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Nace el mayor "testeo" para poner a prueba el reciclaje de ropa a escala real

Un proyecto piloto en el que participan cinco países, entre ellos España, saca del laboratorio a la calle técnicas pioneras que podrían reducir el residuo textil es un 80%, según Aimplas

Una prueba a escala real en España saca innovaciones de reciclaje textil del laboratorio a la calle
Una prueba a escala real en España saca innovaciones de reciclaje textil del laboratorio a la calleFreepik

La circularidad se ha convertido en la gran esperanza de la moda, una industria que produce ropa a un ritmo frenético y la desecha con la misma rapidez, sin tiempo ni capacidad para digerirla. Cada año se confeccionan 100.000 millones de prendas en el mundo y, según cifras del último informe elaborado por la Global Fashion Agenda, 92 millones de toneladas textiles acaban abarrotando los vertederos. Un problema que ni el reciclaje ni la segunda mano son capaces de mitigar –pues solo el 13% acaba reciclándose–. Tampoco la máxima de «comprar menos y mejor».

La solución pasa por desafiar la forma lineal en la que se fabrican las prendas y nos relacionamos con ellas, repensando todos los elementos de la cadena, para promover un uso racional de los recursos, alargar la vida de las prendas y convertir eso que ahora llamamos desperdicio en un nuevo material útil. ¿Demasiado ambicioso? Digamos que implementarlo no es fácil, pero tampoco una utopía.

Al contrario: en España, ya es una exigencia legal. La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular prohíbe expresamente la destrucción de excedentes textiles no vendidos. Además, establece que a partir de enero de 2025, estos restos deben tener establecido un sistema de reciclaje, reutilización o valorización. Para ello se deberán desarrollar Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). Eso implica que todas las empresas productoras de textil son ya responsables de la gestión de los residuos que generan.

En este contexto de urgencia normativa y ambiental, Aimplas, el Instituto Tecnológico del Plástico, se posiciona como uno de los actores clave de la transformación en el país. Lo hace a través de proyectos punteros como «tExtended», una iniciativa financiada por la Unión Europea, para demostrar que la circularidad textil es técnica y económicamente viable. En su segunda fase, se testeará en un entorno real, en el que participarán tanto la ciudadanía como la industria. ¿El objetivo? Mostrar su potencial de reducir los residuos textiles un 80%.

«Este enfoque integral permitirá a Aimplas avanzar significativamente en la sostenibilidad de los materiales textiles y plásticos», afirma la entidad. Moviendo soluciones innovadoras para el reciclaje fuera del laboratorio. Creemos que éstas fortalecerán la competitividad y la resiliencia a través de la sostenibilidad y la digitalización, al mismo tiempo que generarán nuevos negocios», afirma Nacho Montesinos, investigador de Reciclaje Químico en Aimplas.

Reciclaje químico en el laboratorio Aimplas
Reciclaje químico en el laboratorio AimplasAimplas

Para lograrlo, trabajan con tecnologías de vanguardia: sensores ópticos, cámaras RGB e hiperespectrales permiten identificar y clasificar textiles según su composición. Además, el instituto desarrollará métodos electrostáticos y triboeléctricos para separar partes no textiles –cremalleras, etiquetas, botones–, así como técnicas de clasificación por aire para diferenciar tipos de prendas. Todo, a escala piloto, como anticipo de una posible industrialización.

La innovación no se detiene ahí. Aimplas investiga también la disolución de PVC en residuos textiles, con el objetivo de facilitar la separación de materiales para su posterior reciclado. En paralelo, avanza en el reciclaje químico de espumas de poliuretano, un material omnipresente en la moda (desde suelas hasta acolchados), para recuperar polioles reutilizables en nuevas formulaciones. Estas soluciones buscan cerrar el círculo del residuo, transformando lo que antes era un problema logístico y ambiental en una materia prima.

Pero el proyecto tExtended no se limita a los laboratorios. Durará cuatro años y su impacto se extiende a entornos urbanos mediante un demostrador que operará a escala real en países europeos, incluidos España, Francia, Portugal, Suiza y Finlandia. A través de la participación ciudadana –acciones de preclasificación, devolución de textiles usados y talleres– se busca no solo validar las tecnologías, sino también crear una nueva cultura del uso y reuso textil.

En paralelo, Aimplas ha impulsado el proyecto «Innorap», centrado en la creación de modelos de SCRAP, para textiles y redes de pesca. Este trabajo, en el caso de los textiles, ha contribuido a la creación de Re-Viste, un SCRAP nacional impulsado por grandes fabricantes del sector textil y del calzado. Todo esto marca una dirección clara: el textil del futuro no se quemará ni se enterrará. Se rediseñará, se separará y se regenerará. Porque la verdadera revolución textil empieza mucho antes de que la prenda llegue al armario.