra.

Portada de "Comanchería"
Portada de "Comanchería"JERRY ZAMORAASMODEUS

Ahora presenta «Comanchería», basado en la figura de los Dragones de Cuera, los soldados españoles que recorrieron la frontera oeste norteamericana antes que los vaqueros y la caballería estadounidense. El autor se topó con estos mimbres buscando documentación para otra novela y se dispuso a «reparar una injusticia histórica con su memoria».

«Cuando los yanquis llegan, a uña de caballo y con el Séptimo de Caballería, hace doscientos años que los indios hablan español, y hay una sociedad mestiza perfectamente integrada que vive en paz y orden», asegura, «gracias al imperio español y, en gran medida, a sus tropas de élite», que visten la cuera –abrigo sin mangas que es su seña de identidad–.

«A través de la vida imaginaria de uno de estos valientes», la obra narra la campaña de los Dragones de Cuera contra el caudillo comanche Cuerno Verde, dirigidos por Juan Bautista de Anza, «fundador de la misión de San Francisco, origen de la ciudad del mismo nombre, figura reconocidísima en Estados Unidos, con un día propio, infinidad de museos y una ruta nacional como solo los norteamericanos conservan sus monumentos. Es tremendamente lastimoso que en España no se tenga noticia», deplora el escritor. «Si esto fuera Hollywood tendríamos material para miles de películas; para ellos, que de una guerra que perdieron como la de Vietnam mira todo lo que han hecho, hubiera sido un filón inagotable».

Este libro es una vez más del imaginario sello Asmodeus, porque Mariano ha optado por la autoedición y posterior venta en Amazon, y cuenta con portada e ilustraciones «gentileza» de Jerry Zamora, pintor, escenógrafo y director artístico de «Malinche», trabajo por el que ha recibido el Premio Nacional de Teatro Musical. El prólogo lo ha escrito Paco Álvarez, historiador y divulgador cultural de la Roma antigua, «con varios amenos y rigurosos ensayos sobre Roma y su poderoso influjo en nuestra actual sociedad occidental». Otro amigo que será maestro de ceremonias en la puesta de largo en Madrid, el próximo 15 de marzo en Espacio Ardemans.

Del Madrid de los Austrias a Rosales «asomado a la sierra»

Mariano adora su tierra, «esa ciudad perfectamente impía, ajena y alegre», y no es raro encontrarle paseando por alguno de sus rincones más peculiares, como la Plaza de la Ópera, la Plaza Mayor o Las Vistillas, que «aúnan tradición histórica y saber popular a partes iguales». Prefiere el Madrid de los Austrias «para el tapeo clásico», aunque «para el paseo relajado le encanta, curiosamente, la zona de Arturo Soria»; le atrae el «discreto señorío del barrio y sus amplias avenidas de grandes árboles, sus calles llenas de silencio». No es muy de cocido, «por muy de La Bola, de Malacatín o de Lhardy que sea, por muchos vuelcos que lleve», pero «sí de un buen bocadillo de calamares –más bien de voladores, vaya– o de unas tajaditas de bacalao en Casa Labra». O de «aperitivo mañanero en las terrazas y bares de la calle Pintor Rosales, bien asomado a la sierra de Madrid desde lo alto del hermoso Parque del Oeste».