Viajes
Siete ciudades fantasma para sobrevivir el Apocalipsis
Enfermedades, accidentes nucleares, maldiciones y guerras llevan al abandono total de localidades enteras. Lo que fueron junglas de asfalto y hormigón tornan lentamente en paisajes apocalípticos, misteriosos aunque cargados de belleza olvidada.
Bolama, Guinea Bissau
La que fuera capital de la colonia portuguesa en Guinea Bissau es ahora una pequeña isla sembrada por hermosos edificios coloniales abandonados. Con la venida de su independencia en 1975, los guineanos trasladaron la capital a Bissau, en el África continental, para centralizar la administración y el comercio. Ahora quedan en Bolama apenas mil habitantes, diseminados en pequeños poblados a lo largo de la isla. El Palacio de Justicia portugués, las antiguas aduanas del puerto y decenas de edificios administrativos se mantienen en el equilibrio de las ruinas, mientras los animales domésticos que pululan por la zona y la naturaleza amenazan con devorarlos lentamente.
Varosha, Chipre
Durante la década de los setenta, este distrito de la ciudad de Famagusta fue un importante destino turístico, no solo para los chipriotas, sino para el mundo entero. Personalidades de la época, como Elizabeth Taylor o Richard Burton, pudieron visitarla durante sus años dorados, y todo indicaba que seguiría los pasos de Ibiza, Saint Tropez y Corfú como destino de sol y playa. La ilusión terminó cuando el ejército turco tomó la ciudad durante la invasión de Chipre, en 1974. Los habitantes de Varosha abandonaron precipitadamente la ciudad antes de los enfrentamientos por temor a una matanza, y al intentar regresar a ella, comprobaron que los turcos la habían vallado y no permitían entrar a nadie. El Consejo de las Naciones Unidas dictaminó que no estaba permitido el repoblamiento de la ciudad por nadie que no fuera su habitante original, y como los turcos no parecen dispuestos a ceder, ha seguido deshabitada desde entonces.
Centralia, Pensilvania
De la pequeña ciudad minera con poco más de 1000 habitantes, ya solo quedan 10. El proceso de abandono comenzó en 1962, cuando un incendio en un basurero se propagó a la mina de carbón abierta bajo el suelo. Pese a los intentos que se efectuaron para apagar el fuego, fue imposible, y las condiciones de salud en la localidad se volvieron insoportables. Lentamente comenzaron a abrirse grietas en el suelo y la carretera, y los accidentes que se provocaron aumentaron todavía más el malestar. Tras descubrir que había suficiente carbón en la mina como para arder durante 250 años más, el gobierno estadounidense inició un programa de reubicación y la mayoría de los habitantes aceptaron el trato. Solo diez de ellos insistieron en quedarse y todavía siguen allí, 36 años después de que los demás la abandonaran.
Prípiat, Ucrania
Probablemente sea la ciudad fantasma más conocida de la lista. Abandonada precipitadamente tras el desastre nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986, todavía no se ha levantado el veto de entrada al núcleo de la ciudad ni parece que vaya a hacerse en un futuro cercano. En los días posteriores al accidente, el gobierno soviético creó una zona de exclusión de treinta kilómetros, evacuó rápidamente Prípiat y cercó el terreno. Apenas han vuelto algunos ucranianos rebeldes o amantes del riesgo que buscan paladear la sensación radiactiva. Es una extraña ciudad, anclada en el tiempo. Todavía pueden verse estatuas y símbolos soviéticos por sus calles semiderruidas, y los años han marcado con leyendas de fantasmas y apariciones la ciudad radiactiva de Prípiat.
Bhangarh, India
Es inevitable que a las ciudades fantasmas les rodee un siniestro halo de misterio. La burda imagen de la humanidad abandonada no es habitual a los ojos del ser humano, y tampoco es común entrar durante la noche en la ciudad embrujada de Bhangarh. No es común porque el gobierno indio ha prohibido estrictamente entrar en la ciudad entre el amanecer y el atardecer, realmente por motivos paranormales. Se desconoce cuáles son, pero ya desde los primeros años de la ciudad se escuchan rumores. Cuenta la leyenda que el ambicioso sultán Bhagwant Das pidió permiso a un gurú local para edificar la ciudad, y que este le dio su aprobación con una condición: ninguno de los nuevos edificios debía dar sombra a su morada. Los años pasaron, el sultán no hizo caso al gurú y le tapó el sol con algún rico palacio. El gurú, enojado y con razón, lanzó una maldición contra la ciudad y desde entonces se sucedieron guerras y catástrofes naturales que terminaron en su abandono durante el siglo XVIII.
Kayaköy, Turquía
Las colonias griegas en los territorios de la actual Turquía datan de los años de Alejandro Magno, incluso antes. Por eso nunca extrañó a nadie que el pequeño pueblo de Kayaköy estuviera habitado por griegos, cristianos ortodoxos, desde comienzos de la Edad Media. No se mezclaban con los turcos y los turcos no les molestaban. Ni siquiera durante los primeros años del poderoso Imperio Otomano se les hizo daño alguno. Tuvo que ser más tarde, a lo largo de la Primera Guerra Mundial y la guerra greco-turca, cuando los otomanos ejecutaron, exiliaron, exportaron o torturaron a la mayoría de los habitantes del pueblo, como represalia por los ataques que Grecia llevó a cabo en el territorio turco. Al terminar las guerras se les ofreció la oportunidad de volver, pero tantos recuerdos de muerte y horror les habían quitado las ganas.
Kolmanskop, Namibia
Durante la colonización alemana de la actual Namibia, los teutones encontraron que el desierto del Namib era rico en diamantes, y rápidamente construyeron este pequeño pueblo para albergar a los mineros que lo extraían. Tuvo casino, escuela, restaurantes, hospitales, incluso una fábrica de hielo. Crecía con el paso de los años y parecía que los diamantes nunca se iban a acabar. Como era de esperar, las extracciones terminaron por agotarse y descubrieron más diamantes en nuevas zonas, así que recogieron los bártulos y abandonaron el pueblo sin pensarlo demasiado. Kolmanskop es ahora propiedad de la arena que lentamente entra por las puertas y ventanas de las casas, inundando algunas casi en su totalidad. Varias agencias de turismo organizan visitas a la ciudad fantasma pero la arena es demasiado fuerte, y la mayoría de los edificios son inaccesibles.
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