Psicología

Marián Rojas Estapé, psiquiatra, sobre cómo afrontar la vuelta de vacaciones: “Los grandes cambios comienzan con…”

La especialista da las claves para mantener un clima sano y progresivo al volver a la rutina con la llegada de septiembre con el fin de alcanzar todo lo que uno se propone

La psiquiatra Marián Rojas.
La psiquiatra Marián Rojas.@marianrojasestape

El final del verano marca el inicio de una etapa que para muchos resulta cuesta arriba. La vuelta a la rutina después de las vacaciones se convierte en un reto tanto emocional como psicológico. El contraste entre el descanso y la exigencia del día a día genera una sensación de agotamiento anticipado que no siempre se expresa de forma evidente. La falta de motivación, la irritabilidad y una leve tristeza son síntomas comunes de este periodo de transición en el que la mente intenta ajustarse a un ritmo que ya no se siente natural. Sin embargo, es importante ser conscientes de la durabilidad de este pensamiento e ir acotándolo poco a poco.

De esta manera, expertos en salud mental coinciden en que la clave está en reconocer este cambio como parte de un proceso. Asumirlo con conciencia permite enfrentarlo sin dramatismos y con mayor serenidad. Volver a la rutina no tiene por qué ser sinónimo de presión inmediata. La adaptación debe ser progresiva y realista, respetando los tiempos del cuerpo y la mente. Reorganizar prioridades, mantener espacios de descanso y aceptar que el ritmo vacacional no puede mantenerse son pasos esenciales para retomar las obligaciones sin comprometer el bienestar personal.

Marian Rojas Estapé, psiquiatra reconocida mundialmente por su poder orador, expone en sus redes sociales los factores determinantes a considerar para pasar este mal trago y conseguir llegar a todas las metas que uno se pone en el camino. En ocasiones, la relación entre expectativas y realidad confronta directamente con lo que tenemos delante de nuestros ojos. Es así como, implementar en la rutina pequeños hábitos que te acerquen a aquello que ansías también pueden servir como escudo ante la depresión postvacacional. Septiembre es una época de cambio para muchos, por ende, el control de una buena salud mental es indispensable.

Los grandes cambios comienzan con pequeños gestos

La experta en bienestar emocional compara la vuelta al trabajo tras las vacaciones con el inicio del curso. "Con la vuelta a la rutina es fácil llenarse de propósitos: comer mejor, hacer más deporte, leer más, dormir mejor… El nuevo curso siempre trae siempre nuevas metas, y está bien trabajar en ellas", afirma en su última publicación. Este periodo se asemeja al comienzo del año en enero, cuando, con vistas a mejorar el transcurso vital, llenamos de propósitos el horizonte sin saber con certeza si los vamos a cumplir. "Hacer listas puede ayudarnos a enfocarnos, pero también puede generar agotamiento y frustración si intentamos cambiar todo de golpe", incide para resaltar el efecto rebote que puede tener este impacto.

Nuestra mente ha de ser consciente de los cambios que vendrán, del mismo modo que de aquello que se deja atrás. Es así como estas modificaciones abruptas de rutina, sobre todo si nos encontramos en el periodo de transición a la jornada laboral. "La clave está en empezar con objetivos realistas: elegir una o dos metas concretas y alcanzables, e ir sumando pequeños hábitos que se mantengan en el tiempo", sostiene Estapé. Por tanto, la clave es la progresión en el tiempo para que estas variaciones se mantengan y generen un bien común constante a largo plazo.

La salud mental y el síndrome postvacacional

El control de las emociones es crucial para alcanzar los objetivos propuestos y, para ello, también han de ser contemplados en el nuevo calendario. Los hábitos antes mencionados contribuyen a la fijación de nuevas ideas que sustituyan a las viejas, dejando atrás la tristeza que deja el fin de las vacaciones. "No se trata de transformar tu vida en una semana, sino de avanzar poco a poco hacia una vida más equilibrada, consciente y que de verdad te llene", expresa. Como conclusión, el cambio se solventa con el dominio de los mismos. "Los grandes cambios siempre comienzan con gestos pequeños", concluye.