
Reino Unido
El nuevo objetivo de los ladrones en Reino Unido: las estaciones de carga de vehículos eléctricos bajo amenaza
El robo de cables de carga se dispara en todo el país, con más de 200 incidentes registrados y consecuencias económicas y de seguridad cada vez más graves

Más de un millón de personas conducen actualmente un vehículo eléctrico en el Reino Unido, y se estima que para 2030 esa cifra podría alcanzar los 11 millones. Sin embargo, esta transición hacia una movilidad más sostenible enfrenta un nuevo obstáculo: el robo sistemático de cables de carga en estaciones públicas.
Los vehículos eléctricos, antes considerados un lujo, ahora están disponibles por menos de 23.000 euros, y casi todas las marcas ofrecen modelos eléctricos. Pero mientras su adopción crece, también lo hace el interés de los delincuentes, que han comenzado a atacar puntos de carga para extraer una pieza codiciada: el cobre de los cables.
Aunque cada cable contiene apenas 23 euros en cobre como chatarra, el costo de reparar un punto de carga dañado puede superar los 1.150 euros, según operadores como InstaVolt. En total, más de 200 casos de robo y vandalismo han sido registrados por unas 30 fuerzas policiales desde 2022, siendo South Yorkshire y Nottinghamshire las zonas más afectadas.
El fenómeno recuerda al auge del robo de catalizadores, que dejó casi 100.000 víctimas entre 2019 y 2022. En este caso, los ladrones se arriesgan aún más: cortar un cable de alta tensión puede ser mortal. En marzo, un hombre fue sorprendido en Wednesbury intentando serrar un cable en una estación de servicio, poniendo en riesgo su vida por apenas 17 euros en cobre.
Vicky Reid, directora ejecutiva de ChargeUK, advirtió que este tipo de delitos representa una de las mayores amenazas para la expansión de la red de carga eléctrica. “El robo de cables se ha convertido rápidamente en uno de los problemas más urgentes que enfrenta el sector”, afirmó, señalando que afecta directamente a los conductores y ralentiza la electrificación nacional.
Para hacer frente a esta amenaza, los operadores están adoptando tecnologías de protección, como el sistema CableGuard, que refuerza los cables y permite su seguimiento mediante cámaras con inteligencia artificial y patrullas de seguridad. Además, empresas como Pando Electric en EE.UU. han desarrollado puntos de carga flexibles, que permiten reemplazar cables dañados sin interrumpir el servicio.
El director ejecutivo de InstaVolt, Delvin Lane, confirmó que el robo de cables ya forma parte del crimen organizado, y que se necesita una respuesta coordinada entre la industria, las fuerzas del orden y el Ministerio del Interior para frenar esta tendencia.
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