Primeras pegas del Gobierno a la reapertura del acuartelamiento de Monte la Reina

No acaba casi de anunciarse a bombo y platillo por parte del Gobierno de España la reapertura del antiguo cuartel de Monte la Reina con unidades de Artillería y Zapadores del Ejército de Tierra, cuando ya han aparecido las primeras pegas y problemas en torno a su viabilidad.

Un proyecto comprometido por Pedro Sánchez durante la campaña electoral que le llevó a La Moncloa hace más de dos años, y que ha estado olvidado toda esta legislatura hasta hace apenas un mes y medio cuando ha cogido ritmo de crucero con los 20 millones de euros de inversión previstos por el Ejecutivo de la nación.

Estas primeras pegas al proyecto las ponía encima de la mesa ayer lunes la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, durante una pregunta que le formulaba en la Cámara Alta el senador popular por Zamora, Fernando Martínez-Maíllo, en la que, además, mostraba sus dudas acerca de que el Gobierno de España se pueda gastar los 20 millones de euros que ha presupuestado para esta iniciativa “que aún no tiene siquiera proyecto para el cuartel”, advertía.

En su réplica, Casteleiro admitía que existen problemas medioambientales, y urbanísticos y de inundabilidad de los terrenos en la zona donde se prevé poner en marcha este campamento militar en la localidad zamorana de Toro, y llamaba a la colaboración de todas las administraciones para poder llevar a cabo este proyecto en el que la provincia zamorana tiene puestas muchas esperanzas por el impacto económico y de población que se estima va a generar en la zona. De hecho, se calcula que serán más de dos mil empleos los que se crearán, la mayoría procedentes de las cerca de 1.800 personas que llegarán entre militares y familiares, con un impacto en el PIB de 83 millones de euros al año.

Y pese a que ya se ha empezado a tramitar la declaración del antiguo campamento militar como zona de interés para la defensa nacional, algo que permitirá acelerar la puesta en marcha del proyecto, la secretaria de Estado reconocía también que hay otros trámites que no se pueden solucionar tan fácilmente, como es el caso de los problemas de inundación existentes en este área declarada de flujo preferente del río por la Confederación Hidrográfica del Duero, en el que, por ello, no se puede tampoco edificar.

Además, en esta zona hay encinas que habría que talar y también para esta cuestión hay que estudiar a fondo la legalidad para ver si pueden talar o no estos árboles.

Ante esta tesitura, Esperanza Casteleiro apuntaba a la posibilidad de usar los terrenos que están más al norte pero para ello, en primer lugar, deberían ser declarados de interés para la Defensa y, después, que el ayuntamiento de Toro modifique el Plan General de Ordenación Urbana además de algún permiso más por parte de la Junta de Castilla y León.

Todas estas cuestiones, admitía la secretaria de Estado, no se van a resolver en dos días y llevarán su tiempo, por lo que tampoco quería mojarse mucho más sobre este proyecto ni aventurar sobre qué unidades concretas se trasladarán allí.

Aspecto este de lo que se han quejado desde la Asociación Unificada de Miliares Españoles (AUME), a la que pertenecen unos cuatro mil militares que están asociados, que han levantado la voz, pero no contra el proyecto, sino contra la forma de actuar del Gobierno de España, por no contar con ellos y sus necesidades y demandas.

Al respecto, recuerdan que la recuperación de ese emplazamiento para uso militar no está justificada por cuestiones operativas sino por motivos de despoblación y advierte de que irán a la vía judicial si produce un traslado forzoso y no se ofrecen alicientes que permitan que haya “cierta voluntariedad” en el traslado.

También exigen que se garantice que los militares de artillería y zapadores tengan satisfechas las primeras necesidades básicas cuando cambien de destino, algo habitual entre los militares pero por otros motivos “inherentes a su trabajo” y por cuestiones de operatividad y no como es el caso de Monte la Reina que es por tema demográfico y de repoblación.

Y alertan en la asociación de la inquietud y zozobra que el anuncio de la reapertura del cuartel ha provocado entre las unidades de artillería y zapadores, que desconocen el asunto, y están pensando que les puede tocar a ellas.